En la Moncloa cada vez tienen más claro que la reunión entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont será el peaje que deberá pagar para mantener una relación fluida con Junts y salvar los presupuestos y, de rebote, prolongar la legislatura. En los últimos días, cada vez son más las voces del gobierno español que hablan abiertamente de un posible encuentro con el presidente en el exilio, aunque por el momento todavía están en la fase de sondear la opinión pública. De hecho, la Moncloa ve los recientes pactos del PP con Junts como la oportunidad perfecta para arrastrar a Génova y a Alberto Núñez Feijóo al proceso de legitimación política de Puigdemont que se inició con la aprobación de la ley de amnistía.
La vicepresidenta primera del gobierno español y número tres del PSOE, María Jesús Montero, ha defendido la reunión de Sánchez y Puigdemont como la mejor manera para “dar normalidad” a la relación con Junts. En una entrevista en la Cadena SER, Montero ha matizado que “no hay fecha ni lugar” para el encuentro, que deberá realizarse fuera de España porque el Tribunal Supremo no quiere aplicar la amnistía al presidente catalán en el exilio. “Me da igual dónde y cómo, lo importante es normalizar esta situación”, ha asegurado Montero. La ministra de Hacienda ha adelantado que durante las fiestas de Navidad el gobierno español ha trabajado con Junts cuestiones como la ley de inmigración, pero que aún no han comenzado a hablar de presupuestos.

De hecho, fuentes de la Moncloa explican que el gobierno español está dispuesto a ceder a las pretensiones de Junts de aumentar el techo de gasto de la Generalitat si, a cambio, el partido independentista apoya los presupuestos españoles. La intención de la Moncloa es avanzar primero en las conversaciones para cerrar una propuesta de cuentas que tenga garantías de salir adelante y, una vez asegurados los apoyos, presentar nuevos objetivos de déficit para dar más margen de endeudamiento a las comunidades, tal como reclama Junts.
La relación PSOE-Junts, en horas bajas
La relación del PSOE con Junts está en horas bajas. Un año después del pacto de investidura que permitió que Pedro Sánchez continúe en la Moncloa, desde Junts consideran que los socialistas no han cumplido con su parte de los acuerdos. La dirección del partido independentista reprocha a la Moncloa que ni Puigdemont ha sido amnistiado, ni el catalán es oficial en la Unión Europea y tampoco se ha consumado el famoso traspaso “integral” de las competencias en inmigración que Junts arrancó al PSOE a principios de 2024 para salvar dos decretos clave. En cambio, en Ferraz defienden que buena parte de los pactos se han cumplido —como en el caso de la amnistía y el catalán— y que los otros requieren “tiempo” —como sería el traspaso de las competencias en inmigración—.
Facilitar una reunión entre Sánchez y Puigdemont también serviría para desactivar, al menos de manera temporal, la maniobra de Junts para obligar a Sánchez a someterse a una cuestión de confianza en el Congreso. Puigdemont avisaba a mediados de diciembre de “consecuencias irreversibles” si el gobierno español veta la proposición no de ley para que el Congreso debata sobre la cuestión de confianza. “Un año después las cosas no van bien y ha llegado el momento de un punto de inflexión o dejarlo estar”, dijo el presidente en el exilio. “Pedro Sánchez continúa demostrando que no es de fiar”. Un encuentro en Bruselas entre los dos dirigentes podría poner el contador de la confianza a cero y salvaría la credibilidad del presidente español.