Estamariu (Alt Urgell), que tiene poco más de 130 habitantes, estreno el año 2024 con la apertura de una panadería artesana regentada por una familia de Terrassa con una larga experiencia en el sector. Es la primera vez en más de 25 años que este pequeño pueblo del Pirineo tendrá una tienda. Antes había un hotel, pero cerró y, desde entonces, los vecinos de Estamariu se han tenido que buscar la vida. Un establecimiento de la Seu d’Urgell, a unos 10 kilómetros, les llevaba el pan y la bollería.
Los nuevos propietarios del horno esperan dar servicio a pueblos pequeños del entorno que se encuentran en una situación similar por la dificultad de mantener comercios en una zona aislada y con pocos habitantes. «Si tenemos que hacer kilómetros para servir el producto, lo haremos”, explica Esther Masana a la Agencia Catalana de Noticias (ACN). La panadería se denomina Ca la Xata en honor al nombre con el que era conocida en Terrassa la abuela de Quim Sánchez, pareja y compañero de negocio de Esther.

Cuarta generación de panaderos, ahora en el Pirineo
Quim es la cuarta generación del negocio panadero y ahora él y su familia abren una nueva etapa en Estamariu después de hacer un “cambio de vida radical”. El horno está situado en los bajos de su casa y lo han decorado con elementos recuperados del establecimiento familiar de Terrassa, como unas baldosas o la puerta de entrada al obrador, que han viajado desde el Vallès Occidental.
Se instalaron en el pueblo en verano y aseguran que han tenido un recibimiento “impresionante”. Con el nuevo horno, Quim y Esther quieren dar valor a los productos artesanos y harán pan tradicional, pero también de variedades como integral con nueces, centeno o espelta. También elaborarán productos de bollería como magdalenas, cruasanes o cocas de azúcar.

Están convencidos de que su aventura en este pequeño pueblo pirenaico tendrá éxito porque hay muchos establecimientos que están cerrando por el encarecimiento de los precios y la competencia feroz de las grandes superficies. Masana insiste que el pan artesano “no tiene nada que ver” con el que se puede encontrar en los estantes de un supermercado. Por eso quieren ir más allá de Estamariu y ya preparan rutas de reparto a los pueblos del alrededor para llevar “producto bueno y de calidad a quien lo pida”.