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¿Por qué lo han hecho esto? Twitter se ha llenado de decenas de comentarios negativos por este tema y Marc Ribas ha querido defenderse en un directo que ha preparado en su perfil de Instagram minutos después de la finalización. Ha sido él quien ha explicado qué había detrás: «Sí que se grabó la parte en la que comíamos los postres, pero el programa había quedado muy largo y había muy contenido. Teníamos que recortar de alguna banda y consideramos que mejor recortar de aquí que de otro momento».

El Espai Gastronòmic Ona, con comida de fusión y unos postres inexistentes
Dejando de banda esta decisión controvertida, pasamos a analizar cómo ha sido cada propuesta. Las primeras en mostrar su oferta han sido la propietaria y jefe de sala del Espai Gastronòmic Ona, en el Port de la Selva, donde se muestra una cocina diferente a la que se ofrece por la zona. Ellas no tienen la típica tapa, las hacen más bien con fusión otras cocinas del mundo. Los rivales han aplaudido la decoración del espacio, un minimalismo que relacionan con una frescura joven: «Tiene un tono de Barcelona, más urbanita… no se respira el mar», han lamentado. En cuanto a la cocina, creen que es «correcta» porque tiene un buen horno, la tienen limpia y es «muy funcional» aunque han visto pocos fogones.
Aquí no tienen el típico producto de la zona, lo que ha dado alas a un contrincante a pedir una
Aquí ha habido un momento muy divertido cuando han servido un plato de carpaccio de pulpo con trufa de la que salía un montón de humo. A Marc Ribas ha hecho mucha gracia: «Parece que estés en Jamaica ahora. Hace viajar, y tanto», decía antes de ponerse a cantar.

La mejor puntuación del Espai Gastronòmic Ona se lo ha llevado la cocina con un 8,5, seguido del servicio con un 7,5 de media. ¿El peor? La comida y el precio con un 6,5 respectivamente. La nota final, un 7,2 a falta de saber que ha opinado Marc Ribas.
Garbet’s, la mejor comida en un espacio rústico y familiar
Los propietarios del Garbet’s forman una pareja consolidada que se encarga de este local en Vilajuïga que bebe de todo lo que ha aprendido el chef del trabajo de sus padres. Su hijo también les ayuda, lo que convierte esta en una apuesta muy familiar. Este es un lugar de mar «rústico y de estética marinera» que congloba diferentes espacios en uno. Han aplaudido mucho todos los fogones que hay en la cocina, una cocina cómoda y muy espaciosa. Aquí el hijo, que hace de camarero, se ha quedado en blanco y lo ha pasado mal: «Estoy más nervioso que en un examen».
Han criticado que tengan pez de piscifactoría y que solo pudieran ofrecer los sepionets de Cap de Creus: «Es lo único que tenemos de aquí», ha reconocido la propietaria. Mercè, una de las rivales, ha pedido unos quesos y el presentador le ha criticado que haya pedido este plato cuando esto no los permite cocinar. Todos aplauden la textura y el sabor de los platos, con unanimidad. Hay una de las concursantes de la Ona, Berta, que lamentan que sus caracoles a la llauna no tengan sofrito, cuando esta receta no en lleva nunca. La misma acabaría protagonizando otro error cuando ha confundido unos fideos de arroz con unas «patatas chungas» y curiosas de comer. Todo el rato aplaudían los contrastes y el producto, todo «fantástico».
En cuanto a las notas, castigan que el espacio sea caótico. Acaban con un 7,4 de media gracias al servicio, calificado con un 8,5, y los 8 que ha recibido la comida y el precio. La peor nota ha estado para el espacio con un 6.
Barko destaca por su producto de proximidad
Finalmente ha sido el turno de Joan González y Mercè Garriga, dos restauradores de familia de pescadores que presumen de tener un producto de proximidad «fantástico» y que han estado comparando todo con su cocina «increíble». Están especializados en el pescado a la brasa que cocinan en Barko, un local de Llançà. Les han acabado acusando de ser quienes más juegan para favorecerse a ellos mismos.
Lo primero que han soltado los rivales es que sea un local pequeño y que no tenga una fachada atractiva, puesto que se ve todo dejado y es un poco claustrofóbico. Han considerado que la cocina era muy pequeña y hace difícil trabajar en ella, además. Ella ha dicho que tiene un obrador en su casa y que hace allí los postres, pero los parece extraño… además de ser un poco ilegal. Teniendo en cuenta que han sido muy exigentes en la hora de criticar los rivales, todos los otros han llegado con ganas de excelencia y el resultado ha acabado siendo decepcionante.

Cuando les han servido los platos, de hecho, todos han callado a la vez y el presentador les ha dicho que el silencio ha demostrado que estaban decepcionados. No les gusta la cocción y tampoco la mezcla de ingredientes: «Si no hubieran ido con la actitud que han ido seguramente habríamos venido sin tantas expectativas y habríamos valorado mucho más el que hacen. Ha estado un poco chof«. Han encontrado producto de kilómetro cero, pero no les ha gustado la manera de trabajarlo. Tampoco ha gustado la pinta de los postres. Aquí el realizador se ha coronado al colocar música de suspenso y miedo mientras se les veía comerlos.
Los propietarios han acusado a los otros de estar jugando, puesto que creen que en los otros restaurantes estuvieron callados y que ahora «han aprendido»: «Están jugando muy fuerte y yo no me lo esperaba», ha dicho ella. Efectivamente, les han criticado el espacio pequeño y la comida, dos aspectos en que han acabado con un 5 de puntuación mediana. Lo que mejor resultado ha tenido ha sido el precio, con un 7,5, puesto que se lo esperaban más alto. La cocina solo ha conseguido un 5,5; así que el resultado mediano ha estado de un 5,9 y se colocan en última posición.
La confrontación final, tensa y con pocos argumentos
En cuanto a la confrontación final, las representantes de Ona se han mostrado contentas porque creen que es justa. La chef dice que la sorprende la nota de la comida, un 6,5, porque sabe que tuvieron errores pero cree que se merecían más. Los han explicado que, principalmente, fue por decir que tienen una gamba de calidad que en realidad no tienen aunque la publiciten: «Hemos tenido problemas económicos este invierno y solo tenemos esta gamba temporalmente. Reconozco este error, pero creo que parte de vuestra mala nota es porque no habéis entendido el concepto de nuestra cocina». Ante las puntuaciones de los rivales del Garbet’s, dicen que se han sorprendido «un poco» porque creen que han ido a puntuar bajo. El otro no se ha explicado bien: «Me estáis juzgando más cosas porque os falta conocimiento».
A los de Garbet’ los han puesto un 4 en el espacio las chicas de Ona: «Era un poco caótico del restaurante y os habéis arriesgado mucho», dice. La propietaria se ha quedado de piedra porque considera que no se lo merecían. De todas maneras, han sido los mejores puntuados.
Mercè y Joan del Barko han estado últimos y no los ha gustado ver esta nota: «No nos lo esperábamos. Creo que me han puntuado bajo mi servicio. Creo que habéis ido a jugar y que tenéis envidia. Habéis ido a sacaros el rival más fuerte de encima. Hay muchas cosas de las cuales decís que no tenéis razón. Nosotros hemos jugado nuestra estrategia y no nos ha salido bien». Después de las notas de Marc, se ha confirmado que el ganador ha sido el restaurante Garbet’s.
En cuanto a la audiencia, TV3 vuelve a triunfar gracias a este concurso gastronómico. En esta ocasión, han obtenido un buenísimo 22,6% de cuota que demuestra que continúa gustando mucho.