La consejera de Educación y Formación Profesional (FP), Esther Niubó, comienza el segundo trimestre del curso escolar, coincidiendo con la entrada de 2025, con el objetivo de recuperar la confianza de la comunidad educativa tras su primera crisis como titular de la cartera. Tanto los sindicatos de docentes como la oposición política se han puesto en pie de guerra debido a los cambios anunciados por la consejería en el currículo de bachillerato, forzados por un requerimiento del ministerio de Educación capitaneado por la también socialista Pilar Alegría. Aunque Niubó rectificó rápidamente y dejó claro que la literatura, tanto catalana como castellana, seguirá siendo una asignatura de modalidad -es decir, obligatoria en función del itinerario- en segundo de bachillerato, el caos y la «confusión» generada por las nuevas directrices de la administración catalana ha evidenciado las debilidades del nuevo equipo que lidera Educación. Con la crisis del bachillerato sobrevolando la consejería, la titular de la cartera encara el 2025 con dos grandes frentes abiertos: mejorar el nivel de los alumnos en comprensión lectora y en matemáticas y recuperar la confianza de la comunidad educativa, cada vez más resquebrajada.
Mejorar las competencias de los estudiantes catalanes en estas dos materias ya es uno de los retos que asumió la consejera cuando heredó la cartera de la exconsejera Anna Simó. La estocada de las pruebas PISA, en que el alumnado evaluado obtuvo los peores resultados en lectura de la última década y empeoró el nivel de matemáticas 24 puntos en comparación a las pruebas de hace más de diez años, ya evidenció las carencias del sistema educativo catalán en estas dos asignaturas troncales. De hecho, en estas evaluaciones internacionales publicadas a finales de 2023, Cataluña solo obtuvo mejores resultados que Andalucía, Ceuta y Melilla, convirtiéndose en la comunidad autónoma que más ha empeorado en los últimos diez años (-38 puntos) seguida del País Vasco y Navarra (-32 y -31 puntos).
Tras el naufragio de las pruebas PISA, que provocó movimientos internos en el organigrama de la consejería, el departamento entonces capitaneado por la exconsejera Simó ya centró los esfuerzos de este curso en revertir los malos resultados. Las posteriores pruebas de competencias básicas, organizadas por la administración catalana, también constataron la mala salud de la lectura y las matemáticas en los estudiantes catalanes -aunque los resultados de estas pruebas fueron ligeramente mejores a los de las PISA. Pero la última estocada ha llegado en el último informe TIMSS, elaborado por la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), en que los estudiantes catalanes han vuelto a naufragar en matemáticas, situándose a la cola de Europa. Para paliar estas carencias, la consejería de Educación ha elaborado -como herencia del trabajo anteriormente hecho por la consejería- un plan de acción continuo que ya ha comenzado a desplegarse en algunos centros educativos.

El despliegue del plan de refuerzo de matemáticas
Para paliar las carencias en matemáticas, y de acuerdo con las recomendaciones de los expertos, el Departamento de Educación ha puesto en marcha este curso el plan Florence -aprobado en los acuerdos de Gobierno del 24 de abril, con el ejecutivo aún en manos de los republicanos. Se trata de un programa cuyo objetivo es dotar a los docentes con nuevas herramientas para mejorar los resultados en matemáticas. Para ello, la administración catalana lo ha articulado sobre tres líneas de acción: la figura de un referente de centro que hará funciones de asesoramiento -a modo de formación continua para el profesorado, entre otras-, una “maleta” de recursos y materiales didácticos, y el apoyo del departamento en aspectos organizativos, metodológicos y de evaluación.
Ahora bien, la consejera ya ha topado con el primer obstáculo en el despliegue de este programa, ya que el plan «piloto» que debía extenderse a doscientos centros educativos de todo el país, de entrada solo se comenzó a implementar en 87 escuelas e institutos catalanes. Ahora bien, en la segunda convocatoria, la administración catalana ya consiguió llenar las doscientas plazas ofertadas -incluso, algunos centros solicitantes quedaron fuera. Cabe tener en cuenta, sin embargo, que se trata de un plan a largo plazo, ya que la consolidación del programa de refuerzo no es la única herramienta necesaria para revertir los malos resultados de los estudiantes en matemáticas. De hecho, el reputado matemático Claudi Alsina, galardonado recientemente con la Creu de Sant Jordi de la Generalitat, recordaba que para mejorar el nivel del alumnado hay que «volver a despertar el interés» de los jóvenes por esta materia. Un reto que requiere años y cambios estructurales en el profesorado.

Reconstruir puentes con los docentes durante la planificación escolar
El segundo gran reto de la consejera de Educación para este tramo de la legislatura es reconstruir puentes con la comunidad educativa, bastante escéptica con los primeros pasos del liderazgo de Niubó, durante la planificación escolar del curso próximo -uno de los momentos en que afloran más tensiones con las direcciones y sus equipos. Desde hace años, los docentes reclaman una reducción generalizada de las ratios de estudiantes por aula, ya que aseguran que es un buen mecanismo para focalizar los recursos en el alumnado y adecuarse a sus necesidades. A pesar de la bajada de la natalidad, que se nota especialmente en los cursos obligatorios de educación infantil, los sindicatos de docentes alertan que la administración no ha dedicado suficientes esfuerzos para reducir las ratios. De hecho, consideran que la consejería ha comenzado a «cerrar líneas» en escuelas e institutos públicos para empujar a los alumnos hacia la escuela concertada.
Con la comunidad educativa escéptica por estas decisiones, la consejería ya ha cerrado filas con su administración y ha querido dejar muy claro que «la planificación del curso próximo», la cual se acostumbra a cerrar a finales del mes de enero, «no está ni mucho menos cerrada»: «El Departamento, mediante sus Servicios Territoriales, se encuentra ahora mismo en un proceso de contraste de información, de escucha, debate y negociación con los diferentes municipios, así como otros agentes de la comunidad educativa, para encontrar soluciones a las diferentes situaciones o problemáticas que cada año se plantean», apuntan fuentes de la consejería, que piden «paciencia» por parte de todos los agentes educativos implicados en este proceso planificador.
Aunque las principales quejas de la comunidad educativa se centran en el cierre de líneas en la educación obligatoria -tanto infantil, como primaria y secundaria-, el desbarajuste y la confusión ocasionada por los cambios que se producirán en la planificación del bachillerato de cara al curso próximo, con la unificación de materias como física y química, también ha generado dudas entre docentes y especialistas. De hecho, esta misma semana las sociedades científicas del Institut d’Estudis Catalans (IEC) piden al departamento planificar con «sensibilidad» el curso próximo para que estos cambios -impulsados por el gobierno español- afecten lo menos posible el rendimiento de los estudiantes. Así pues, con la mirada puesta en revertir la tendencia a la baja del nivel del alumnado catalán, Esther Niubó tiene una primera prueba de fuego para recuperar la confianza de los docentes con el proceso de planificación del curso próximo. Una primera prueba de fuego con la que la titular de la cartera topará, una vez más, con las persistentes reclamaciones de la comunidad educativa, que exigen menos carga burocrática en su labor y más recursos, tanto humanos como económicos y materiales, para realizar su trabajo. Niubó, pues, encara el 2025 con varios frentes abiertos y un gran objetivo a vencer.