El líder histórico del Bloqueo Nacionalista Gallego (BNG), Xosé Manuel Beiras (Santiago de Compostela, 1936), es amante del vino de Oporto. Tanto que incluso se para a explicar la historia de esta bebida mientras enciende un pitillo antes de empezar esta entrevista con El Món donde analiza la situación de su patria, Galicia. Desde su casa, en una pequeña aldea próxima a Santiago, se muestra tajante a la hora de criticar al Estado español y su “farsa” de democracia. Pone especial énfasis en “el esperpento” de las acusaciones de terrorismo en el caso de Tsunami Democrático y en la oportunidad histórica que tiene Galicia de expulsar al PP de la Xunta, desde donde “gobierna para hacer daño al país”. En esta entrevista, el catedrático explica los motivos que le llevaron a crear Anova, una escisión del BNG que apostó por unir fuerzas con la izquierda estatal, y el posterior reencuentro con el partido de su vida para afrontar el momento “crítico” que vive el país en la actualidad.
Buena parte del electorado del BNG esperaba con ansia una imagen como la que se vio hace unas semanas: la reconciliación con Anova. ¿Por qué se ha producido justo ahora?
No se trata de una reconciliación, porque no hay que reconciliar nada, simplemente hacemos frente a una situación crítica. Es absolutamente crítica porque este es un país, una nación y un pueblo que está en proceso de extinción. A diferencia de Euskal Herria y los Països Catalans, o como mínimo el Principado, nosotros además de ser una nación sin estado somos una colonia interior del Estado. La sintomatología es diferente en este sentido. Nos convertimos en una colonia a partir del siglo XVI y ahora se ha agravado la situación. El expolio de recursos naturales, la deslocalización de las grandes empresas, el ataque absoluto a nuestros sistemas, la degradación del medio ambiente, las políticas perniciosas sobre el idioma, los ataques a la cultura y a la condición trabajadora lo demuestran. Un país que está en regresión demográfica porque, además de reducirse la población, las generaciones jóvenes más formadas se marchan, está en una situación muy peligrosa. Además el PP utiliza las instituciones para lo contrario de lo que nacieron: para activar los intereses de los grandes grupos, de la plutocracia y de la banca que se apoderan de todo cueste lo que cueste. Un ejemplo es la energía eólica: aquí no nos enteramos de nada porque son los grandes grupos los que deciden donde establecen molinos, normalmente en terrenos donde no se puede construir porque están protegidos, y qué se hace con la energía.
»» Llegado a esta situación el BNG y Anova concluimos que la única posibilidad que había era intentar revertir el proceso. Y por eso hacía falta, a corto plazo, una ampliación de los apoyos al BNG por parte de otros grupos. Grupos que incluyen Anova, que hicimos el esfuerzo el 2012 por transcender la frontera porque considerábamos que los ejemplos de Euskadi y Cataluña nos mostraban que ni la vía de los vascos con la revuelta armada y después con la democracia, ni el proceso cívico y democrático de Cataluña habían conseguido sus objetivos. Creíamos que sin la alianza con fuerzas del Estado que asumieran la pluralidad era muy complicado romper la tenaza que hacen los poderes del Estado. El problema es que Unidas Podemos nos falló. Ante esto, hemos optado por dar al BNG nuestro apoyo incondicional, sin pedir nada a cambio, para estas elecciones y para abrir un proceso de colaboración para redimensionar el espacio del nacionalismo gallego y reformar su diseño. Esto ha dado lugar a un documento donde expresamos la voluntad de colaborar en esta tarea y el apoyo incondicional al BNG en estas elecciones.
¿El documento evidencia que hace falta un diálogo para acabar de superar las tensiones de la época en la cual apostó por la alianza con la izquierda española?
En vez de estar en una situación en que por parte del BNG había una actitud de no aceptar la estrategia de Anova, que fue un éxito extraordinario a pesar de que después se frustró, hemos pasado al reconocimiento de que nuestros principios básicos y objetivos son comunes y, por lo tanto, no tenemos que mirar el pasado. Tenemos que poner las necesidades de nuestro país por delante de cualquier otra cosa. Esto ya lo hicimos durante las elecciones al Congreso, cuando dimos apoyo al BNG.

¿Por qué el BNG no se sumó a la estrategia de aliarse con Unidas Podemos?
Nos tenemos que remontar al año 2012, cuando Anova nació, ante la incomprensión del BNG durante la asamblea de Amio de enero. Allí reclamamos la recuperación del proyecto estratégico fundacional, que estaba muy aparcado. El BNG estaba demasiado metido en la política del día a día, en el marco autonómico, cuando en realidad nació como proyecto de liberación nacional que transciende la Constitución y el régimen de la restauración borbónica. Muy espontáneamente se abrieron convocatorias en todo el país y nacieron grupos como el nuestro. El día de la patria, el 25 de julio, lancé una propuesta de un frente amplio que alcanzara las fuerzas nacionalistas, que son todas de izquierdas porque aquí no tenemos derecha nacionalista a diferencia de Cataluña, que a tiene Junts, y con las fuerzas de ámbito estatal que asumieran la realidad plurinacional del Estado.
»» En aquel momento estábamos en plena depresión por la crisis financiera del 2008 y teníamos que tener en cuenta que el nacionalismo progresista, en realidad todos los nacionalismos emancipadores, se mueve por dos coordenadas. Una es el eje izquierda-derecha y el otro, la convicción nacional. A veces una de las dos coordenadas domina sobre la otra y durante la crisis, para nosotros, la contradicción izquierda derecha era la fundamental, la que más preocupaba a la gente. El éxito fue rotundo, la gente se volcó y superamos al BNG. Ellos no lo aceptaron porque seguían considerando que el único eje a tener en cuenta era el otro y fuera del espacio nacionalista no valía hacer alianzas si no era con fuerzas también nacionalistas de Cataluña y Euskadi. Los hechos demostraron que un segmento muy importante de la población asumía la identidad nacional de Galicia, pero no era nacionalista porque daba más importancia a las políticas de izquierda. Esto el BNG no lo quiso entender, pero ahora lo que tenemos que hacer es no dar más vueltas al año 2012 y centrarnos en la situación actual, en la que atacan nuestra identidad nacional.
»» Además, lo que está pasando con la utilización del Proceso catalán, que fue escrupulosamente democrático, para crear una fobia anticatalana es una lección para todos. Llega hasta el esperpento de la amnistía. Hay un sistema de alienación tan brutal que la gente no ve que durante la Transición se amnistió fundamentalmente a genocidas y ahora se quejan por amnistiar personas que solo utilizaron su derecho a votar en un referéndum que no tendría que estar prohibido en ningún país democrático y que ahora están siendo procesadas por terrorismo. Es terrorífico. Teóricamente, tenemos un Estado democrático, pero el poder judicial no hace más que torpedear iniciativas que salen de las Cortes. ¿Y por qué esta fobia a los catalanes y, en cambio, no se hace nada contra el agujero negro de Madrid, donde Ayuso es la culpable de más muertos de ancianos en tres meses que víctimas de terrorismo en toda Europa? Significa que estamos en un manicomio.
¿Cree que el tiempo le ha dado la razón en la alianza con Podemos?
No, el tiempo no le ha dado la razón a nadie, solo a los que creemos que además de ser una nación sin estado somos una colonia. Los síndromes coloniales lo cambian todo. No se puede comparar la sintomatología del comportamiento cívico e ideológico de la ciudadanía catalana, sea de derechas o de izquierdas, con lo que pasa en Galicia. Recomiendo leer el clásico de Albert Memmi
¿Estas elecciones son una oportunidad para arrancar la costra?
Está claro, pero falta saber qué pasará. Aquí no se pueden hacer vaticinios como en las elecciones francesas. Las encuestas siempre dan sorpresas después. No recuerdo ningún proceso electoral en Galicia donde las encuestas hayan acertado. La democracia representativa dice que los ciudadanos son soberanos y que el voto es libre y secreto. Esto es mentira en Galicia. En la Galicia rural los caciques que controlan saben qué vota cada ciudadano y las extorsiones son constantes. También llevan a la gente a votar y se fijan en qué vota cada cual. Hay gente que ha tenido que coger la papeleta del PP que le han dado y en el último instante, sin que nadie lo viera, cambiarla por la del BNG que llevaban escondida en el bolsillo. En Francia tienen un lugar para coger la papeleta, aquí se hace a la vista de todo el mundo. Es una farsa decir que estamos en un régimen democrático y que Galicia es una autonomía. Lo que tenemos es
Denomina al candidato del PP Primo de Rueda. ¿Se lo recuerda?
También le llamaba a Albert Rivera Primo de Rivera, porque es lo que son.
E¿l cambio de Feijóo por Rueda, que supone un debilitamiento en el liderazgo del PP, puede ser un factor clave en estas elecciones?
No lo sé, pero esto no importa. El PP con los votos hace presidente a un poste de telefonía, si hace falta. O peor aún. Rueda no es que no hable gallego, es que no habla de nada. Feijóo tampoco. Es un escándalo para un país que se llama europeo tener un candidato a presidente que mete la pata cada día, que demuestra su ignorancia supina siempre que puede. No sabe ni quien forma parte de las Cortes, habla del grupo de Podemos en el Senado cuando no existe, cita un libro que dice que George Orwell escribió el 1984… Es un escándalo que alguien así sea el líder de uno de los dos partidos del bipartidismo. ¿Esto es un Estado normal? Es una república bananera, pero todavía peor, porque es una monarquía bubónica. No borbónica, bubónica como la peste.
Tiene una gran facilidad para definir al Estado español con todo tipo de juegos de palabras.
He leído mucho a Valle Inclán. En
Ha pasado un siglo y, como dice, aquí seguimos. ¿España tiene remedio?
Claro que lo tiene. La historia se repite y ahora estamos en una fase regresiva. El sistema en el mundo está en un periodo de contrarrevolución sistemática y de caos sistémico por la pérdida de hegemonía de los Estados Unidos y por el hecho de que nadie los haya sustituido. Estamos en plena contrarrevolución que va contra los derechos de las personas trabajadoras y contra la democracia. Que un hombre supuestamente moderado como Enric Juliana haya hecho un discurso de amenaza sobre que se pueda considerar terrorismo cualquier acto de rebeldía cívica ya lo deja claro. Aun así, tiene remedio porque habrá un estallido social. La historia lo dice. ¿Quién pronosticaba la revolución soviética dos años antes? ¿Quién pronosticaba la revolución mexicana que, además, no protagonizó la clase obrera? Las revoluciones no avisan antes y acabará habiendo una aquí. Lo que no sé es cual será el desenlace y a mi edad es difícil que lo vea.
»» El proceso de la rebelión cívica del 2016 fue esperanzador, fue el momento cuando la gente se dio cuenta de que los partidos no les representaban, ni siquiera los de izquierda. Entonces se organizaron por su cuenta, como pasó en Galicia con el movimiento Nunca Máis, que fue pionero a pesar de que desde el centro no se fijaron mucho porque tienen unos prismáticos que no les dejan mirar hacia el oeste. Yo lo dije en el Parlamento, “

Ha vivido muchos momentos clave al frente del BNG. ¿Me podría decir tres que considere importantes, más allá de los momentos icónicos como el zapatazo a Fraga?
Eso fue una escenografía, nada más. Lo más importante, además de la repercusión internacional que tuvo, puesto que fue portada en el
»» Pero esto no es el momento importante, el primer momento clave fue la fundación del PSG el 1963. El segundo, la firma de un documento conjunto entre la UPG y el PSG el 1969, donde se establecieron criterios comunes que hicieron avanzar al nacionalismo durante los siguientes años. El tercero serían las elecciones del 1977, porque fueron un fraude y el PSG fue el único partido que rompió con el PSOE. Añadiré dos más: la fundación del BNG y, por último, el momento en el que el BNG gobernó, a finales de los 90, en cinco de las siete ciudades más grandes de Galicia y Camilo Nogueira obtuvo un escaño en las elecciones europeas yendo solo y en una circunscripción única que era todo el Estado. Simultáneamente, se produjo la reedición del famoso Galeusca -Galicia, Euskadi, Cataluña- que se había creado durante la República y que después se organizó en el exilio durante los años 40.
Desde Cataluña se sigue con mucha atención la evolución del galleguismo y se percibe que tiene una matriz diferente al nacionalismo catalán. ¿Comparte esta idea? ¿Ha sido siempre así o ha habido un cambio de orientación recientemente?
Es cierto y siempre ha sido así. Después de la República, cuando se reorganizó en la clandestinidad, el nacionalismo gallego, igual que el catalán y el vasco, lo hace siguiendo el modelo de partidos europeos occidentales. Pero del desenlace de la crisis de la Transición, que fue terrible para el nacionalismo, se vio que el nacionalismo gallego era únicamente de izquierdas. Nunca hubo nacionalismo de derechas, porque la burguesía estaba colonizada. Esto continúa. La burguesía empresarial gallega es diferente a la catalana, que puede ser de derechas, pero asume la identidad cultural de Cataluña. Aquí no pasa porque somos una colonia y, por lo tanto, no sirve el modelo catalán ni el vasco. El BNG ha funcionado porque se ha adaptado a las características sociológicas, socioculturales y sociopolíticas de un país que es atípico porque es una colonia interna. En los años 90, mis colegas nacionalistas de Cataluña, especialmente Carod-Rovira, decían que tenían que montar un tipo de BNG en Cataluña. Yo les decía que era imposible, porque es otra sociedad. El modelo BNG no es exportable. El más parecido es EH Bildu, pero tampoco es igual.
A pesar de estas diferencias entre Galicia, Cataluña y Euskadi, ¿tiene sentido que los nacionalismos compartan estrategias o iniciativas?
Claro que tenemos que colaborar. Tenemos que poner una pica en el corazón del Estado, en las Cortes, e intentar buscar la manera de tener cómplices. El régimen actual está podrido, hay un proceso de descomposición brutal y el objetivo tiene que ser ponerle fin. Mientras siga siendo una monarquía como es y tenga un diseño como el actual no podremos resolver el problema. La mayor parte de los títulos de la Constitución ni siquiera están vigentes. Este proceso de descomposición no es reversible. El año 2017, antes del referéndum catalán, pronuncié una conferencia donde decía que en Cataluña o bien la presión civil lo haría estallar todo y arrastraría a las instituciones o, si no, las instituciones ahogarían esta rebelión cívica y tendríamos un proceso análogo a un totalitarismo de facto. Desafortunadamente estamos en esta fase. En Galicia ahora tenemos una oportunidad de echar a quién está utilizando los poderes contra el país, pero esto no lo resolverá todo.