La última jornada del
Ariche ha hecho su relato interpretando los hechos en el marco de la desobediencia y el dolo –malicia o mala intención en el lenguaje jurídico–. Incluso ha tirado de ironía haciendo una lectura de la Declaración de Independencia aprobada el 17 de octubre del 2017 para mostrar al tribunal que los acusados no tenían nada de respeto por el derecho. «Se me dibuja una sonrisa si la leo», ha asegurado a los magistrados. El tono, timbre y razonamientos del fiscal parecían dirigirse al magistrado Fernando Lacaba, que como presidente ha aplicado la ley de la ventaja a todas las partes, como si reprochara al tribunal que se haya celebrado el juicio, porque para concluir que los cuatro acusados son culpables solo hay que rememorar aquello que pasó el 2017.

Todas las acusaciones, con el fiscal
Ariche ha retocado sus conclusiones transformando el delito continuado de desobediencia en un único artículo de desobediencia. Ahora bien, el retoque no ha servido para rebajar ni un poco la pena pedida por parte del ministerio público. El informe del fiscal ha sido calificado de «brillante» por parte de la abogada del Estado, Beatriz Vizcaíno, que se ha limitado a adherirse pronunciando un breve discurso de glosa del ministerio público para reforzar la desobediencia de Lluís Corominas, Lluís Guinó, Anna Simó i Ramona Barrufet, que ponían la oreja desde el banquillo de los acusados. Se miraban las acusaciones como quienes vuelven a ver por enésima vez
El fiscal ha querido presentar un informe con cierto desparpajo y lo ha conseguido. Con un tono sarcástico, ha combinado el relato de los hechos con el objetivo político de la independencia de la legislatura del Parlamento del 2015-2017 y, sobre todo, los procelosos debates a la Mesa del Parlamento durante el maratón del 6 y 7 de septiembre. En este marco, ha definido como el punto inicial de todo las elecciones en el Parlamento del 27 de septiembre de 2015, que, según Ariche, se convirtieron «por obra y gracia de sus convocantes en constituyentes».
En una descripción parcial de lo que pasó con la aprobación de las leyes, el fiscal ha llegado desenvueltamente al sarcasmo leyendo en voz alta un trozo de la parte declarativa de la resolución del 27 de octubre, la de independencia. «El pueblo de Cataluña es amante del derecho, y el respecto a la ley es y será una de las piedras angulares de la República«, ha declamado especificando que «se le dibujaba una sonrisa» cuando lo leía sin intención de «meter el dedo en la llaga». La intencionalidad del fiscal implicaba el contraste entre aquello que firmaban y permitían los miembros de la Mesa y lo que, según su criterio, la ley no permitía porque el Parlamento no tiene ninguna primacía ante ningún poder.