Tamara Falcó e Íñigo Onieva han empezado en Sudáfrica un viaje de boda que durará un mes y que los llevará a todos los continentes. Después de una boda multitudinaria y muy mediática, el matrimonio ya piensa en el siguiente paso: los hijos. La revista
La hija de Isabel Preysler es muy creyente, así que quiere que los niños lleguen «cuando Dios quiera»: «Confío mucho en él«, ha dicho. Por si la fe no es suficiente, también ha recurrido a un método que habría seguido una amiga próxima a ella: «Desde hace varios meses, estoy con un método natural que se llama

Tamara Falcó no quiere someterse a ningún tratamiento de fertilidad contrario a las ideas de la Iglesia
Lo que más le habría gustado de esta técnica es que no manipula los embriones en el laboratorio, un tipo de fecundación in vitro no permitida por la iglesia más cerrada. De hecho, dice que no quiere oír a hablar de congelar óvulos o de ningún otro de estos métodos de fecundación asistida: «No me quiero ver en esta tesitura, primero iremos por la vía natural porque por eso me he preocupado de tener el cuerpo sano. Si después tenemos problemas, ya veremos».
Todavía no han publicado ninguna fotografía del viaje de boda, un hermetismo que sorprende teniendo en cuenta que los dos son muy activos en las redes sociales. Podría ser que parte del dinero que han cobrado de la revista sea para tener la exclusiva de esta parte, también. Esta semana se ha publicado la segunda parte del reportaje de la boda, así que será la próxima semana cuando saldremos de dudas y veremos si esta desconexión del móvil es por amor o por dinero.