«Todo empieza y mira como acaba, dando vueltas a las cosas como no me esperaba». Con este verso arranca Mira com acaba, uno de los temas que conforma el EP de Andana, un joven grupo de reggae maresmenc, Easy Go. Una canción que es un gran reflejo de la explosión musical del Maresme, porque todo empezó un buen día y ha acabado cómo ha acabado. Por ahora, artistas como The Tyets o la Mushkaa, los dos marismeños, forman parte del star-system musical de Cataluña y llenan cada concierto con miles de personas que se desviven por sus canciones. Una repentina exposición mediática que ha situado el Maresme en el Olimpo de la música en catalán, pero que tiene unas raíces mucho más profundas. La nueva hornada de artistas catalanes abandera el género conocido como ‘música urbana’, una categorización que engloba las baterías del reggaeton combinadas con unas letras frescas, festivas, pero que también esconden, en algunos casos, un punto político. La primera «semilla» de esta nueva hornada, pero, todavía lejos del género urbano, la plantó Ebri Knight.

La banda nacida en 2003 en Argentona (Maresme) llevó el folk-punk en catalán, con letras penetrantes y reivindicativas, a todos los escenarios de Cataluña. «El gran impacto que tuvo Ebri Knight en el Maresme y en Cataluña en general fijó las primeras raíces de la nueva oleada de músicos», argumenta en conversación con El Món Miguel Zamarripa, productor de conciertos en directo, organizador de festivales y mánager de bandas musicales, como 31 FAM, que fue «testigo directo» de las primeras pasas de esta nueva escena catalana. Después de la explosión de este grupo de Argentona nació El Veïnat a mediados de la década de los 2000, una banda originario de Vilassar de Mar que revolucionó la escena marismeña al ritmo de sonidos jamaicanos -desde el reggae hasta el ska. La «segunda semilla» que plantó El Veïnat empezó a crear «raíz» e inspiro a otros grupos, como A trenc d’alba o Skapada, de los cuales han bebido los artistas de la nueva hornada: desde Andén, pasando por Boom Boom Fighters, hasta llegar a The Tyets, que se consolidaron a la escena musical catalana en 2019 con la canción RRHH: «Nos hemos inspirado desde siempre con los grandes referentes del Maresme», explica Àlex Garcia, cantante y cara visible de Andana, que acaban de publicar su último trabajo de estudio Glow Up, el cual empezaron a elaborar después de la pandemia a causa de la cancelación de la suya gira.


De la cultura ‘sound’ y las fiestas mayores a los grandes escenarios

Todos estos grupos de música empezaron su carrera musical en pequeños escenarios, llenando las salas de los casales jóvenes y centros cívicos, como el casal de barrio de las Esmandies de Mataró -donde Ebri Knight hizo su primer espectáculo en directo-, y jugando con los sonidos en sound systems -los acontecimientos de baile tradicionales de Jamaica que unen DJ e ingenieros de sonido. «Empezamos cuando solo teníamos 15 años [año 2016], todavía no habíamos ni configurado Andana como lo conocemos hoy en día, pero ya nos movíamos por los sounds del Maresme», relata Garcia. Una situación muy similar a la que expresa Sergi Camps, más conocido como Yung Rovelló, un joven marismeño que se ha convertido en una de las grandes promesas de la escena urbana catalana y que se consolidó en 2021 con la publicación de su último disco Cordura Y Arrebato, a pesar de que en estos momentos está preparando un nuevo trabajo de estudio. «Empecé a tantear con el rape en las plazas improvisando y después haciendo ‘batallas de gallos’ [nombre con que se conoce los duelos de improvisación]», explica el artista originario de Calella.

Según relatan, el ambiente que se crea en los sounds y las plazas entre artistas, con el añadido de haberse criado en un entorno muy similar y, incluso, haber compartido instituto o escuela de música, generó una escena marismeña muy «unida»: «Siempre ha estado bastante habitual colaborar entre grupos, sea con canciones o sea con músicos que tocan en otras bandas», apunta Yung Robellón. De hecho, esta colaboración de la cual hablan se puede ver claramente en piezas musicales como Negrillas, de Yung Robellón y The Tyets publicada en 2020, Pull Up, una unión de Andén y Boom Boom Fighters que, todo y publicada en 2021, forma parte de su último trabajo de estudio, o el disco Animalari Urbà, en qué unieron fuerzas grandes exponentes de Cataluña para crear un disco conjunto producido por el dúo conformado por Oriol de Ramon y Xavier Coca (The Tyets), entre otros. Ahora bien, cada vez es menos frecuente -a pesar de que todavía hay- ver colaboraciones entre grupos más emergentes del Maresme y artistas ya consolidados.

Imagen del artista calellenc Yung Robellón arriba de un escenario / Cedida, Yung Robellón

Esta pequeña escena, que se forjó en las plazas y las calles marismeñas, también se ha acabado trasladando a los grandes escenarios del territorio, especialmente por las «fiestas mayores». Escenarios como el de la Garrinada -conocida como la «fiesta más cerda del Maresme» que se celebra en Argentona del 4 al 6 de agosto- o el de Las Santas, la fiesta mayor de Mataró que se celebra la última semana de julio en honor a Santa Juliana y Santa Semproniana, patronas de la ciudad, y considerada una de las más importantes de Cataluña: «El Maresme es el que es, y con una mínima exposición ya podías llegar a tocar a Las Santas. Esto nos ha ayudado mucho a ganar peso dentro de la escena», argumenta Yung Robellón. En este sentido, Miguel Zamarripa asegura que uno de los factores que ha catapultado la nueva hornada marismeña es la «buena calidad» técnica y de infraestructuras que dispone el Maresme como territorio, puesto que esto permite a los artistas «ganar experiencia» más deprisa que en otras ciudades o comarcas, como por ejemplo Barcelona: «Las fiestas mayores del Maresme tienen mejores condiciones técnicas que las fiestas de barrio de Barcelona», argumenta.

Ahora bien, los mismos artistas consultados por este diario también aseguran que no siempre ha estado fácil poder llegar a grandes escenarios dentro del Maresme: «Los ayuntamientos son bastante ariscos en la hora de apostar por la cultura, y esto hace perder mucho talento», lamenta Àlex Garcia. De hecho, es por este motivo que muchos grupos marismeños, como Andana, se han acabado desplazando hasta Girona -en la hora de hacer conciertos- para hacer crecer todavía más su proyecto musical: «La proximidad con Girona y su tradición musical lo ha convertido en uno de los ejes principales de la música en Cataluña», apunta Yung Rovelló.

El Maresme, un territorio con identidad musical y política propia

Otro de los factores que ha construido la escena musical marismeña es la fuerte «identidad política» del territorio: «El Maresme es una entidad en sí», asevera Miguel Zamarripa. Para el productor y organizador de acontecimientos, la presencia de un «tejido político y asociativo» ha generado el auge de una nueva hornada de artistas que, en estos momentos, ya se han convertido en «nuevos referentes» para los futuros músicos del territorio. De hecho, Yung Rovelló asegura que gran parte de sus ‘bolos’ han sido en escenarios de ayuntamientos «independentistas» que coinciden con el discurso de sus canciones -un mensaje reivindicativo y con una línea política muy marcada.

Las canciones, pero, no solo reflejan ideología, sino que también plasman el espíritu del Maresme. En este sentido, el rapero de Calella defiende que «hay diferencias» internas dentro del territorio: «No es el mismo ser del Baix Maresme que del alto. La proximidad con Barcelona o Girona crea dos corrientes sociales diferentes. No es lo mismo criarse en Vilassar que en Sant Pol de Mar», asevera. Ahora bien, independientemente del pueblo o ciudad natal de cada artista, muchas de las canciones plasman sentimientos muy similares, como las noches a la discoteca Clap -uno de los locales de referencia de Mataró.

Más allá de artistas como Yung Rovelló o Andana, en los últimos años también han aparecido ejemplos como Baya Baye -un rapero de Montgat que irrumpió a la escena hace poco más de dos años- que relata su vida como campesino y viticultor. Estos artistas todavía no han llegado a los grandes festivales como el Cruce, donde este año sí que actúan The Tyets, pero sí que se han afianzado dentro del circuito marismeño. «Es muy bonito ver todos estos grupos que empezaron hace unos años y ahora se han consolidado al circuito catalán», celebra Zamarripa, que considera que «continuarán saliendo» nuevas hornadas de músicos. El Maresme, pues, ha sido la cuna de una nueva generación de artistas, algunos de los cuales ya se han convertido en auténticos referentes de la música en catalán.

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