El invierno ha llegado tarde pero con fuerza en Cataluña. En el último mes, ha habido diversas olas de frío. Ante cada episodio, Protección Civil difunde una larga lista de consejos para los ciudadanos, precauciones para hacer frente a temperaturas gélidas que, esta última semana, han venido acompañadas de un fuerte temporal de viento, lluvias y nevadas. A casa, la gente se protege de todo esto, se abrigan, se tapan con mantas, toman caldos calientes y encienden la calefacción –si se lo pueden permitir-. En épocas complicadas, meteorológicamente hablando, municipios y poblaciones también se movilizan para ayudar las personas que viven en la calle habilitando espacios para que puedan pasar la noche: es el que se denomina operación frío. Los que no pueden moverse del lugar donde viven son todos los animales que tampoco tienen un hogar. Por eso, cuando se activa la alerta por un cambio en el tiempo, las protectoras, refugios y colonias ponen en marcha la operación frío también para animales.

La mayoría de protectoras están al aire libre y los voluntarios construyen casetas o habilitan espacios para que los animales puedan tener una zona interior donde refugiarse de las condiciones climáticas, sean temperaturas altas o gélidas. En Òdena hay la APAN, la Asociación Protectora de Animales de la Anoia, en un «espacio privilegiado, rodeado de natura», pero en un lugar donde «en invierno hace mucho frío y, en verano, mucho calor». Así lo describe Ivan Benítez, voluntario de la protectora.

Al APAN, tuvieron que hacer un llamamiento para pedir chaquetas y poder abrigar los perros ante la bajada de temperaturas | Cedida
En la APAN, tuvieron que hacer un llamamiento para pedir chaquetas y poder abrigar los perros ante la bajada de temperaturas | Cedida

Chaquetas para perros

Cada vez que reciben un aviso por frío, nieve o lluvia, los voluntarios trabajan para «tener las instalaciones adaptadas». Ivan explica que, durante los días previos, se dedican a adecuar la caseta de los perros «con paja y mantas» y cubren las rejas de las jaulas con plásticos protectores “para disminuir el impacto del viento y que la sensación de frío sea más baja”. Si en aquel momento disponen de chaquetas, también las ponen a los perros, pero solo a aquellos que no las rompen. “También intentamos tener agua disponible en garrafas porque hace tanto frío que se congelan las cañerías del agua”, añade el voluntario. «Lo más importante es la previsión», remarca, pero después habrá que adaptarse a la realidad y las consecuencias de cada alerta.

Todos los animales disponen de un espacio exterior donde pueden correr, jugar, pasear, y uno de interior, para poder dormir, descansar o refugiarse en caso de mal tiempo. Cuando llueve o nieva -cómo ha pasado durante los episodios de nieve que han afectado Cataluña el último mes-, también es importante poder preparar esta zona interior, revisar que no tienen entradas de agua y que, “dentro de las posibilidades de la protectora”, que en cada una de las casetas hay paja y mantas secas. Hay algunas de estas en las cuales también han podido instalar luces calefactoras. 

Actualmente, en la APAN viven unos 45 perros y 15 gatos -entre otros animales como hurones y cerdos vietnamitas-. Ivan explica que les llegan menos gatos porque cada vez hay más asociaciones a escala municipal que se dedican a las colonias de gatos. Es el caso de la Colonia de Gatos Peludos de Cubelles, donde està Carolina Candelas, voluntaria desde el 2017, a pesar de que lleva muchos años implicada en los rescates de estos animales. También sufren mucho durante los temporales. “Aquí, el invierno es muy frío y hay mucha humedad”, remarca Carolina.

Cuando llegan temperaturas bajas, en la colonia, donde actualmente hay 65 gatos, preparan los espacios con mantas y toallas, y aíslan «tanto como se puede» las casetas de madera, porque no entre el frío. Además, los animales «se calientan entre ellos», poniéndose muy juntos. La voluntaria asegura que los gatos se resfrían mucho y, por eso, con los recursos que tienen, antes de que empiece el invierno llevan a cabo una campaña de vacunación con los que pueden, priorizando los más mayores. A pesar de que es un lugar de montaña donde hace “mucho frío”, no han tenido que lamentar ninguna baja por este motivo.

La colonia de gatos de Cubelles aísla las casetas de madera para reducir el impacto del frío | Cedida
La colonia de gatos de Cubelles aísla las casetas de madera para reducir el impacto del frío | Cedida

Y cuando se va el frío, llega la calor, que también hace ir escopeteados a los refugios de animales. En episodios de altas temperaturas, por ejemplo, en la APAN, tienen que asegurarse que “siempre hay agua disponible” y, además, instalaron un sistema de nebulización en todas las jaulas con el objetivo de reducir la sensación térmica. También intentan “generar más sombras para que el impacto de sol sea más leve”.

Llamamientos para las donaciones

Los refugios de animales salen adelante gracias al sacrificio y la implicación de todos los voluntarios, así como a las aportaciones y donaciones –tanto económicas como materiales– que hace la gente. Por eso, para salir adelante la operación frío también es imprescindible la ayuda.

“Este año la gente se ha implicado muchísimo”, asegura Ivan, que confirma que se han visto obligados a hacer un llamamiento para pedir mantas, toallas y chaquetas. Aun así, Carolina también señala que “hay temporadas que la gente responde muy bien, y otras que no te llama nadie”. Son donaciones concretas según la situación a la cual se enfrenta la protectora o colonia, pero también cuentan con aportaciones económicas periódicas, que les permiten comprar la comida o el material necesario para el día a día. 

Actualmente, a la Colonia de Peludos de Cubelles hay 65 gatos | Cedida
Actualmente, en la Colonia de Gatos Peludos de Cubelles hay 65 gatos | Cedida

Nadie cobra para dedicar su tiempo a los refugios, es amor a los animales el que lleva a personas como Ivan y Carolina a invertir horas y horas a la semana para cuidar de todas las bestias sin hogar. Es “sacrificio”, insiste Carolina, que reconoce que muchas veces se va de la colonia con un “sentimiento de culpa” porque los tiene que dejar allí.

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