Mañana intensa en la comisión de investigación del Congreso sobre la operación Cataluña. A las once de la mañana, ha comenzado la comparecencia -muy esperada- del expresidente del gobierno español, Mariano Rajoy. Su declaración era esperada porque bajo su mandato se registraron los años de plomo del operativo policial y político contra el proceso soberanista. De hecho, los miembros de su máxima confianza se involucraron a fondo en el operativo, como su jefe de gabinete, Jorge Moragas, la entonces ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, o el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez así como el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Pero Rajoy ha hecho de Rajoy.
Rajoy ha utilizado su primera intervención para quitarse las pulgas de encima y aprovechar para cargar sobre los líderes independentistas. «No tengo ningún conocimiento de la existencia de la llamada Operación Cataluña, ¡ninguno!«, ha exclamado. Para añadir que sí conoce «las actuaciones llevadas a cabo por dirigentes políticos de Cataluña muy calificados que llevaron a aplicar el 155 y la condena de los tribunales«.
En esta línea ha presumido de la mayoría conseguida en el Senado por haber arrebatado las competencias de la Generalitat. Asimismo, ha recordado la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el caso Josep Costa y Eusebi Campdepadrós, que respaldaba las actuaciones del Tribunal Constitucional cuando impidió el debate de las mociones sobre la monarquía y el derecho de autodeterminación en el Parlamento. «El TEDH ratifica todo lo que hizo el Tribunal Constitucional», ha asegurado. «No conozco ninguna actuación parapolicial, pero sí que conozco actuaciones vulnerando la ley y la Constitución por algunos gobernantes y dirigentes políticos», ha concluido. Rajoy ha asegurado que siempre estuvo a favor del diálogo.

Rajoy, al ataque
El expresidente del gobierno español se las ha tenido con la portavoz de Podemos, Ione Belarra, que le ha reprochado que «tomara por tontos» a los portavoces. De hecho, lo ha acusado de mentir. Una imputación de la cual Rajoy ha salido replicando que «si sabe que miento, ¿por qué me cita a la comisión?». Asimismo, no ha querido responder a la pregunta sobre los «tontos» para «no generar un mal ambiente». Belarra ha cargado contra las investigaciones que se hicieron contra su formación y sus liderazgos. Uno de los puntos fuertes ha sido cuando le ha interrogado sobre si conoce quién es «M.Rajoy», el acrónimo de los «papeles de Bárcenas» en los libros de contabilidad B del PP. También ha debilitado su posición cuando le han presionado sobre las reuniones y encuentros con Mauricio Casals, presidente de La Razón, o el periodista Antonio Farreras.
En el turno de EH Bildu, Jon Iñarritu, no ha perdido la persistencia a pesar de la presión ambiental de los diputados del PP. A raíz del interrogatorio de Iñarritu, Rajoy ha reconocido que la estrategia sobre Cataluña la llevaba él y su equipo de Moncloa así como la vicepresidenta Soraya Saenz de Santamaria. Rajoy ha reconocido reuniones privadas con Artur Mas y el presidente Carles Puigdemont, y ha querido enfatizar los encuentros con Alfredo Pérez Rubalcaba, un aviso a navegantes dirigido al PSOE. Rajoy ha evitado el embate para aislarse de las acciones más turbias de su gobierno.
Bronca con Junts y ERC
Siguiendo este hilo, Rajoy ya enumerado un montón de causas abiertas por corrupción en Cataluña para justificar los atestados que se abrieron contra dirigentes catalanes. En este contexto, también ha negado la existencia de una brigada política, porque «si dominaban la policía» cómo es que detuvieron a «Eduardo Zaplana, el caso Gürtel, el caso Pedro Gómez, o el caso Nazarí», mencionando operaciones relacionadas con la corrupción del PP. También ha tenido que salir al ataque ante las cuestiones de Josep Pagès, portavoz de Junts, cuando le ha preguntado por Jorge Moragas, su jefe de gabinete que presionó a Victòria Álvarez, excompañera de escuela, para que denunciara supuestas irregularidades de la familia Pujol Ferrusola.
También a preguntas del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha insistido en hablar de Andorra, y así lo ha hecho saber a todos los portavoces que quería hablar de ello. Rajoy ha negado amenazas a Andorra y tener nada que ver con el cierre de Banco de Madrid porque fue trabajo de los reguladores bancarios y ha restado importancia a la querella andorrana. Rufián se las ha tenido con Rajoy con puntos cómicos, como cuando le ha recordado la figura de Judas Iscariote, en relación al tuit que profirió el líder republicano el 26 de octubre cuando Carles Puigdemont apuntó la convocatoria de elecciones, y las famosas «155 monedas de plata».
La parte más tensa ha sido con el portavoz del PSOE, Manuel Arribas, que ha presionado a Rajoy y le ha reprochado diversos documentos que lo implicarían con las tareas de la policía patriótica. Rajoy se ha desahogado tildando al socialista de «mentiroso» y «de injuriarlo». Arribas no se ha amedrentado y ha provocado que Rajoy tirara del hilo de los «siete votos»- en referencia a los diputados de Junts- para sostener que la comisión es el precio que debe pagar un gobierno «humillado» por los independentistas.


