Siempre tiene que haber un pueblo que sea el
La historia de este pueblo empieza en 1974, cuando tres municipios independientes de la comarca —Cruïlles (250 habitantes), Monells (182) y Sant Sadurní de l’Heura (174)— deciden unir sus destinos, pero el hecho es que está formado por una retahíla de núcleos y vecindarios. El nombre oficial todavía podría ser largo porque más de un siglo antes, en 1846, el viejo municipio de Cruïlles se anexionó los de Sant Cebrià dels Alls, Santa Pellaia y Sant Cebrià de Lledó. De haber añadido el resto de nombres, cuando en 1974 se volvió a fusionar el pueblo resultante se habría podido llamado Cruïlles, Sant Cebrià dels Alls, Santa Pellaia, Sant Cebrià de Lledó, Monells y Sant Sadurní de l’Heura. 19 palabras y 103 caracteres!
El segundo pueblo de Cataluña con el nombre más largo, El Pont de Vilomara i Rocafort (Bages), tiene 30 caracteres y un origen similar. Es la fusión de dos núcleos y arrastra un poco de polémica y todo, puesto que hace 40 años el orden del nombre era a la inversa y Rocafort iba primero. El top3 de nombres más largo de Cataluña se completa con un empate a 27 caracteres entre dos municipios vecinos: Sant Esteve de Palautordera y Santa Maria de Palautordera, ambos en el Vallès Oriental.

Más nombres largos y curiosos
Pero por sorprendente que pueda parecer, por el mundo todavía hay pueblos con nombres sustancialmente más largos que el de Cruïlles. Uno de los más conocidos es Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch, un pueblo de la isla de Mona, en Gales. A pesar de que el nombre del municipio es una broma y una argucia para llamar la atención, está reconocido como el más largo del Reino Unido y uno de los más largos del mundo. En galés, quiere decir “Parroquia de Santa Maria en la hondonada del avellano blanco, cerca del remolino rápido y de la parroquia de Santo Tysilio de la gruta roja”.
Otro topónimo de nombre impronunciable y un habitual de este tipo de compilaciones es Taumatawhakatangihangakoauauotamateaturipukakapikimaungahoronukupokaiwhenuakitanatahu, un cerro de 305 metros situado en la Isla del Norte de Nueva Zelanda. Su nombre es una leyenda sobre Tamatea, un antepasado maorí, y literalmente quiere decir “La cumbre donde Tamatea, el hombre de grandes rodillas, el escalador de montañas, el engullidor de tierra, el viajero incansable, tocó su flauta a un ser querido”.