Después del larguísimo congreso de ERC, parecía que la formación comenzaba a tomar forma de balsa de aceite, a la espera del inicio del nuevo curso político, a una semana de entrar en el mes del año en que parece que todo se detiene. La formación que vuelve a presidir Oriol Junqueras tiene como proyecto aguantar y esperar que el Tribunal Constitucional, a través del recurso de amparo, o con la ayuda del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), devuelva al líder del partido la habilitación para ejercer plenamente sus derechos políticos. Es decir, pasar de la fase de preso político a líder del partido para acabar como candidato. Una estrategia, como se puede ver en los congresos comarcales, pensada para construir listas por todo el país en las municipales de 2027.
El mapa parece claro, a condición de que la oposición interna continúe aturdida y, sobre todo, evitar tener la desgracia de que uno de tus nombres de referencia te juegue una mala pasada. Y, este precisamente, es el escenario que, de repente, se ha encontrado Calabria, la sede nacional de un partido que intenta reubicarse en el mapa de la política catalana, en el proyecto independentista y en el debate del día a día. Las declaraciones de Gabriel Rufián alentando la formación de un «frente popular de las izquierdas periféricas» no ha caído bien en ninguno de los cestos de las familias de ERC, y ha puesto sal en las heridas abiertas en el congreso que comenzaban a curarse.
Ni siquiera el junquerismo, que domina con mano de hierro la estructura del partido, entiende cómo, de repente, Rufián suelta esta idea cuando precisamente las encuestas comenzaban a mostrar cierta estabilidad del electorado, la búsqueda de conexiones más estables con otras formaciones avanza y el ruido interno comenzaba a silenciarse. Algunos interpretan el movimiento de su líder en el Congreso como una maniobra de salvamento ante la posibilidad de que haya una convocatoria electoral anticipada, otros lo ven como un paso más para identificarse como un free-lance de la estructura republicana.

«Un verso libre»
«Es un verso libre, pero hay cosas en que incluso la poesía debe estar muy calculada», refunfuña uno de los miembros del ejecutivo de Calabria. En este sentido, entienden que propuestas como esta deben avisarse antes porque son «cuestiones estratégicas». «Tardà escribía artículos, Rufi hace declaraciones», se resigna otro de los dirigentes de ERC. «Ya hace semanas que hay un run-run con esto, y el partido ha cerrado de inmediato la propuesta, un partido independentista no puede pensar en una estrategia de marco español», comenta otra de las fuentes consultadas.
«Parece que el sueño de Rufián sea ser el número dos de una lista de Podemos y eso no es la estrategia de ERC, ¡somos un partido indepe!», añade una fuente de la estructura institucional de la formación. «Son habas contadas, la izquierda internacionalista siempre ha mirado a la izquierda independentista como si no priorizara la lucha social; y nosotros siempre hemos defendido que la mejor manera de defender la clase obrera y los trabajadores es con un estado independiente, por tanto, se había llegado a la conclusión de que la Izquierda será internacionalista cuando seamos un estado independiente; en definitiva, el debate está superado», comenta otra fuente del núcleo de ERC.

Manifestaciones oficiales
Miembros destacados del junquerismo no entienden a qué viene ahora la propuesta de Rufián. «No tiene sentido», insisten, «nosotros no tenemos una óptica española». «Podemos participar con otras fuerzas de izquierdas e independentistas del Estado en momentos determinados y en iniciativas concretas, pero no hacer de izquierda española», añaden. Todo en plena sintonía con las declaraciones de la comandante en jefe de ERC en el Parlamento, Ester Capella, que ayer desacreditaba sin tapujos la propuesta de Rufián, limitando este tipo de acuerdos a listas, por ejemplo, del Europarlamento con otros independentistas vascos o gallegos.
Aunque representantes de Foc Nou, como Jordi Orobitg, se quedaron con hambre con la respuesta de Capella. “De la misma manera que él no es nadie para poner sobre la mesa una propuesta estratégica como esta, la portavoz en el Parlamento no es nadie para rebatirla”, reprochó el exdiputado por Girona y ponente de la ley de desconexión. De hecho, reclamaba que el partido debe definirse a través de los “órganos internos”, y que, por tanto, era responsabilidad del presidente, la secretaria general o el portavoz posicionarse respecto de la propuesta del portavoz de ERC en Madrid.
Suspicacias
«No sabemos a qué viene todo esto, quizá tiene miedo de algo», comenta un veterano alcalde de la formación. La referencia es clara. Una de las especulaciones que flotan en el ambiente es el temor a unas elecciones generales anticipadas que coincidan con la aceptación del amparo o de las medidas cautelares del recurso presentado ante el Tribunal Constitucional. Una decisión que podría restablecer la figura política de Junqueras, que bien podría ser candidato. O bien que, en el mismo escenario de adelanto electoral, pero aún con Junqueras inhabilitado, haya una apuesta por un candidato o candidata que le dispute el liderazgo de la candidatura. Una opción que podría movilizar a miembros de Nueva Esquerra Nacional, aún aturdidos, la potente y rebelde federación de Barcelona, la inquieta federación del Camp de Tarragona o incluso, la taifa de la Federación de Girona, así como los votantes de Foc Nou de la primera ronda del congreso. Es decir, buscar dentro del partido una alternativa capaz de plantar cara a un tótem del partido y, de rebote, emitir un aviso a Junqueras.
Además, avaladores del junquerismo desde el minuto cero comienzan a plantearse si vale la pena correr los riesgos. «Sabemos que tiene presencia y alcanza a sectores donde hasta ahora ERC no llegaba, pero también percibimos que es poco eficaz, no tenemos el retorno electoral que se esperaba», razonan. En este sentido, argumentan la maniobra de alcaldable en Santa Coloma de Gramenet, que a pesar de la ingente cantidad de recursos y de conocimiento, solo sumó un concejal más, pasando de uno a dos, en el reino de Núria Parlon antes de ser consejera de Interior. En aquel momento, cuadros del partido por todo el país preguntaron en voz alta a la dirección si a raíz de querer tener un concejal más en Santa Coloma de Gramenet se habían perdido alcaldías o concejales en feudos tradicionales de los republicanos. Fue la época en que se reclamaba la figura «de un Rufián con barretina», en referencia a un liderazgo táctico de modelo desacomplejado, pero sin un marco mental que se interpretara como español.
Ahora los mismos críticos han sembrado la duda en miembros de la dirección, en el sentido de que quizás «Rufián resta más que suma», al menos en el ámbito geopolítico catalán. «Otra cosa es que estaría encantado de ser uno de los líderes de este frente popular, y seguramente, podría ser bien recibido por el electorado de izquierdas español. Pero nosotros somos un partido de izquierdas, sobre todo, independentista», concluye otro de los miembros del aparato. «Nadie apoya a Rufián y eso quizás hará que Sendero Luminoso acabe dándose cuenta de que no es una buena estrategia hacer algunas cosas de política española», comenta uno de los militantes más veteranos del partido, con ironía, en referencia a Junqueras. Sea como sea, la propuesta de Rufián no ha convencido a nadie.