La monarquía española no es aceptada en Girona. En uno de los feudos del movimiento antimonárquico de Cataluña, la casa real continúa intentando mantener los vínculos a través de la Fundación Princesa de Girona (FPdGi). A golpe de talonario, cada año la fundación dedica esfuerzos a contribuir a la presencia de la monarquía en Cataluña con la entrega de los premios de la entidad, pero no se pueden entregar en la ciudad donde tienen la sede. El año pasado se entregaron en Caldes de Malavella y este año la gala se celebra en el Palacio de Congresos del Gran Casino de la Costa Brava, situado en Lloret de Mar. De hecho, esta vez la visita de la familia real a territorio catalán no se limita solo a la entrega de los premios, que se celebra el próximo miércoles, sino que la princesa Leonor, la heredera del trono, ha acompañado a Felip VI en la entrega de despachos de los nuevos sargentos a la Academia General Básica de Suboficiales, en Talarn (Pallars Jussà). El acto ha sido este viernes, y la Zarzuela lo ha aprovechado para hacer que la presentación de la princesa en sociedad con el uniforme de dama alférez cadete fuera en Cataluña, apenas dos días después de recibir el título de manos de su padre como colofón de un año de formación a la Academia Militar de Zaragoza. La presencia de la familia real española en territorio catalán se completará con la visita de Leonor y su hermana, la infanta Sofía, al estudio del escultor Jaume Plensa, en Sant Feliu de Llobregat, el martes. Pero en la ciudad de Girona no pueden poner los pies, por el rechazo social y del Ayuntamiento, que los tiene vetados desde 2017.

Los premios de la FPdGi, según la fundación, tienen por objetivo «premiar el talento» joven, pero en la práctica se han convertido en combustible para avivar el espíritu antimonárquico de Girona: «La poca inteligencia de la casa real nos da alas para continuar ensanchando el rechazo contra los Borbones», asegura el portavoz de la Coordinadora Antimonárquica de las comarcas gerundenses, Quim Tell, en conversación con El Món. Tell subraya que, gracias a «la pinza» de la lucha en la calle y las instituciones, la FPdGi ha quedado aislada de la ciudad.

La relación compleja entre la monarquía española y la ciudad de Girona se remonta a décadas atrás, con protestas en la calle en cada visita. El año 2007, la última visita del rey Juan Carlos I y la reina Sofía para la inauguración de Parque Científico Tecnológico de la ciudad, ya empezó a agrandar el distanciamiento -que ha existido desde siempre- con la corona española. Dos años más tarde, en 2009, la iniciativa de empresas e instituciones como la Cámara de Comercio de Girona, la Caixa Girona, la Fundación Gala-Salvador Dalí y La Caixa -así como otros del resto del estado español- dio vida a lo que hoy se conoce como la Fundación Princesa de Girona, que inicialmente fue Fundación Príncipe de Girona, cuando el heredero era Felipe. De entrada, el objetivo de acercar la casa real a la ciudadanía catalana a través de unos premios a la «innovación» y el «nuevo talento» de Cataluña dio sus frutos, puesto que la entidad podía llevar a cabo su actividad con relativa normalidad.

Ahora bien, el auge del independentismo, especialmente impulsado por el Procés, aumentó el rechazo gerundense contra la monarquía. A pesar de los cambios políticos al frente del Ayuntamiento de Girona, pasando desde el gobierno socialista de Anna Paganos (2002-2011) -quién gobernaba en el momento de la creación de la fundación borbónica- hasta la alcaldía de Carles Puigdemont (2011-2016), la FPdGi todavía podía hacer su entrega de premios anual en su sede, situada en el número 1 de la calle Juli Garreta, u otros espacios de la ciudad. El octubre de 2017, sin embargo, cambió radicalmente la situación.

Los reyes españoles a Girona el junio del 2017 acompañados por Carles Puigdemont i Enric Millo / Europa Press

2017, el punto de inflexión

Después del referéndum del primero de octubre de 2017 y el posterior discurso el rey español el 3 de octubre, con el cual se posicionó en contra de las urnas, el Ayuntamiento de Girona, entonces con la juntaire Marta Madrenas como alcaldesa, declaró persona non grata a Felipe VI. Un movimiento que empezó a aislar la fundación borbónica y a obligarla a hacer los actos fuera de la capital gerundense. De hecho, no solo el consistorio rechazó firmemente la figura del monarca español, sino que la misma Cámara de Comercio -que había contribuido a la creación de la fundación- se desvinculó de la entidad después del discurso del 3 de octubre, puesto que consideraban, tal como aseveró el presidente de la Cámara, Domènec Espadalé, que las palabras de Borbón no habían estado «correctas».

Teniendo en cuenta que, después de la ruptura del Ayuntamiento, la entidad borbónica ya no podía llevar a cabo su entrega de premios anual en la ciudad de Girona, desde la fundación han hecho equilibrios cada año para encontrar un espacio donde poder mantener su relevancia. El año 2018, todavía con los hechos de 2017 frescos en la memoria colectiva, la FPdGi escogió el Espacio Mas Marroch –un centro para acontecimientos del Celler de Can Roca en Vilablareix, al lado mismo de Girona– para celebrar la gala. Una decisión que generó un gran rechazo por parte de la sociedad civil e incluso provocó críticas a los hermanos Roca, a pesar de su gran popularidad. El año 2019, todavía más aislada, la fundación borbónica se refugió en Barcelona -en el Palacio de Congresos de Cataluña- para celebrar la entrega de sus galardones, lejos del caldo de cultivo antimonárquico de Girona.

Decenas de manifestantes durante una concentración contra la visita de la Familia Real para la entrega de los Premios Fundación Princesa de Girona (FPdGi) en Caldes de Malavella / EP

El auge del movimiento contra la monarquía

Paralelamente a la ruptura de relaciones con el rey español por parte del Ayuntamiento de Girona, estaba la batalla contra la monarquía en la calle. A pesar de que siempre había habido un espíritu antimonárquico, especialmente impulsado por el espacio político de la CUP y entidades de su entorno, la «segregación» del independentismo civil destensó un poco. Fue en aquel momento, pues, según relata Quim Tell, que diferentes entidades y partidos contrarios a los Borbones decidieron constituirse como coordinadora. Concretamente, en 2021, ADAC, ADIC, ANC Girona, ARRAN, Ateneo 24 de Junio, Casal Independentista El Forn, CDR Girona, ClxR, CUP, Demócratas de Cataluña, Endavant, ERC, FAGC, Jovent Republicà, Junts per Catalunya, La Intersindical, La Forja, Òmnium Gironès, Poble Lliure, Seguim 1714, SEPC, IAC, JNC y CDR Ter-Gavarres decidieron unir fuerzas para luchar contra la realeza española: «Nuestro primer éxito fue conseguir unir a entidades que tenían algunas diferencias entre sí», relata el portavoz de la Coordinadora Antimonárquica.

De entrada, este conglomerado de entidades dedicaba su actividad a hacer protestas contra la monarquía para intentar sabotear los actos de la FPdGi. Una tarea que, según Quim Tell, han logrado con «éxito» durante sus tres años de vida como coordinadora. Por ejemplo, el 10 de mayo de 2022, la fundación borbónica intentó llevar a cabo un acto público al local de la Fontana d’Or, en el corazón del Barri Vell. El movimiento antimonárquico convocó una acción de protesta que acabó obligando a reubicar el acto previsto y actuar con más discreción: «Se escondieron en su sede de manera clandestina para esquivarnos. Esto es un gran éxito«, recuerda el portavoz de la Coordinadora Antimonárquica. De hecho, aquel mismo 2022, el auge de la fuerza antimonárquica obligó a la FPdGi a huir todavía más lejos y efectuar su tradicional entrega de premios en un auditorio de Cornellà de Llobregat (Baix Llobregat).

Enfrentamiento entre Mossos y manifestantes antimonárquicos a Girona / ACN

Girona, feudo antimonárquico

El año siguiente, 2023, cuando se acercaba la nueva entrega de premios, la presión antimonárquica volvió a crecer rápidamente. De hecho, un acto de protesta en la sede de la fundación borbónica el 3 de julio del año pasado -en el que los manifestantes intentaron colgar una pancarta en la fachada del edificio- acabó con un enfrentamiento entre los agentes del ARRO de los Mossos d’Esquadra y los antimonárquicos que se saldó con la detención de Quim Tell. Una tensión contra la FPdGi que también se trasladó dos días más tarde durante la celebración de la gala en las afueras del recinto turístico del Golf de Caldes de Malavella, un espacio privado, elitista y aislado, en que los Borbones se vieron obligados a celebrar la entrega de premios para evitar los embates antimonárquicos, a pesar de que las protestas se hicieron igualmente y que acabaron con varias personas investigadas acusadas de desobedecer la policía.

Esta lucha de la calle que también tiene un reflejo institucional. El 20 de julio del año pasado, después el cambio de gobierno municipal, con el que Lluc Salellas, de la CUP, se convirtió en el nuevo alcalde con el apoyo de Junts y ERC, Girona subió el tono contra la monarquía española. Las 21 entidades que conforman la Coordinadora presentaron conjuntamente una moción al plenario municipal para “romper vínculos” con la monarquía–, un texto que se aprobó por mayoría. Desde aquel momento, pues, el Ayuntamiento gerundense se ha comprometido a erradicar cualquier vínculo, «de una manera simbólica, y también real y legítima», con la casa real española. Una decisión de la capital de la demarcación que también se ha extendido en otras poblaciones de la zona, como por ejemplo Celrà o Amer –el pueblo natal de Puigdemont– entre otras. Ahora, pues, la nueva celebración de la tradicional entrega de premios, que este año coincide con el décimo aniversario del inicio del mandato de Felipe VI, vuelve a generar el bullicio antimonárquico, que ya ha anunciado protestas en Lloret de Mar para boicotear el acto de la fundación borbónica, que poco a poco ha acabado expulsada -a pesar de mantener la sede simbólicamente- de Girona.

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