Burg es un pequeño pueblo y cabecera del término municipal de Farrera, en la comarca del Pallars Sobirà. Situado a la derecha del barranco o torrente de Burg, a los pies del Solà de Burg en la ladera suroeste de la Serra de la Màniga, se trata de una pequeña localidad con poco más de 35 habitantes, según los datos del Idescat de 2022. Este pueblo no se caracteriza por tener grandes calles empedradas ni por conservar una gran cantidad de monumentos, sino por la sencillez de sus casas rurales, todas de piedra con tejados de pizarra. Un paisaje muy característico de los Pirineos catalanes. Entre la treintena de casas que conforman el pequeño pueblo pirenaico destaca la iglesia parroquial de Sant Bartomeu, que actúa como núcleo central del pueblo.
Aunque, hoy en día, Burg se ha reducido a poco más que un conjunto de casas, hace casi un siglo, en plena época medieval, este pequeño pueblo formó parte de los feudatarios de los condes del Pallars Jussà y, posteriormente, de los condes del Pallars Sobirà. De hecho, los primeros documentos datan el inicio de la historia de la villa en el año 1032, cuando ya existían algunas casas, entonces inconexas. En aquella época, en las afueras del pueblo, sobre una pequeña colina, se construyó el castillo de Burg. Era un edificio de unos doce metros de ancho rodeado por unas murallas que tenían más de diez metros de altura. Este castillo, aunque no era una pieza clave en ningún conflicto bélico, se convirtió en la pieza clave de la feudalización de la villa. Hoy en día, sin embargo, ya es historia y solo se conserva una pared de la iglesia primitiva dedicada a San Cristóbal. Estos restos, sin embargo, están incluidos en el inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña.

Un punto de acceso al Alt Pirineu
Burg no es un pueblo que se caracterice, especialmente, por su riqueza arquitectónica. Su localización, sin embargo, lo convierte en un espacio ideal para pasar un fin de semana en familia, hacer excursiones e internarse en el parque natural de l’Alt Pirineu. Este parque natural, incluido dentro de esta categoría en el año 2003, es el espacio natural protegido más extenso de Cataluña, con una superficie de casi 80.000 ha. Bajo la cima más alta del Pirineo catalán, la Pica d’Estats (3.143 m), este territorio singular es una reserva del patrimonio natural y cultural pirenaico, y se convierte en uno de los lugares preferidos de los amantes de la naturaleza, pero sobre todo del alpinismo.




