Después de meses de trabajos, la comisión Pegasus del Parlamento Europeo ha votado sus conclusiones sobre el uso del software espía. Un informe definitivo, que va acompañado de un segundo documento, de recomendaciones, que todavía está sujeto a enmiendas antes de su votación al plenario. En resumidas cuentas, la ofensiva del independentismo tiene motivos para ver el vaso medio lleno, pero también para verlo medio vacío. Igual que la ofensiva diplomática y política del Estado español y el unionismo. El documento, pero, consigue que se reconozca la existencia del Catalangate y resalta que se puede concluir que el Estado español no ha puesto suficiente interés a hacer más transparente la investigación, sobre todo en 47 espiados que no reconoce de los 65 constatados por CityzenLab.
Ahora bien, los europarlamentarios han avalado la actuación del sistema judicial español, que califican «de independiente y con suficientes garantías«. Por otro lado, los diputados unionistas han conseguido otra victoria y es que a los afectados por el ciberespionaje no se los define como «víctimas» sino como «objetivos». El debate ha estado largo y, por ejemplo, uno de los impulsores de la comisión y víctima, el presidente Carles Puigdemont y diputado de Lliures per Europa, se ha abstenido en el informe de investigación y ha votado en contra de las recomendaciones al entender «que

Muchas enmiendas por el relato
El informe final es una obra de orfebrería para poder constatar el Catalangate pero sin tener que castigar España con excesiva virulencia. De hecho, se presentaron un total de 1.281 enmiendas al informe final. Las fuerzas independentistas, ERC -con Diana Riba al frente-, y Junts, presentaron más de una treintena de enmiendas pactadas con Òmnium y ANC, sobre todo para denunciar y documentar el Catalangate con más detalle y profundidad. Por su parte, Ciutadans, con Jordi Cañas como portavoz, presentaron enmiendas «negacionistas» con el espionaje, sobre la figura de Elies Campo -uno de los coordinadores del informe de CityzenLab-, sobre la relación de Gonzalo Boye con ETA o un supuesto falso positivo del eurodiputado y ex consejero Antoni Comín.
En la misma línea, Jorge Buixadé de Vox, registró un puñado de enmiendas que justificaban el espionaje por el «golpe de estado» de los independentistas y Juan Ignacio Zoido, enmiendas para incorporar conexiones con Rusia, la ilegalidad del 1-O que justificaba el ciberespionaje, la relación con Tsunami Democrático y su cariz «terrorista» y la figura de Josep Alay, ninguno de la oficina del presidente Puigdemont. Los socialistas bajaron el listón de la agresividad basando sus enmiendas con la reforma del Código Penal, el proyecto de ley de Secretos Oficiales y también de los indultos.

Victorias pírricas por los dos lados
La batalla del relato ha sido un roce muy cerca entre las dos posiciones. ERC y Junts presumen de haber podido establecer las «condiciones legales» con las que se puede utilizar un software espía. Ahora bien, admiten que se insta al ejecutivo español a hacer reformas, pero sin plazo de adopción, a la vez que resaltan que hoy por hoy, el marco legal es «desfasado y sin suficiente protección». También riñen en el Estado en cuanto que tiene que ser un juez quien tiene que valorar la necesidad de intromisión en las comunicaciones y no una figura de carácter político como lo
Por su parte, los unionistas han logrado el reconocimiento a la justicia española, y el aval de la Unión Europea al uso de software espíes de estas características. Y una idea de concepto, como por ejemplo que los catalanes espiados no son «víctimas» sino «objetivos». Así mismo, el informe fía la investigación y las autorizaciones a los tribunales, pero evita hablar de «persecución política» a diferencia del que sí que admite que pasa en Polonia, otro de los estados europeos acusado del uso de Pegasus. En todo caso, el informe acaba legitimando el uso de Pegasus por los Estados en unas condiciones legales y de garantías, a pesar de que reclamen en el Estado español que ofrezca más información sobre las escuchas que se produjeron bajo el argumento de la seguridad nacional. De aquí que solo recomienda a la Moncloa «iniciar una reforma legal del CNI» y, incluso, «invita en el Europol a unirse en las investigaciones del Catalangate para contribuir con sus conocimientos».

Politización de los informes
Por su parte, la ponente del comité Pegasus y conductora del informe, la holandesa Sophie In ‘T Veld, ha confesado después de la votación que el documento ha sido uno de los «más politizados» en la historia del Parlamento Europeo. «A los gobiernos no les interesa que se los vigile, pero es muy importante que cuestiones como esta estén en la agenda», ha destacado en un encuentro con los corresponsales en Bruselas.
Si bien la dirigente holandesa ha declarado que en líneas generales se siente «satisfecha» por el informe final, también ha lamentado que «no se ha hecho justicia» a ninguna de las víctimas. «No hay investigaciones nacionales en marcha ni tampoco investigaciones sobre la exportación de programas de espionaje», ha concluido. En este contexto, ha enfatizado la intención de los Estados de eliminar voces «críticas».