Cambio de dimensión en la estrategia política de ERC. Un hombre clave de la dirección de los republicanos, como Lluís Salvadó, actual gerente del partido, admitió ante el consejo nacional de la formación -máximo órgano de decisión entre congresos- que los acuerdos de investidura con el PSC y PSOE son «de hecho, acuerdos de legislatura». Salvadó fue el encargado en el cónclave, celebrado este pasado sábado, de rendir cuentas sobre el trabajo realizado en las negociaciones tanto con el Gobierno de Salvador Illa como con la Moncloa de Pedro Sánchez.

Para Salvador, mano derecha del presidente de ERC, Oriol Junqueras, las negociaciones están «encaminadas a hacer cumplir los compromisos que se establecieron en el pasado con Esquerra por el PSC y PSOE». En el cónclave explicó que «los acuerdos de investidura, validados en su momento por la militancia, son, de hecho, acuerdos de legislatura, con unos contenidos que requieren años para su implementación». Una definición que ha hecho llegar a toda la militancia en el resumen ejecutivo del contenido del Consejo Nacional, al que ha tenido acceso El Món. Un cambio de rumbo a la vista de que ERC siempre insistió en que los acuerdos se limitaban a la investidura y no eran un cheque en blanco para el Gobierno de los socialistas.

Oriol Junqueras, en un momento del consejo nacional de la formación del 20 de septiembre/Paula Roque/ERC
Oriol Junqueras, en un momento del consejo nacional de la formación del 20 de septiembre/Paula Roque/ERC

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El consejo nacional sirvió para que Junqueras expusiera el mensaje político y el posicionamiento de la formación. De hecho, el líder de los republicanos defendió a capa y espada, la «necesidad de una gobernanza catalana de las infraestructuras ferroviarias y aeroportuarias del país». Todo ello para evitar que la economía catalana quede «estrangulada». De hecho, Junqueras reivindicó el papel de ERC ante «las dificultades que nos genera la incompetencia del Estado y la falta de ambición nacional de otras formaciones políticas». «En Cataluña hay formaciones políticas que no saben dónde están y no saben a dónde van, y otras que no saben dónde están y no quieren ir a ningún lado», advirtió.

En esta línea, recuperó la idea de Joan Tardà de tratar al partido de «camilleros» porque a ERC le toca «elevar el nivel de la ambición nacional del país». De ahí que centró la atención en veinte cuestiones de las que la dirección dio información e hizo balance del estado de los acuerdos. Una lista dividida en cinco bloques: represión, recursos, gestión de infraestructuras, competencia y defensa de la lengua.

Así, la dirección detalló la reducción de la deuda de 18.000 millones de Cataluña con el Estado y «la batalla por un modelo de financiación», la recuperación de la gestión y el control de los secretarios e interventores municipales y de los jueces de paz, para que el Instituto Catalán de Finanzas disponga de una ficha bancaria, o para resolver el «colapso» de los exámenes en el carnet de conducir. En este contexto, es en el que Salvadó insiste en la necesidad de considerar los acuerdos como pactos de legislatura y no solo de investidura.

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