Continúa el goteo de incidencias derivadas del corte por obras al túnel de Roda de Berà que ha provocado un cambio significativo en la conectividad entre Barcelona y el Camp de Tarragona. Después de una mañana marcada por las averías a las líneas R2, R13, R14, R15, R16 y R17 -el entramado viario que conecta la capital catalana con las Tierras del Ebro, pasando por Tarragona-, este mediodía el servicio se ha vuelto a ver interrumpido por una incidencia a las instalaciones del Prat de Llobregat, la cual ha provocado retrasos en la frecuencia de estas líneas. Estos retrasos agravian todavía más el malestar de los usuarios con Rodalies, especialmente los vecinos del Camp de Tarragona afectados por las obras del corredor mediterráneo.

Para garantizar la movilidad en todo el territorio, la operadora ferroviaria ha desplegado un macrodispositivo de transporte alternativo por carretera con la intención de afectar el mínimo posible el día a día de los usuarios. Este plan, que se puso en marcha el pasado martes a primera hora, pero, no ha acabado de convencer. «Paso más horas en el tren que al trabajo», lamenta Gregori Salvat en declaraciones a la Agencia Catalana de Noticias (ACN), el cual considera que la situación actual del servicio es insostenible: «No es sostenible a largo plazo. Yo, por ejemplo, el próximo año quizás cambiaré de trabajo y trabajaré en mi ciudad, pero claro, te cambia la vida por completo», apunta. El problema, según explican varios usuarios, no es llegar tarde a trabajar, sino que el mal estado del servicio los dificulta desplazarse para hacer tareas del día a día como ir al médico: «Este plan alternativo nos acaba de aguar la fiesta, hasta el año pasado iba prácticamente una vez a la semana en Barcelona, pero ahora, nunca puedes estar seguro de que llegarás a una hora prudencial. Siempre tienes que marchar con margen, lo cual implica una pérdida de tiempo muy grande», argumenta Josep Maria Llorach.

Usuarios esperando un tren a las vías de la estación de Sant Vicenç de Calders / ACN

Malestar y resignación entre los usuarios

A causa de las obras, Rodalies se ha visto obligada a alargar parte del recorrido de las líneas del Camp de Tarragona. Una solución necesaria, pero que no acaba de convencer los afectados: «Me dijeron que el trayecto entre Reus y Barcelona solo se alargaría unos veinte minutos, calculé que tenía que salir con dos horas de margen. Pero es que ahora estamos tardando entre tres horas y tres horas y media», ha subrayado Joan Pretus, un profesor universitario que ha cogido uno de los primeros trenes que sale de Reus para asegurarse poder dar clase a la una del mediodía.

Teniendo en cuenta que el corte por obras se alargará cinco meses -hasta principios de marzo de 2025-, algunos usuarios afrontan los cambios de movilidad con resignación y readaptan sus horarios habituales para ganar un poco de margen. Otros, pero, empiezan a buscar nuevas maneras de desplazarse hasta Barcelona. Este es el caso, por ejemplo, de en Pau Belchi, un estudiante universitario de les Borges del Camp que prevé sacarse el carné de conducir el antes posible. De hecho, desde que arrancaron las obras, el tráfico por carretera entre Tarragona y Sant Vicenç de Calders, la estación que actúa como epicentro de la llegada y la salida de trenes a la zona, ha aumentado un 7%.

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