Los grafitis son un dolor de cabeza para Renfe, que año tras año gasta millones de euros en limpiar las pintadas de los trenes de Rodalies y buscar alternativas para los convoyes que quedan fuera de servicio. Según el portavoz institucional de la compañía en Cataluña, Antonio Carmona, este año la compañía ya acumula una factura de casi 6,7 millones de euros. Es decir, los grafitis cuestan 20.000 euros diarios a Renfe. La parte positiva es que, hasta el 30 de noviembre, se han registrado entre un 25% y un 30% menos de actos vandálicos (887) que el año pasado gracias al refuerzo de la seguridad en puntos de la red identificados como críticos. Buena parte de las pintadas se producen en los puntos donde se estacionan los trenes y en tres estaciones: Montcada Bifurcació, la Estación de Francia y L’Hospitalet.

Carmona recuerda que los grafitis no solo suponen un coste económico para la compañía y, en última instancia, para la Generalitat, que es quien paga el servicio. «Este tipo de vandalismo nos afecta a todos porque tiene un coste social con supresiones de trenes, retrasos o incomodidad a la hora de viajar«, explica el portavoz institucional en una visita a la base de mantenimiento que Renfe tiene en Cornellà de Llobregat (Baix Llobregat). «El mejor grafiti que puede tener un tren es el vinilado de Rodalies de Catalunya», ha afirmado Carmona. «Es lo que queremos y deseamos para los 272 trenes que circulan por Cataluña».

Un operario de Renfe limpia grafitis en un tren en la base de mantenimiento de Cornellà / ACN
Un tren pintado en la base de mantenimiento de Renfe en Cornellà / ACN

Una lucha de fondo con un coste elevado

Hace tiempo que Renfe intenta evitar por todos los medios que los grafiteros puedan entrar a sus instalaciones para vandalizar los trenes. Sus equipos de seguridad utilizan drones, cámaras de videovigilancia y unidades caninas para rastrearlos y localizarlos. El objetivo no solo es atraparlos in fraganti, sino también ahuyentarlos antes de que puedan pintar los trenes. Los drones disponen de un sistema de luces para iluminar a los grafiteros para hacer evidente que han sido localizados y que la policía o la seguridad privada ya están en camino para interceptarlos. Las estaciones de Renfe también disponen de cámaras gestionadas por inteligencia artificial que, ante cualquier movimiento sospechoso, avisan directamente a los vigilantes de seguridad.

La directora general de Transportes y Movilidad de la Generalitat, Susi López, ha reconocido que los grafitis son un problema de “primer orden” para el Departamento de Territorio y ha asegurado que el Gobierno no se queda de brazos cruzados. El Parlamento está tramitando un aumento de las sanciones vinculadas al vandalismo de trenes con multas que podrían llegar hasta los 90.000 euros. López ha avanzado que el trámite debería ser «relativamente rápido» porque «todo el mundo le está dando importancia», ha celebrado. «Queremos trasladar un mensaje de tolerancia cero en relación con los grafitis”. Territorio recuerda que la inversión en seguridad supera los 20 millones de euros.

Los trenes de Rodalies pintados con grafitis se limpian en la base de mantenimiento de Renfe en Cornellà / ACN

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