Ni Rodalies ni aeropuerto como protagonistas únicos: la mirada puesta en una Cataluña hiperconectada y descentralizada –lejos de un país dominado por dos o tres grandes áreas metropolitanas–, con una movilidad pensada para crear una red de ciudades medianas con suficientes infraestructuras para generar actividad económica. Esta ha sido la carta con la que –apenas un mes después del golpe de efecto de anunciar un acuerdo con Madrid para ampliar el aeropuerto– el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha querido generar una nueva sorpresa para afrontar en el Parlamento el debate monográfico sobre infraestructuras que había pedido Junts per Catalunya.

Los de Puigdemont, como ya preveían desde el ejecutivo, han recordado la «desinversión crónica del Estado», gobernado durante décadas, en etapas diferentes, por el PSOE, el partido con el cual está federado el PSC de Illa. Y precisamente porque daban por descontado este argumento, el presidente y la consejera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, Sílvia Paneque, que se han repartido la intervención inicial del ejecutivo, se han presentado en el hemiciclo con un plan bajo el brazo que aspira a dibujar las infraestructuras del 2050. Una auténtica carta a los reyes que no les ha ahorrado, sin embargo, las críticas por el «silencio» ante las deudas históricas del gobierno español con Cataluña y, según de dónde vinieran, los reproches por un traspaso engañoso de Rodalies –Junts– o por la decisión de ampliar el aeropuerto –ERC, los comunes y la CUP.

Movilidad transversal en lugar de radial

La esencia de la Cataluña soñada por el gobierno de Illa para dentro de 25 años es que la movilidad deje de ser radial y sea más transversal y que las conexiones se extiendan por todo el territorio formando una malla, de manera que se reduzca la hipertrofia hacia la que se encamina el área metropolitana de Cataluña. Y en este horizonte tiene mucho peso lo que sería, si se hiciera, una revolución en la red ferroviaria, que debería emular la capilaridad de las carreteras. En este capítulo, están, por ejemplo, los tranvías regionales –en el Camp de Tarragona, que es el proyecto más avanzado, y también entre Girona y Banyoles, entre Tortosa y l’Aldea y entre la Seu d’Urgell y Sant Julià de Loira (Andorra)–, pensados para cuando haya diez millones de habitantes en Cataluña. Ahora hay 8,1 millones y, como han recordado tanto desde el Gobierno como desde Junts, las infraestructuras actuales se pensaron para un país de seis millones. Además de los trenes, la movilidad debería reforzarse también con la mejora de la red de autobuses interurbanos.

Según Illa, «el Plan de infraestructuras 2025-2050 es una apuesta decidida y ambiciosa para transformar la movilidad del país porque la Cataluña próspera debe estar equilibrada territorialmente y debe conectar todas sus áreas económicas, desde el área metropolitana de Barcelona hasta las Terres de l’Ebre».

La consellera de Territori, Sílvia Paneque, al debat sobre infraestructures al Parlament / ACN
La consejera de Territorio, Sílvia Paneque, en el debate sobre infraestructuras en el Parlamento / ACN

En su turno, Paneque ha concretado que el plan se estructura en nueve ejes: redes ferroviarias, de autobuses y viales, infraestructuras sostenibles, planes urbanísticos estratégicos, seguridad hídrica, energía, vivienda y puertos y aeropuertos. Y ha subrayado que considera que el reto principal es «integrar ferrocarriles, carreteras, puertos y aeropuertos en un único sistema». También ha enarbolado el acuerdo para el traspaso de Rodalies, pactado la legislatura pasada entre el gobierno de ERC y el del PSOE de Pedro Sánchez y que el ejecutivo de Illa se ha encontrado asumiendo, con la dificultad de tener que defender un pacto que ha acabado dando al Estado el 50,1% de la empresa mixta que lo gestionará, de manera que la Generalitat se queda en minoría aunque sea por una décima. A pesar de todo, para Paneque, tiene «relevancia histórica» porque el servicio se gestionará desde la proximidad.

Rodalies y el aeropuerto, blanco de todas las críticas

Este punto ha sido de los momentos en que Junts ha sido más crítico. El diputado Salvador Vergés ha recordado que el traspaso no es integral. «No necesitamos el traspaso para tener el 49,9% de la culpa, sino para tener el 100% de las herramientas para resolver este drama que tiene nuestro país», ha advertido. El portavoz del grupo juntaire, Albert Batet, ha hurgado en la desinversión del Estado en Cataluña. Ha recordado que «la responsabilidad» ha sido «todos los gobiernos españoles», lo que incluye al PSOE, y lo ha considerado una «estrategia premeditada». ERC, representada por la diputada y exconsejera de Territorio Ester Capella, también ha incidido en

Este punto ha sido de los momentos en que Junts ha sido más crítico. El diputado Salvador Vergés ha recordado que el traspaso no es integral. «No necesitamos el traspaso para tener el 49,9% de la culpa, sino para tener el 100% de las herramientas para resolver este drama que tiene nuestro país», ha advertido. El portavoz del grupo juntaire, Albert Batet, ha hurgado en la desinversión del Estado en Cataluña. Ha recordado que «la responsabilidad» ha sido «todos los gobiernos españoles», lo que incluye al PSOE, y lo ha considerado una «estrategia premeditada».

ERC, representada por la diputada y exconsejera de Territorio Ester Capella, también ha incidido en el hecho de que, «gobierne quien gobierne el Estado, el agravio y el déficit de inversión crónica es una realidad». Pero paralelamente ha criticado el plan para ampliar el aeropuerto del Prat, una cuestión donde los republicanos chocan con el PSC a pesar de haber investido a Illa. Y tanto la CUP como los comunes se han sumado a esta crítica. Según los cupaires, el Gobierno del PSC está «obsesionado» con el aeropuerto en lugar de pensar en la mejora de la movilidad de los catalanes y los comunes han asegurado que «el Prat va como un tiro y Rodalies va por el pedregal» y han reclamado priorizar la red ferroviaria. En ambos casos, críticas que también quería neutralizar el plan 2050 presentado.

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