Medio millón de euros, el doble de lo que pedía Javier de la Rosa para atacar los Pujol. Este es el importe que reclamó a la policía patriótica el financiero argentino-irlandés Gustavo Shanahan. Un exsocio de Jordi Pujol Ferrusola, tan indignado con
La operación Shanahan fue larga, entretenida y, como en los otros casos de la
“¿De qué Pujol se trata?»
Es 10 de septiembre del 2013. Justo un día antes de la Vía Catalana de la Fiesta, la movilización que consistió a hacer una cadena humana gigantesca que atravesaba todo el país para reclamar la independencia. Villarejo recibe una llamada y el interlocutor pregunta por el «doctor Estévez». Le ha pasado el contacto un periodista que ha estado escribiendo un reportaje sobre los negocios de Jordi Pujol Ferrusola en Argentina, al puerto de la ciudad de Rosario. Villarejo va directo a barraca y bien pronto le pregunta por la posible «colaboración». Shanahan, una vez hechas las presentaciones, le comenta que “J.P” ha sido socio suyo. Villarejo le pide que le aclare si es Jordi Pujol padre o hijo, detalle que rápidamente aclara Shanahan: se trata del
Como tarjeta de presentación que considera que le confiere fiabilidad, Shanahan relata que era su responsable financiero y que administraba los fondos que el primogénito de los Pujol Ferrusola enviaba en Argentina por el negocio del puerto de Rosario. Incluso, asegura que tiene registros de los paraísos fiscales donde tenía cuentas corrientes. A partir de aquí, Shanahan admite que tiene una “situación económica difícil” y que el puerto de Rosario ha entrado en quiebra. De aquí que su colaboración tiene una doble intención, revengarse de Jordi Pujol Ferrusola y “hacer un poco de negocio con su información”.

“Matar Pujol con una bomba atómica”
Shanahan no está por romances y asegura al comisario que quiere matar Pujol Ferrusola “no con una bala del 22, sino con una bomba atómica”. Así empieza a apuntar nombres de sociedades que tenía y lugares donde podría tener fondos en el extranjero y se ofrece a «atestiguar en España en las causas que se le abren». “Yo querría prestar colaboración en la medida que represente un negocio para mí”, enfatiza Shanahan. Aun así, reconoce que él “querría encarcelarlo con sus manos”.
El precio y la “linda fiesta”
Shanahan empieza a conversar de manera genérica sobre la relación de Pujol Ferrusola con Abengoa, con la empresa de juego de los Suqué, Inverama y con el Andbank de Andorra entre otros. “Tengo para hacer una
Villarejo aseguró que la operación no se podía hacer «underground»
Shanahan voz que quizás se ha pasado con el precio, admite que quizás es «una salvajada», pero, avisa que la información no será trueque. «Quizás no vale medio millón, pero tampoco 50.000 euros», alerta. Villarejo le razona que hace el caso Pujol está judicializado y que se lo recompensará «adecuadamente», que está «reglado» por la ley española y que quizás habrá alguna figura de protección, como, por ejemplo, de testigo protegido. Villarejo le admite que es interesante el que explica, le recomienda que le enseñe las pruebas para poder evaluar. Y, sobre todo, se pone exquisito, le insiste en que las pruebas hay que ratificarlas con su testigo ante el juez y le asegura que la operación no se puede hacer «underground». Shanahan dice que no hay ningún problema.
Villarejo le pide unos días y una «reflexión» sobre la cantidad que pide, los 500.000 euros. Shanahan replica que si bien el precio es alto, puerta incorporado su testigo. Villarejo le recuerda que en España está en crisis. «Yo sé cómo está de fondo la administración de justicia», matiza. Ahora bien, se compromete a evaluar la información y a «recomendar la cifra más alta» posible para compensar la «información valiosa» que asegura tener. Quedan para una próxima reunión. Será el 13 de octubre. Continuará.