Los productores de pera llimonera de Poniente han dado el pistoletazo de salida a la temporada de cosecha, una temporada marcada para la situación de excepcionalidad que vivimos a raíz de la sequía, las fuertes temperaturas que golpean el territorio catalán y la falta de mano de obra en el campo. A pesar de que en cuanto a volumen de producción se prevé una campaña «normal», las condiciones extremas que atraviesan Cataluña ya han dejado las primeras consecuencias. Las restricciones de agua a las fincas regadas por los canales de Urgell y Segarra-Garrigues han hecho que la fruta quede con unos calibres más pequeños del normal que, de hecho, no llegan a la mesura mínima para poderse comercializar.
Este año prevén poder repuntar las malas cosechas de los últimos dos años fruto de las heladas, pero sí que es cierto que para poder afrontar las previsiones de producción los hay que conseguir más mano de obra, unas manos que, de momento, el sector no encuentra. Del mismo modo que la fruta de algunas fincas ha crecido menos del que se esperaba, desde el sector confíen que esta tónica no se repita a todo Poniente porque algunos árboles han dispuesto de agua durante toda la primavera.

Preocupación por el calor
Además de los problemas ocasionados por la sequía, las altas temperaturas que acompañan la ola de calor también están provocando varias quemaduras a las frutas, cosa que hace que la fruta se tenga que tirar porque ya no es buena comercialmente y se puede pudrir antes de tiempo. Desde las organizaciones agrarias Asaja y Unión de Campesinos (UP) alertan que ya hay campos donde la afectación del calor escala hasta el 30%.
La tercera preocupación que rodea esta temporada de cosechas es la falta de personal. En este sentido, desde Unión de Campesinos avisan que están teniendo problemas para cubrir los 30.000 puestos de trabajo que habitualmente conforman la campaña agraria de Poniente. Para poder cubrir la mano de obra necesaria, desde Unión de Campesinos instan en el gobierno español a regularizar la situación de personas migrantes para que puedan trabajar: «Entendemos que la gente se tiene que poder ganar la vida y la manera de hacerlo es que tengan papeles».