La eliminación de las barreras de pago a las autopistas catalanas ha tenido un efecto secundario peligroso para los conductores. Según datos del Servicio Catalán de Tráfico recogidas por la Agencia Catalana de Noticias, la AP-7 concentró 462 accidentes con personas heridas entre enero y el agosto de este año. La cifra supone un alza moderada en términos interanuales, un 3% respecto del mismo periodo del 2023. La comparativa, pero, es menos halagüeña si se amplía el foco hasta el 2019, último año con peajes antes de la pandemia: el incremento en comparación con aquel curso es del 28%. El SCT, viste este aumento, atribuye la cifra a «el aumento de tráfico derivado de la gratuidad de las autopistas». Ha estado, pues, un traslado del volumen hacia la principal vía de tráfico, dado que, tal como puntualiza la misma ACN, la cifra de accidentes a otras vías ha bajado.
Más allá de los siniestros con personas heridas, la accidentalidad general ha escalado sostenidamente desde la eliminación de los peajes. Durante los ocho primeros meses del 2019, se registraron 370 siniestros a la AP-7. Después de una caída el 2020 y 2021 a consecuencia de las restricciones de movilidad a raíz de la pandemia, el 2022 repuntaron hasta los 451 sucesos. En los años posteriores, el volumen ha aumentado sostenidamente, hasta los 466 actuales; superando el 20% del total de los incidentes en la red viaria catalana. En un tono positivo, han caído respecto del 2022 los accidentes con víctimas mortales: de los 17 de hace dos años a solo cuatro este año.
Concentración de vehículos
La accidentalidad no es la única consecuencia del traslado de vehículos de vías tradicionalmente gratuitas a la AP-7 una vez eliminados los peajes. Si el 2019 las horas de retenciones a la vía se elevaron hasta las 3.776, el 2023 se dispararon hasta las 6.473. A la espera de cerrar el curso, entre enero y el agosto los conductores catalanes sufrieron a la arteria viaria unas 5.622 horas de atascos, un 50% más que el total del año anterior a la pandemia; hecho que prácticamente garantiza un nuevo repunte una vez acabe el mes de diciembre. También ha crecido la longitud de las retenciones: de los 3,28 kilómetros ahora hace cinco años hasta los más de 3,5 el 2024.
La AP-7, así, es una de las vías más afectadas en cuanto a volumen de tráfico por la eliminación de los muros de pago. Según explica el servicio a la Agencia catalana, aparece a su lado la C-33, una conexión «especialmente afectada» por el fin de los peajes. En solo cinco años, el punto kilométrico 169,2 de la carretera, a tocar de Martorell -uno de los más apretujados de la zona- recibe de media unos 20.000 vehículos más cada día, con unos 106.000 actualmente por los 80.000 y pico del 2019. El STC, pero, tranquiliza los usuarios: tanto el tráfico lento como los accidentes concentrados en autopista son «de menos gravedad que si pasaran a alguna de las vías alternativas»; hecho que explica la caída de los accidentes mortales.