Caer en una trampa es posible y cualquiera podría ser víctima de alguna estafa en algún momento de su vida. El problema llega cuando las personas piensan que un carácter dulce y más bien ingenuo les permitirá manipularla tanto como quieran. En el caso de Gina (Meritxell Huertas) parece que los guionistas de Com si fos ahir han decidido convertirla en el hazmerreír de un grupo de amigos y compañeros de trabajo más preocupados por tener la espalda cubierta que por aceptar que han dejado sorda a una persona. Lo que había comenzado como un juego de distracción entre Miquel (Eduard Farelo) y Jordi (Andrés Herrera) se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza que, como era de esperar, ha terminado estallando de la peor manera.
Gina se convierte en Carles Porta para arrojar luz sobre su accidente
¿Quién pensaría que Gina podría convertir su caso en una especie de episodio de Crims descafeinado? Las primeras semanas de la temporada no han sido fáciles para ella, sobre todo recordando que por culpa de Jordi y Miquel y su estupidez disparando una pistola de balines, ella ha perdido la audición de un oído. Después de unas semanas hecha un desastre en casa y muy molesta por su nueva situación, que ha afectado la normalidad de su día a día, decidió tomar medidas y sobre todo, investigar a los culpables.

La lista de personas que conocían lo sucedido ha ido creciendo todas estas semanas. Empar (Rosa Boladeras) presenció en directo cómo ambos amigos se pusieron a hacer el tonto con una escopeta en medio del bosque y, consciente de que no quería guardar el secreto, ha buscado todas las maneras de boicotearlos. Incluso se atrevió a hacerse amiga de Gina para contarle lo que había pasado. ¿Lo más divertido de todo? Ella no oyó la confesión porque se tapó «el oído bueno» y por el otro no escuchaba nada. ¿Casualidad, verdad?

En los últimos episodios de la serie de TV3 la tensión ha ido haciéndose cada vez más palpable. Jordi preocupado por si Gina, que ahora vuelve a ser su novia -cabe recordar que se lanzaron los trastos a la cabeza durante la primera ruptura-, descubría que era un mentiroso. Miquel mirándose el ombligo y sufriendo porque si salía a la luz que tenían contactos en el concurso público que había ganado la consultoría, todo el esfuerzo se iría al traste. Empar molesta con el mundo porque encadena problema tras problema y Noe (Elena Gadel) que solo piensa en la nueva casa que acaba de comprar. Los cuatro son cómplices del sufrimiento de Gina que ahora ha activado todas las armas de investigadora y ha decidido coaccionar a los sospechosos hasta hacerlos confesar.

Valeri inicia la venganza
Ahora bien, todos los fans de Comsi saben que Gina tiene más bien poco carácter y sola no será capaz de enfrentarse a ellos. Después de recibir un anónimo por debajo de la puerta en el que se decía que Tim, el joven a quien habían acusado del accidente, no tenía nada que ver, sus sospechas se dirigieron directamente a Jordi. Mira que ya es mala suerte salir con un hombre como él, como para que ahora se dedique a ocultar que podría ser el responsable de su sordera. En todo caso, ella ha comenzado a atar cabos y con la ayuda de Valeri, su sobrino, han puesto en marcha un plan para hacer estallar la trama. Mensajes anónimos, llamadas y cartas en el buzón de Jordi… Todo un sistema para ponerlos nerviosos y conseguir que, en un momento de pánico, Gina se los encontrara con cara de tontos en medio de la calle balbuceando excusas.

Enfadada -pero sin romper con su personaje sensible-, ha buscado las respuestas que hacía meses que necesitaba. Después de enviar un último anónimo en el que decía que estaba en la calle de la consultoría, los cuatro han bajado para encontrarse con Gina cara a cara. Ni Noe ni Empar habían disparado la escopeta, pero eso no es una excusa para no haber contado a su amiga la verdad. ¿El más perjudicado? Evidentemente, Jordi, que todavía ha tenido la desfachatez de poner cara de perro y dar pena para excusarse.

Miquel y él jugaron con las escopetas y no se sabe quién de los dos provocó el accidente, pero hay que tener poca vergüenza para volver a enredarse con Gina para controlar que no descubra quiénes son los culpables. Además, cabe tener en cuenta que querían cargarle el muerto a un adolescente. La vergüenza ni la conocen ni la han visto nunca. Parece que por fin será el final de su relación porque después de quedar ambos, Gina lo ha echado de casa en lo que parece la ruptura definitiva de una pareja abocada al fracaso.

Gina, víctima de un estafador del amor
Pero aquí no termina el historial de decepciones de Gina. No hay que irse muy lejos para recordar el último episodio en el que la engañaron completamente. La octava temporada de Com si fos ahir reunió a un par de primas que enredaron la situación más de una vez. Entre Gina y Lídia (Míriam Alamany) no había día sin alguna historia descabellada, una de las más grandes, con el estafador del amor. Un hombre consiguió seducir al mismo tiempo a través de las aplicaciones de citas a ambas mujeres. Bajo la identidad de Àlvar y Ricard, las manipuló para conseguir dinero de un lado y del otro sin levantar sospechas.

Gina por fin había conseguido superar la reciente ruptura con Jordi y había encontrado un hombre que entre cenas de lujo y viajes, le prometía el amor eterno para conseguir la señal del edificio que les había dejado en herencia la tía Matilde. Toda una historia que estuvo a punto de enviar a Lídia a Marruecos con el estafador del amor, que solo quería hacerse con su dinero para abandonarla.

Sea como sea, parece que ahora Gina ha vuelto a caer en una trampa, pero ¿conseguirá recuperarse después de saber que sus amigos la han traicionado durante semanas? Habrá que esperar para saber si actuará de forma vengativa y, sobre todo, si será la última vez que la veamos como pareja de Jordi.

