La ley de amnistía se ha aprobado definitivamente en el Congreso de los Diputados con una votación que ha levantado el veto del Senado impulsado por la mayoría que tiene el PP en la cámara alta. El pleno de este jueves ha mostrado el independentismo unido por un día, dentro y fuera de la cámara, donde se han podido ver abrazos, besos y apretones de manos entre dirigentes de Esquerra Republicana y Junts per Catalunya, como por ejemplo la de Oriol Junqueras con Jordi Turull, que hacía tiempo que no se veían por las continuas disputas entre unos y otras por la disputa de la hegemonía del independentismo. Por otro lado, la aprobación ha hecho evidente la grieta entre las dos Españas y del régimen del 78 con acusaciones de los populares contra los socialistas de aceptar una norma a cambio de siete votos y recordándolos que los socialistas españoles fueron copartícipes de la aplicación del 155. El pleno ha tenido de todo, numerito de Vox incluido, que ha intentado boicotear el pleno de la amnistía.

El independentismo ha apostado para aparcar los reproches y centrarse a celebrar la «gran victoria» de este jueves en la cámara baja española y en advertir el gobierno de Pedro Sánchez que esto no significa el final del movimiento. Lo ha hecho ya durante el debate, donde tanto la portavoz de Junts per Catalunya en el Congreso, Míriam Nogueras, como el líder de Esquerra Republicana a Madrid, Gabriel Rufián, han querido hacer un reconocimiento a dirigentes de ambos partidos por haber organizado el referéndum del Primero de Octubre. Así, los dos han reconocido el papel de Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Carme Forcadell y Jordi Turull, entre otros. Además, han sacado pecho por la aprobación definitiva de la norma, que «no es perdón ni clemencia», y han dejado claro que la amnistía no significa «ningún punto final» a nada y que su próximo objetivo es negociar el referéndum de autodeterminación en Cataluña.

Un argumento que también ha usado el presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, que en una breve declaración institucional ha alertado el estado español que la amnistía «por sí sola» no resuelve el conflicto político entre Cataluña y España y que ambas partes tienen que comenzar una negociación para resolver el problema de «raíz», que tiene que desembocar tanto sí como no a «dar la última palabra en la ciudadanía» para permitir que decidan su futuro político a las urnas. El presidente en el exilio, Carles Puigdemont, por su parte, ha destacado desde Waterloo que ahora el independentismo podrá negociar de tú a tú con el estado español porque «nos hemos sacado las espinas de los pies» y ha advertido el PSOE que la amnistía solo resuelve uno de la larga lista de errores que ha cometido España «en relación con las demandas del pueblo de Cataluña».

Feijóo y Sánchez en la reunión para abordar la renovación del CGPJ / ACN
Feijóo y Sánchez en la reunión para abordar la renovación del CGPJ / ACN

Pedro Sánchez vota a favor de la amnistía entre gritos de «traidor»

La unión del independentismo contrasta con la tensión que ha habido al hemiciclo entre las dos Españas durante el transcurso del pleno, con intento de boicot incluido. Esta tensión ha quedado clara cuando el presidente español, Pedro Sánchez, ha tenido que pronunciar el voto favorable a la ley de amnistía entre gritos de «traidor». Unos gritos que, justo es decir, no era la primera vez que se sentían durante el debate de hoy. El diputado del PSOE a quien se ha delegado la intervención, Artemi Rallo, había tenido problemas para iniciar su discurso desde la tribuna porque los diputados de Vox proferían insultos, pero él se ha vuelto acusándolos de «neofascistas» y «filonazis».

Malgrat que la lectura del PSOE de la aprobación de la amnistía es totalmente opuesta a la que hace el independentismo, puesto que defiende que ha abierto una nueva etapa en Cataluña y que así desactiva el movimiento, el PP ha acusado los socialistas españoles de cambiar de opinión con el Proceso. Así, Alberto Núñez Feijóo se ha encargado de recordar que los dos partidos colaboraron para aplicar el 155 y suspender la autonomía de Cataluña después del referéndum y la declaración de independencia. El líder del PP ha puesto toda la carne en el asador anunciando «el acta de defunción del PSOE» por la aprobación de la amnistía, ha calificado Pedro Sánchez de «cobarde» por no dar la cara durante el pleno, donde solo ha hecho acto de presencia en el momento de la votación, y ha desafiado el presidente español a defender la medida en unas elecciones anticipadas.

Y en esta grieta entre las dos Españas que se ha escenificado en el Congreso también ha colaborado Vox, que, además de intentar boicotear el pleno, ha calificado la aprobación de «el atentado más grave a los españoles honrados que cumplen la ley desde el 1978» y ha intentado arrastrar el PP, con quien gobiernan autonomías y ayuntamientos, a su terreno. Así, ha reprochado los populares «no haber hecho todo el posible» para frenar la norma. Pero, mientras tanto, los populares, a través de Isabel Díaz Ayuso, ya anunciaban que las comunidades que presiden presentarán recurso inmediato contra la ley de amnistía al Tribunal Constitucional. El anuncio de Ayuso ha llegado después de que Santiago Abascal ha reprochado a la dirección del PP haber prohibido manifestaciones institucionales en las comunidades autónomas que cogobiernen.

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