Un movimiento transversal que abarca toda la sociedad catalana acaba de nacer. Dos días después de la presentación de la Encuesta de Usos Lingüísticos de la Población que ha hecho saltar todas las alarmas, pero después de meses de gestación, con reuniones y más reuniones para hacerlo posible. Detrás está Òmnium Cultural como uno de los principales impulsores. Su presidente, Xavier Antich, ha querido asegurarse de que ni siquiera la patronal de las grandes empresas, la que se siente más cómoda con el sistema político, económico y cultural español, quedara fuera. Foment del Treball estuvo este viernes en un acto breve y austero en el Born Centre Cultural que sirvió para lanzar el mensaje, hacer público el manifiesto y hacer una foto que debe ser mucho más que una imagen. «No podemos quedarnos con la foto», advertían en privado fuentes de la entidad. La foto, por tanto, debe ser la primera piedra de Català per a Tothom, una campaña que reclama al Gobierno que garantice 200,000 plazas anuales –al margen de las enseñanzas regladas– para aprender la lengua.

El objetivo es convertir «el acceso universal al catalán en un derecho», como dijo la presentadora del acto, la joven Maria Maians. Pero el llamamiento no es solo a la administración, sino a toda la sociedad, para revertir la caída de hablantes de catalán, que según los datos de 2023 hechos públicos esta semana es de solo el 32,6% de la población, casi cuatro puntos menos que en la encuesta anterior, de 2018. Y ha sido para representar a toda esta sociedad que se ha querido reunir en un mismo escenario desde Foment hasta la USOC (Unión Sindical Obrera de Catalunya), pasando por la ANC, el Sindicat de Llogateres, la Cámara de Comercio, Pimec, la Cecot, las Intersindicales –la CSC y la Alternativa, además de la UGT y CCOO–, Unió de Pagesos, el Colegio de Médicos, la USTEC y muchos más, hasta 37 entidades.
La lista completa de las «entidades impulsoras iniciales» está en la web del proyecto, que ya está en marcha para recoger adhesiones. Y solo son los que han logrado pasar el filtro para estar en la ceremonia de este viernes. Otras entidades se han quedado fuera para no desbordar la foto ni diluir el compromiso de cada representante, pero la intención es ahora repetir la operación sectorialmente, con entidades municipalistas, de la cultura y otros ámbitos que llaman a la misma puerta.
Aprender catalán en el trabajo y con cientos de grupos informales
La reacción a la emergencia lingüística, por tanto, parece masiva. Y lo que se pide es que todos los firmantes actúen en consecuencia, «en cada barrio, en cada escuela, en cada trabajo». En este sentido, lanzó un aviso a las patronales uno de los ponentes del acto, Antonio Suárez, que reclamó que las empresas pongan en marcha «programas para que los trabajadores puedan aprender catalán en el trabajo, con módulos y horarios flexibles, con certificaciones y haciendo énfasis en el sector que trabaja de cara al público». Jordi Armadans, que ha sido la voz de la reivindicación «en cada barrio», ha pedido que los recursos para que aprendan la lengua los recién llegados u otras personas que quieran mejorar su conocimiento lleguen a «barrios y municipios donde aún no hay, para que el aprendizaje se pueda hacer en el propio entorno». Tanto Suárez, como Armadans como Merlys Mosquera, que ha subrayado el papel de la lengua como integración a través de la escuela, han exigido un esfuerzo a las instituciones y las empresas, pero a cambio han comprometido también a la sociedad civil, que debe «crear cientos de grupos de aprendizaje» informales, por ejemplo «entre compañeros de trabajo, vecinos y familiares».
Complementariamente, se ha hecho un llamado a firmar el manifiesto que se resume en una exigencia clara: «Más de 2 millones de personas quieren aprender o mejorar su catalán, pero la oferta actual es insuficiente: solo hay 120,000 plazas anuales. Exigimos al Gobierno que garantice un mínimo de 200,000 plazas anuales, para que todos los que quieran aprender catalán puedan hacerlo durante los próximos diez años, sin listas de espera ni barreras«. Cuando son las doce del mediodía, ya son casi 700 las personas que han firmado.