El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, recibió hace una semana el informe elaborado por el grupo de expertos sobre el Acuerdo de Claridad y entre las cinco opciones planteadas por los académicos eligió la de celebrar un referéndum inspirado en el de Escocia, que en 2014 pudo consultar en los escoceses sobre la independencia después del Acuerdo de Edimburgo, que sellaron los entonces primer ministro británico, David Cameron, y su homólogo escocés, Alex Salmond. Entre otras cosas, acordaba la pregunta y las opciones de respuesta, y ambos gobiernos se comprometían a trabajar «en beneficio de Escocia y del resto del Reino Unido». La elección del presidente de la Generalitat ha sido recibida con discrepancias entre los expertos.

Aragonès quiere explorar las posibilidades que hay de implantar la “vía escocesa” para poder celebrar un referéndum acordado con el gobierno español en Cataluña y preguntar a los catalanes si vuelan la independencia. Esta vía, que es un referéndum inicial, también implicaría abrir una posterior negociación con el Estado para establecer las bases de la independencia en el supuesto de que la opción ganadora fuera lo sí. Una posibilidad que algunos expertos ven como una utopía –descartan de todas todas que el presidente del gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, pueda convertirse en David Cameron español–, pero otros consideran cuestión «de voluntad».

El catedrático de Ciencia Política de la Universitat de Barcelona (UB) Jordi Matas asegura que la vía escocesa es una «vía utópica» porque el Estado español «no quiere saber nada» de un referéndum que pregunte si Cataluña tendría que ser independiente o no. Una opinión compartida por el catedrático de la Universitat de València (UV) Albert Noguera, que ve «absolutamente imposible» la posibilidad de aplicar la vía escocesa en el Estado español. El elemento clave, según él, que «inhabilita» la propuesta del presidente es que un referéndum a la escocesa «no es una medida metabolitzable» para Madrid, porque «se carga el núcleo constitutivo del Estado español, que es la unidad». Y también señala que acceder a esta vía “puede desencadenar un efecto dominó y la desintegración del Estado”.

Pere Aragonès y Pedro Sánchez han coincidido al Círculo de Economía / Europa Press

Todo se trata de «voluntad»

El profesor de Ciencias Políticas de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Marc Guinjoan, por su parte, cree que «a corto plazo» se hace «difícil» y «complicado» pensar que pueda haber un referéndum y señala que todo se trata de «voluntad», pero insiste en la dificultad de llevarlo a buen puerto porque «una parte tiene más fuerza que la otra». Aun así, no cierra del todo la puerta porque en política «de más verdes maduran». Así mismo, expone que Pere Aragonès ha planteado su preferencia, pero esto tampoco quiere decir que la vía escocesa «tenga que ser la preferencia de todos o la que se acabe desarrollando».

Sánchez no será el David Cameron español

Los tres afirman que no ven Pedro Sánchez dispuesto a permitir un referéndum sobre la independencia, como hizo David Cameron con Escocia. Guinjoan dice que «costa mucho pensar que puede ser David Cameron español proponiendo un referéndum binario de independencia», que ve «muy lejos de la mesa» en cuanto a los partidos políticos españoles y a partidos catalanes como el PSC, que potencialmente puede llegar al poder en las próximas elecciones en el Parlamento, puesto que de hecho ya ganó las del 2014 y está en un ciclo de recuperación electoral.

Matas se muestra más contundente y no ve de ninguna de las maneras que la vía escocesa sea una posibilidad porque el líder del PSOE «tiene que gobernar un estado qué no tiene nada que ver con el Reino Unido y él mismo tiene una visión del que es el ejercicio del derecho a la autodeterminación mucho diferente al que pasó en Escocia». «Son dos culturas democráticas que no tienen nada a ver», sentencia. Noguera también opina como Matas y cree que Pedro Sánchez «no puede ser David Cameron español» porque «no tiene ninguna voluntad de convocar un referéndum».

Una vía planteada por Ubasart en 2015

El catedrático de la UB reprocha que Aragonès dé marcha atrás ocho años y recupere una propuesta que ya hizo Podemos en 2015 a través de su líder de entonces en Cataluña y actual consejera de Justicia, Derechos y Memoria, Gemma Ubasart: «Es como si no hubiera habido represión, como si el Estado no hubiera dicho por activa y por pasiva, que no quiere saber nada de un referéndum, como si todavía fuéramos con el lirio en la mano y como si descartáramos las vías unilaterales».

Gemma Ubasart, Consejera de Justicia, Derechos y Memoria. Sesión de control en el Gobierno en el Parlamento 14/12/22 / Mireia Comas
Gemma Ubasart, Consejera de Justicia, Derechos y Memoria. Sesión de control en el Gobierno en el Parlamento 14/12/22 / Mireia Comas

«Es una sorpresa que ahora volvemos a recuperar la vía escocesa cuando ya hablábamos hace ocho años», sentencia Matas, y subraya que el derecho a la autodeterminación no se ejerce «picando a la puerta de un estado que te la cierra sistemáticamente y pidiendo por favor que te dejen votar». «Así nos podemos echar 80 años más y de aquí a 80 años todavía hablaremos de la vía escocesa y de si el Estado nos deja hacer un referéndum».

Discrepancias entre los expertos con el informe del consejo académico de Aragonès

El informe del consejo académico sobre el Acuerdo de Claridad genera división de opiniones entre los expertos consultados. Jordi Matas se muestra «absolutamente decepcionado» porque considera que el informe «no tiene ni pies ni cabeza» y Albert Noguera lo califica de «pantomima». El catedrático de la UB critica que el documento aborde es si podrían establecer cuórums de participación mínima “para garantizar la significación de los resultados” así como establecer umbrales mínimos de voto favorable, porque es un aspecto que la Comisión de Venecia no acepta. «Es poner más palos en las ruedas», concluye Matas.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, reunido con el Consejo Académico por el acuerdo de claridad / ACN

Por otro lado, Marc Guinjoan defiende el informe porque «por primera vez establece las bases de un posible acuerdo de resolución de un conflicto que no es de parte». «Es un informe muy bien trabajado con expertos de ámbitos diferentes» y, según él, «crea un antes y uno después al intentar hacer dialogar las diferentes partes desde la academia sobre el debate territorial de Cataluña». Además, pone énfasis en el hecho que el documento se centre más en el caso del Quebec porque «desde el punto de vista de los cimientos legales y jurídicos era una propuesta que estaba mejor construida».

Dos posibles mecanismos jurídicos para implementar la vía escocesa

El catedrático de la Universitat de València señala que hay dos opciones para implementar la vía escocesa en el Estado español, en el supuesto de que permita un referéndum sobre la independencia en Cataluña, que en cualquier de los casos sería consultivo y su resultado «no sería de obligatorio acatamiento por parte del gobierno español», en el sentido jurídico, a pesar de que siempre lo comprometería políticamente. Una vía sería el referéndum consultivo del artículo 92, que es la vía que puso sobre la mesa el presidente al exilio, Carles Puigdemont, en la conferencia que ofreció el pasado 5 de septiembre en Bruselas. A pesar de que el Acuerdo de Claridad dice que esto implica un referéndum en todo el Estado porque interpretan que la referencia a “todos los ciudadanos” significa en todo España, Noguera defiende que «esto se puede interpretar como todos los ciudadanos del ámbito territorial donde se circunscribe el referéndum». Es decir, el experto de la UV defiende que se podría hacer perfectamente un referéndum consultivo a las 4 circunscripciones catalanas.

La segunda opción surgiría de la cláusula del artículo 149.32, que dice que la autorización para la convocatoria de consultas populares por vía de referéndum es competencia del Estado. Aquí, según explica Albert Noguera, «no se especifica si esta autorización hace referencia solo a las cinco modalidades explícitamente reconocidas a la Constitución, que no reconoce el de autodeterminación, o a cualquier modalidad de referéndum en cualquier ámbito que se pueda dar», pero cree que la solución pasaría para «hacer una reforma de la ley orgánica 2/80 de las diferentes modalidades de referéndum, que se puede hacer con mayoría absoluta, donde se especificara como modalidad de referéndum derivada de la cláusula 149.32 los referéndums autonómicos».

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