Pastora Soler tocó el cielo en el mundo de la música gracias a éxitos como Quédate conmigo, pero en diciembre de 2014 dejó a los fans congelados cuando anunció que necesitaba retirarse temporalmente de los escenarios. La culpa la tenía el pánico escénico que desarrolló, sorprendentemente, después de años cantando frente a miles de personas. Aquel no fue un momento fácil para ella, tal como describe ahora en un libro que ha escrito con la mano en el corazón y un puño en el estómago. Después de tres años tratándose, decidió que volvería a actuar y no ha sido hasta ahora que hemos conocido más detalles de aquella época tan oscura en su vida.
En Cuando se apagan las luces, aparecen las estrellas (HarperCollins), la artista trata especialmente aquel momento de sentirse en el pozo por culpa de los ataques de pánico constantes que sufría por entonces. La revista Diez Minutos ha hablado con ella sobre el tema en una entrevista que ha servido para conocer más detalles sobre el proceso de desnudarse que ha hecho en este escrito.
Reconoce que «no ha sido fácil» recopilar todos los detalles de aquella etapa y confiesa que, la parte que más le ha dolido de ponerlo por escrito, ha sido darse cuenta del sufrimiento que causó a su familia: «Los momentos traumáticos ya están superados, pero formarán parte de mí siempre«. Con este libro intenta mantenerse en alerta precisamente «para no volver allí«.

Las confesiones más duras de Pastora Soler en un libro sobre la época más oscura
Pastora Soler ha revelado, por ejemplo, que no la ayudó tener un mánager que se mofaba de ella por su peso: «Me decía que estaba gorda y que debía operarme la nariz… Ahora miro atrás y me siento orgullosa de haber luchado por el camino que yo sentía». La retirada le sirvió mucho para detenerse y reflexionar sobre todo lo que vivía y todo lo que le hacía daño. Uno de sus problemas principales en aquella época era la autoexigencia «tan brutal» que tenía consigo misma: «Ni siquiera reía porque no quería forzar la voz y esa obsesión fue aumentando, sobre todo porque se sumó el estrés deEurovisión. Acabé colapsando«.
Antes vivía obsesionada por la faceta de cantante, pero ahora no se permite hacerlo porque sabe que podría volver a acabar mal: «Ahora priorizo a la persona antes que a la cantante, vivo mi profesión de otra manera y me permito disfrutar. Ahora soy una madre que tiene un trabajo que me encanta«.
Pastora Soler es madre de dos hijas y, como tal, quiere dejarles claro que no es sano dejarse influir por la presión estética que todavía hay sobre las mujeres: «Aún no sé muy bien cómo hacerlo, pero intento darles fortaleza y educarlas con que no necesitamos ser perfectas». Sobre su vida privada, también ha hablado de la relación con Francis. La cantante lleva más de 20 años con él, con quien dice tener una confianza brutal: «Necesitas algo más que mariposas en el estómago. Nosotros no paramos, no lo hacemos todo juntos y así tenemos tiempo de echarnos de menos».

De momento, Pastora Soler se siente con fuerzas de continuar en el mundo de la música y confía en que aún le quede mucho camino por recorrer en la profesión: «La muerte de mi padre, en 2020, fue el dolor más grande de mi vida y tuve que levantarme. Profesionalmente, creo que podría superar todo. Continuaré cantando hasta que la voz me lo permita y, cuando diga basta, me iré de una manera muy natural».

