La proliferación de raves ilegales por todo el país es un quebradero de cabeza para los Mossos d’Esquadra, que tienen pocas herramientas para evitar la organización de las fiestas –normalmente se da a conocer el lugar a última hora precisamente para eludir a la policía– y una vez en marcha solo pueden intentar contenerlas, pero son muy reticentes a disolverlas. El último ejemplo se ha producido este mismo sábado en Muntanyola (Osona), donde unos cincuenta coches se han congregado en la zona del Plan del Vilar.

Como en ocasiones anteriores, nada más recibir el aviso de una fiesta con el volumen de música muy alto, los Mossos han organizado un dispositivo rutinario que consiste en crear un perímetro de seguridad con patrullas instaladas en los accesos a la zona donde se hace la fiesta. El objetivo es que no puedan llegar más asistentes y asegurarse que los que salen no conducen bajo los efectos del alcohol o de las drogas.

Asistentes a la ‘rábano’ Torà se apresuran a recoger / ACN

Los Mossos lamentan el poco margen de actuación contra las ‘rábanos’

El alcalde de Torà (Segarra), Magí Coscollola, lamentaba hace tres semanas que la policía tiene muy poco margen de actuación cuando se organiza una fiesta de estas características. «Los Mossos nos han explicado que [ir a una rave ilegal] es una falta administrativa», explicaba. «No hemos presentado ninguna denuncia, pero nos ha asegurado que su actuación será la misma con denuncia o sin». Desalojar a los asistentes en la fiesta es un riesgo que los mandos policiales no quieren correr.

Las raves ilegales congregan a centenares de personas de muchos países que a menudo van borrachas o drogadas, por lo cual una actuación policial contundente produciría una situación caótica como la que se produjo en Llinars en Año Nuevo de 2021, en plena pandemia. Después de 36 horas de fiesta y varios avisos, los Mossos decidieron desalojar cuando ya solo había unas 200 personas –se habían llegado a superar las 1.000– y dejaron imágenes memorables como la de la chica que, haciendo topless, intentó frenar la actuación de los antidisturbios.

Las últimas ‘rábanos’ ilegales en Cataluña han concentrado centenares de personas / ACN

Dispositivos policiales proporcionados y en función de cada caso

Después de la intervención de los Mossos, el director general de la policía catalana, Pere Ferrer, defendió que una actuación «precipitada» era «inviable» porque no había suficientes agentes para montar un dispositivo con garantías. Tanto en el caso de Torà como en el de Sarral (Conca de Barberà), la actuación de los Mossos fue la misma: patrullas para controlar los accesos, identificaciones de todos los ocupantes de los coches que querían salir del perímetro y denuncias para todos los conductores borrachos o drogados.

La fiesta en Sarral, que se organizó en una zona boscosa de difícil acceso, acabó con 115 personas identificadas y 31 denuncias, de las cuales 23 por conducir bajo los efectos de las drogas, cuatro por conducir bajo los efectos del alcohol y cuatro más por tenencia de sustancias estupefacientes. También se efectuaron tres detenciones y se identificaron a dos jóvenes de 26 y 28 años como presuntos organizadores de la rave. En total participaron entre 800 y 1.000 personas.

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