El gobierno de Salvador Illa se ha marcado como uno de sus grandes objetivos el combate contra la sequía. En rueda de prensa posterior al Consejo Ejecutivo, la portavoz del gobierno y consejera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, Sílvia Paneque, anunció que se doblaría el presupuesto destinado a las inversiones en este ámbito. Una de las medidas estrella anunciadas por Paneque fue la construcción de una nueva desalinizadora ubicada –a pesar de que no tiene un emplazamiento concreto definido– en la Costa Brava norte. La localización, el consumo energético y la amenaza para el medio ambiente que puede suponer son las grandes incógnitas del futuro de esta instalación, que hasta ahora no estaba prevista. Ecologistas y expertos académicos ven en ella más problemas que soluciones.

La construcción de una desalinizadora implica varios impactos, como por ejemplo el ambiental, el paisajístico y el energético. Impactos que, en el caso de la Costa Brava norte, se tendrán que afrontar en una zona tensionada por la náutica recreativa y que es hábitat de la posidonia, una planta que es fundamental para la biodiversidad del medio ambiente catalán.

¿Dónde se tiene que poner una planta desalinizadora?

El académico David Saurí señala que la zona escogida tendría que ser como la de la desalinizadora del Llobregat, casi sin relieve. Saurí, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro del Departamento de Geografía, alerta de que la ubicación tiene que ser un «terreno apto para estas infraestructuras», y resalta un hecho fundamental como es que «el agua del mar no la puedes coger directamente de la costa, la tienes que coger más adentro». Saurí destaca que la localización es un aspecto fundamental de la viabilidad de las desalinizadoras. «Si se tiene que hacer una desalinizadora nueva, se tendría que hacer en un terreno parecido a la del Prat, un terreno llano, no en la Costa Brava norte».

El académico recuerda que la construcción de estas infraestructuras, que son de una medida considerable, tiene un impacto paisajístico. «El paisaje cambiará en el sentido de que habrá una nueva infraestructura, digamos que no puede tener el mismo impacto que un parque eólico o las granjas solares», señala el académico. Sí que puntualiza y detalla que tendría «un impacto escaso». «La otra cosa es el impacto que pueda tener para el medio ambiente», especifica.

Esta nueva desalinizadora en la Costa Brava ha sublevado a las entidades ecologistas de la zona. Irene Gisbert, presidenta de SOS Costa Brava, se muestra contundente en su análisis: «No se tendría que construir en ninguna parte».

Desalinizadora del Prat de Llobregat, 29-08-2024 / Mireia Comas
Una imagen de archivo de la Desalinizadora del Prat de Llobregat, que opera a máxima potencia desde medios del 2022 y que cuenta con una buena localización | Mireia Comas

La posidonia, amenazada

Uno de los grandes valores medioambientales que tiene el territorio catalán es la posidonia. Una planta que Jordi Cruz, responsable del Medio marino y portavoz de SOS Costa Brava, señala que se tiene que cuidar, puesto que las «fanerógamas [plantas marinas que forman praderías] son frágiles y de crecimiento complejo». Los cambios repentinos en las condiciones que necesitan las fanerógamas para crecer y desarrollarse pueden hacer que la planta no se desarrolle. Cruz recuerda que las fanerógamas «necesitan unas condiciones muy especiales de temperatura, transparencia y evidentemente de salinidad del agua. Cualquier cosa que afecte estos parámetros, como ya es el calentamiento, tendrá efectos negativos sobre las fanerógamas».

¿Qué se tiene que hacer hace con la salmuera?

Que se hace con la salmuera es uno de los aspectos claves de la gestión de las plantas desalinizadoras. El responsable de campaña de Greenpeace, Julio Barea, explica que «hay una solución técnica posible, viable, para eliminar la salmuera» de las desalinizadoras, a pesar de que esta sea que el residuo «se acabe tirando en el mar».

De hecho, un informe de las Naciones Unidas señala que las plantas desalinizadoras generan una salmuera compuesta por un 5% de sal con toxinas, una cifra superior a la que contiene el agua marina común, que contiene un 3,5% de sal. El informe también denuncia que estos residuos disminuyen los niveles de oxígeno en el agua del mar alrededor de las desalinizadoras, un hecho que tiene un impacto directo en las especies marinas como los peces, los moluscos o los crustáceos. Barea destaca también que «la posidonia, que es una especie protegida, es muy sensible a los cambios de salinidad». El ecologista lamenta que los vertidos cada vez son más frecuentes. Esta amenaza para el medio marino la comparte también el portavoz de Agua es Vida, Dante Maschio, que señala «que la salmuera que genera una planta desalinizadora, y qué cantidad se aboca, tiene un impacto al medio marino».

Desalinizadora del Prat de Llobregat, 29-08-2024 / Mireia Comas
Una de las piscies de tratamiento del agua que se tiene que desalar / Mireia Comas

El consumo energético, la otra gran incógnita de las desalinizadoras

Una desalinizadora, como infraestructura de gran tamaño, necesita unos requisitos para poder funcionar. Uno de los procesos clave es la ósmosis inversa, una tecnología de purificación del agua que es totalmente necesaria a la hora del correcto funcionamiento de estas instalaciones. El académico David Saurí lo destaca y lamenta que es uno de los aspectos clave en las desalinizadoras. El consumo energético, y la disponibilidad energética que tiene Cataluña, es otra de las grandes incógnitas que generan las desalinizadoras. Y en este aspecto la Costa Brava juega un papel fundamental. En Roses hay planificada la construcción de un parque eólico marino que constará de 70 aerogeneradores flotantes y 1.050 MW de potencia; precisamente esta demanda energética y la construcción de infraestructuras para generar energía son uno de los motivos de queja de Irene Gisbert, que lamenta que «las desaladoras tienen un alto consumo de energía». «No tiene sentido hacer parques eólicos marinos en espacios protegidos porque se supone que no tenemos suficiente energía y después construir desaladoras que consumen esta energía», argumenta.

Además, en la misma zona, también hay planificado el proyecto Plemcat. Una plataforma de ensayo de eólica marina que la consejera Paneque dijo en una entrevista en Radio Girona que impulsarán. Y puso énfasis en el hecho de que siempre han «defendido» la necesidad de hacer posible la instalación de aerogeneradores en la zona.

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