El día siguiente al pacto cocinado en Madrid para dar la alcaldía de Barcelona a Jaume Collboni, tanto el PP como el PSOE han sacado pecho de la jugada y se han erigido en los artífices de haber cerrado el paso una vez más a la llegada del independentismo al Ayuntamiento de la capital catalana. El presidente español, Pedro Sánchez, ha considerado un “gran éxito” que los socialistas hayan conseguido la alcaldía de Barcelona, aunque sea a través de un pacto de males menores con los populares y con condiciones programáticas de por medio.

En Génova, la sensación de haber ganado el partido es evidente. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha asegurado que los populares han sido “determinantes” para evitar que “el independentismo gobierne Barcelona”. En un acto en Madrid, Feijóo se ha preguntado si el PSOE habría hecho el mismo en una situación inversa. “No me importa porque nosotros hemos cumplido nuestro deber, hemos hecho política de Estado; somos el partido de la garantía de la Constitución”.

El presidente español, Pedro Sánchez, llegando en el Senado / Europa Press

En los días previos a la investidura, el PSOE había redoblado la presión con un mensaje claro: no investir Collboni suponía dejar que Puigdemont gobernara en Barcelona. A pesar de los esfuerzos de Trias para esconder la independencia durante la campaña electoral, al final la imagen de tener a Junts en la alcaldía de Barcelona —escoltada por ERC, con quien habían hecho un pacto de gobierno— era demasiado peligrosa para el relato de ambos partidos, que cuando el estado tambalea resucitan el bipartidismo sin problema.

Un pacto en Barcelona con la vista puesta en el 23-J

Ambos partidos han jugado la partida de Barcelona con la mirada puesta en las elecciones estatales del 23-J. El PSOE necesitaba una gran victoria municipal después de la derrota del 28-M, donde ha perdido prácticamente todo el poder territorial a manos del PP y Vox. Los populares, por su parte, no se podían permitir llegar a la campaña con la etiqueta de haber facilitado un gobierno independentista en la capital catalana. Y menos cuando los comunes ya se habían resignado a sacrificar a Colau e ir directos a la oposición para evitar un gobierno de la “Convergencia del 3%”.

“La renuncia de Coláis dejó sin argumentos al PP, que estaba dispuesto a apoyar a un alcalde independentista antes de a un gobierno socialista”, ha asegurado Sánchez en una entrevista en El País. “Ahora se abre una etapa muy ilusionante para la convivencia y la transformación de la ciudad”, dice. Feijóo le ha respondido que no esperaban un agradecimiento oficial por haber facilitado la investidura de Collboni, pero ha lamentado que desde el PSOE «no den las gracias y encima insulten al PP”.

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