El pasado 23 de diciembre de 2023, el Ayuntamiento de Alcarràs, la Diputación de Lleida y la Generalitat anunciaron un acuerdo para comprar la casa que fue de la familia del expresidente Francesc Macià, Hace falta Macià – Casa Vallmanya, pero en el acuerdo faltaba el visto bueno de una figura imprescindible para materializarlo. El del propietario del complejo de edificaciones, que se opone a vender la casa hasta que no se concreten las contrapartidas que pide, que son la construcción de un campo cerrado para evitar que los conejos echen a perder los cultivos de maíz y poder ampliar un almacén agrícola que se le quemó el verano pasado. «Cuando se anunció el acuerdo solo se habían intercambiado mensajes positivos con el propietario, que después empieza a pedir contrapartidas porque considera que tiene una posición de fuerza», lamenta Ferran Dalmau, portavoz de la plataforma Salvem Cal Macià, que exige al consistorio la expropiación de la casa. «Fan aquel acuerdo público, pero allí no se firma nada», sentencia. Dalmau relata, en conversación con El Món, que «las últimas cuatro veces que el Ayuntamiento ha intentado hablar con el propietario, ahora ya a través de los abogados, este se los da plantón» y lamenta que la situación «está bloqueada». «La cosa está complicada, es como una casa que tiene una maldición y no te acabas de salir nunca», concluye.
Llegados a este punto, la plataforma ha reclamado al consistorio que inicie los trámites para expropiar la casa y pone dos aspectos en consideración. El primero es que Casa Vallmanya está catalogada como Bien Cultural de Interés Local (BCIL) y, tal como establece la Ley de Patrimonio Cultural Catalán, el consistorio tiene la obligación de hacer preservar el bien catalogado e instar a su propietario a reparar los desperfectos que presenta o hacerlo él de forma subsidiaria y pasarle después la factura a este. «Esto no lo ha hecho el Ayuntamiento a lo largo de los años ni tampoco el actual», denuncia. Y en segundo término, la reciente apertura del expediente de catalogación de Casa Vallmanya como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) conlleva que la casa disfrute ya de la misma protección que si se hubiera acabado el proceso de declaración como BCIN. Y, esto, ya establece que se puede iniciar la vía administrativa de la expropiación. Es decir, con la apertura del expediente, la ley mujer la potestad al Ayuntamiento de Alcarràs para que incorpore el elemento protegido a su patrimonio como bien público. «Ahora ya tiene la herramienta y el único que tiene que hacer es activar el procedimiento de la expropiación».
A pesar de que duda de las opciones de llegar a un acuerdo entre las partes implicadas, Dalmau argumenta que «si se inicia el trámite de la expropiación, el propietario verá más igualadas las posiciones, y quizás entra en razón, y no se tendrá que acabar expropiando la propiedad porque se llegará a un acuerdo», puesto que cuando se expropía un bien, el valor «queda muy reducido» y este sería inferior a los 120.000 euros que tenía que cobrar. En el acuerdo las administraciones se comprometieron a respetar el acuerdo logrado hace cinco años entre el Ayuntamiento, entonces gobernado por Esquerra Republicana, y la propiedad de la casa. El portavoz de la plataforma cree que la expropiación lo tiene que ejecutar el consistorio porque la casa tiene que ser «propiedad municipal» para poder cobrar las subvenciones que tiene comprometidas con la Generalitat y la Diputación y estipuladas en el acuerdo. Este establece que, mediante un convenio, el Departamento de Cultura y la Diputación de Lleida se comprometen «a aportar en el Ayuntamiento de Alcarràs 920.000 euros, divididos a partes iguales entre el Departamento y la Diputación, para que el ayuntamiento efectúe la compra de la finca, y porque esta se restaure y señalice como lugar de memoria».
Llueve en casa vuestra? Pues a Vallmanya (Alcarràs) también. Recordáis, pero, que a la residencia del presidente Francesc Macià en Alcarràs le falta medio tejado y que esto acelera el derrumbe. Alguien piensa hacer nada @AjAlcarras y @cultura_cat? pic.twitter.com/p1tzoppsuu
— #SalvemCasaVallmanya (@SalvemCalMacia) April 29, 2024
El consistorio evita dar detalles sobre el estado de las negociaciones a la espera de una nueva reunión
El alcalde de Alcarràs, Gerard Companys (Junts), por su parte, contactado por este diario, ha delegado la respuesta en los servicios de comunicación del Ayuntamiento, que no han querido hacer ninguna aclaración sobro en qué estado se encuentran las negociaciones que llevan a cabo con el actual propietario. «Estamos esperando a hacer una nueva reunión con el propietario y no avanzaremos nada más hasta que no se celebre», apuntan fuentes oficiales del consistorio, que se limiten a circunscribir la presencia de abogado a las reuniones a las «cuestiones jurídicas» que se tienen que analizar en «cualquier proceso compraventa». En este sentido, dejan claro que el asunto no está en vías judiciales.
Sobre el expediente abierto para catalogar como BCIN la Casa Vallmanya, las mismas fuentes reconocen que esto «te abre otras puertas como la vía de la expropiación», pero remarcan que la expropiación puede ir a cargo del Ayuntamiento o de la Generalitat. Aun así, afirman que esta vía no está sobre la mesa porque están centrados en las negociaciones, y no quieren fijar una «fecha tope» porque consideran que «esto sería una traba» a las conversaciones con el propietario, que es quien, según ellos, tiene la paella por el mango «y tiene que decidir si quiere vender o no». «Se ha retomado la negociación, y cuando tengamos algo avance lo comunicaremos», concluyen las fuentes oficiales del Ayuntamiento consultadas.

Los episodios de lluvia de esta primavera malmeten todavía más la casa
Las conversaciones están encalladas desde hace seis meses, pero el acuerdo no puede esperar más porque el deterioro de la casa se ha acelerado en casa de los episodios de lluvia que ha habido esta primavera. Una agua que han mejorado la situación de sequía que vive Cataluña, sobre todo en las cuencas internas, pero que, en este caso concreto, ha malogrado todavía más el estado de conservación de Cal Macià. «Hemos contado nueve episodios de lluvias desde que se anunció el acuerdo», resume Ferran Dalmau, que resume así la situación de la casa: «el que queda derecho, se aguanta de milagro». Nueve episodios de lluvia en seis meses que no se habían producido en tres años, y esto ha acelerado todavía más el deterioro de la casa. Se ha abierto un nuevo agujero en el tejado, el que había es todavía más grande y ha cedido dos vigas.





