Sandro Rosell le tenía muchas ganas al comisario jubilado José Manuel Villarejo, sobre quien dice que tiene «sentimientos contrapuestos». Por eso no dudó en aceptar un frente a frente contra el excomisario cuando Jordi Basté se lo propuso en una entrevista en RAC1, y el día escogido ha sido este martes. Un encuentro en el que los dos contendientes han discutido sobre todas las revelaciones de los audios de Villarejo y otros documentos publicados por El Món los últimos años.
El enfrentamiento ha empezado con una pregunta sencilla de Rosell: «¿Se considera usted demócrata?». La respuesta ha sido simple, a pesar de que no ha convencido a nadie más que al mismo Villarejo, que la ha formulado: «Si esto significa respetar a los demás, soy demócrata». Rosell ha contraatacado y le ha preguntado por qué un demócrata podría participar en acciones «gravísimas» que «alteran la democracia». El excomisario ha negado la mayor y ha defendido que «el Estado y la unidad de España son un bien superior» que se tiene que garantizar «sea como fuere». «Hay razones de fuerza mayor y durante la Operación Cataluña, teníamos que conseguir información vinculante para aplicar la ley. Si no hay unidad de España, no hay democracia«, ha argumentado el excomisario, que considera los dos elementos «complementarios».
Villarejo ha defendido sus actuaciones y las del gobierno español con el argumento que el que se perseguía era «evitar la ruptura de la unidad de España». Interpelado sobre quién estuvo detrás de la acusación a Rosell, que estuvo dos años en prisión provisional por una acusación que resultó falsa, Villarejo ha explicado que en el momento que Mariano Rajoy ganó por mayoría absoluta se establecieron las primeras reuniones con altos responsables del CNI, entre los cuales había supuestamente Paz Esteban, y con el Ministerio del Interior, con el ministro Jorge Fernández Díaz incluido. «Ellos nos decían si íbamos bien y por donde teníamos que echar», ha explicado el excomisario.

Rosell, objetivo prioritario y una verificación inútil
«Rosell se me presentó como objetivo prioritario porque se consideraba una persona problemática, porque tenía poder a los medios de comunicación y era un motor del independentismo», ha continuado Villarejo, que ha añadido que él desde el principio vio que «esto no era así». «Hago las primeras verificaciones, veo que no es así, y el 2014 lo descarto del todo», ha explicado. Después ha ironizado diciendo que le agradece haber tenido la «delicadeza» de haberlo avisado que se querellaría contra él por los dos años que pasó en prisión por la persecución del Estado que lideró Villarejo. Rosell ha asegurado que intentará reabrir la querella contra la policía patriótica a la luz de las nuevas pruebas: «Espero que haya un juez que se lo mire bien y basura limpia con los responsables. Si no, no lo arreglaremos nunca».
Como ya ha hecho otras muchas veces, Villarejo ha colocado su argumentario: «No me considero verdugo. Más bien me han utilizado como jefe de turco de todos los problemas que tiene España. Sabía que me utilizarían para salvarse ellos y cuando empezaron las avalanchas me arrastraron a mí solo», ha explicado Villarejo. El excomisario ha lamentado que haya sido condenado por «revelación de secretos» en un «país de chismosos».