Tenso primer debate, y quizás único, entre los dos grandes candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, Kamala Harris y Donald Trump. Todo hace pensar que a pesar de que no ha habido un claro ganador, quien sale mejor es la candidata demócrata y vicepresidenta, que ha conseguido poner a la defensiva el expresidente y candidato republicano. La estrategia de Harris ha sido simple y efectiva, atacar los grandes puntos débiles de Trump, su ego y las condenas recientes, entre otros. Además, la vicepresidenta también ha cargado contra el expresidente de los EE. UU. para «dividir» el país «utilizando la raza» y ha pedido el voto a los republicanos prometiendo mejoras para la clase media. «La fortaleza de un líder es elevar las personas, no hundirlas», ha sentenciado la demócrata durante el debate. Mientras Harris defendía «poner la gente por ante», unir el país y aportar un plan económico, Trump solo ha atizado el discurso xenófobo contra los inmigrantes, poniéndose a la defensiva por los reproches de la demócrata. Con todo, el optimismo de Harris se ha impuesto al discurso del odio de Trump.

«Donald Trump fue despedido por 81 millones de personas. Tiene dificultades para procesar que los ciudadanos lo despidieron», ha afirmado la vicepresidenta de los EE. UU. sobre el expresidente, que perdió el poder en las últimas elecciones. En este sentido, lo ha acusado de anteponer sus intereses personales a los de los ciudadanos. Por eso, Harris, de 59 años, ha continuado insistiendo a prometer una «nueva generación» de liderazgo «optimista» que una los ciudadanos y genere «oportunidades económicas» para una sociedad preocupada por el alta inflación.

A su vez, el magnate de 78 años se ha dedicado a atacar constantemente a Harris, cuestionando, entre otros, su papel dentro de la administración Biden: «Todo son propuestas muy guapas, pero ¿por qué no las ha implementado todavía?». «Ella es Biden», ha remachado. También ha vuelto a tildar de «marxista» a Harris y ha avisado que si ella gana, los EE. UU. se convertirán en una «Venezuela con esteroides».

Los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, Kamala Harris y Donald Trump, durante el debate electoral / ABC - Zuma Press - ContactoPhoto
Los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, Kamala Harris y Donald Trump, durante el debate electoral / ABC – Zuma Press – ContactoPhoto

Trump intensifica los ataques a los migrantes

Uno de los temas estrella de Trump durante las últimas dos campañas electoral ha sido la cuestión migratoria —especialmente la latinoamericana— y en esta ocasión no ha sido una excepción. A lo largo de todo el debate, el magnate ha intentado arrastrar el debate hacia la migración y ha culpado los inmigrantes del «declive» en los EE. UU. «La nación americana se está muriendo», ha advertido. Tanto es así que incluso se ha hecho eco sobre una noticia falsa esparcida a través redes sociales en el cual se afirma que migrantes haitianos están «comiéndose» a las mascotas de los residentes de Springfield (Ohio). «Millones de personas llegan a nuestro país procedentes de prisiones, de instituciones mentales y manicomios. Se están apoderando de las ciudades. (…). En Springfield, se están comiendo los perros, la gente que entró, se está comiendo los gatos, se está comiendo las mascotas de la gente», ha afirmado Trump. Después de esto, los periodistas que moderaban el debate han corregido y desmentido las palabras el expresidente citando a las autoridades de Springfield, quienes han informado sobre la falta de «informaciones creíbles» sobre este tema.

Estabilidad internacional contra acción desmesurada

Uno de los temas estrella en los debates por la presidencia de los EE. UU. es la política exterior y esta ocasión no ha sido una excepción. Por un lado, Harris ha prometido «estabilidad» y cuidar los aliados de los EE. UU., como Ucrania. En cambio, Trump ha apostado para marcar una agenda profundamente intervencionista con, por ejemplo, «negociar un acuerdo» que acabe con la invasión rusa de Ucrania. Cuestionado por su reputación entre los líderes mundiales, Trump ha resaltado su buena relación con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que es «uno de los hombres más respetados», según el magnate norteamericano. En cuanto al conflicto a Gaza, Harris ha defendido que se tiene que poner fin «inmediatamente» en la guerra. «Hace falta un alto el fuego y la liberación de los rehenes», ha dicho.

Aborto

En los últimos años, el aborto también se ha convertido en un tema clave y Harris ha aprovechado para hacer bandera. «Ni Trump ni ningún gobierno le pueden decir a las mujeres qué tienen que hacer con sus cuerpos», ha denunciado la vicepresidenta, que defiende la protección del derecho al aborto. Aun así, no ha concretado si permitiría algún tipo de restricción a la interrupción inducida del embarazo.

El republicano, por su parte, ha reafirmado que no prohibirá el aborto a escala federal, pero está dispuesto a dar vía libre en los estados para hacerlo. Harris le ha recriminado que nombrara tres jueces del Tribunal Supremo con la «intención» de revertir la doctrina marcada por la sentencia Roe vs. Wade que protegía el aborto de restricciones estatales excesivas.

Encuestas igualadas que se descoyuntarán en los estados bisagra

Hay que apuntar que Harris y Trump han llegado al primer debate entre los dos con unas encuestas extremadamente igualadas. Por un lado, Harris ya no tiene sin la ventaja que le daban las encuestas en agosto, cuando el entusiasmo de los demócratas con el arranque deprisa y corriendo de la campaña la impulsó a los sondeos por ante Trump con más de tres puntos de margen. En los últimos días el republicano ha recuperado terreno y ahora las encuestas lo sitúan a menos distancia de la demócrata.

Según la media de encuestas publicada este mismo martes por la CNN, Harris se mantiene por ante 49% a 48%. Ahora bien, el último sondeo de ‘The New York Times’ publicado domingo incluso pronosticaba una victoria de Trump 48% en 47%. Cómo es habitual en las elecciones estadounidenses, la elección se decidirá en los conocidos como «estados bisagra». Actualmente, Harris lidera en Wisconsin y Michigan, mientras el republicano va con ventaja en Georgia y Arizona. En Pensilvania, Carolina del Norte y Nevada la competición continúa muy igualada.

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