Pedro Sánchez apura las últimas horas de la campaña electoral del 23-J y ha endurecido el tono contra el independentismo para evitar sustos de última hora que torpedeen los esfuerzos del PSOE para dejar a PP y Vox sin mayoría absoluta. Hace días que los socialistas auguran un resultado mucho mejor del que le atribuyen las encuestas, pero en Ferraz son conscientes que jueguen a la defensiva y que solo tendrán alguna oportunidad si desgastan al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. En una entrevista en TVE, Sánchez ha calificado al independentismo de ”ideología caduca” y ha vuelto a cerrar la puerta a un referéndum, que es la condición que, con más o menos contundencia, le reclaman ERC, Junts y la CUP para sentarse a negociar una hipotética investidura.
Fiel a su discurso grandilocuente, pero vacío de propuestas, Sánchez ha dicho que el mundo se enfrenta a “desafíos globales” que requieren “integración” y no “cerrarse en un pequeño rincón y ver si tenemos más competencias». El líder del PSOE, que no ha dudado en renegar de los pactos con ERC y Bildu para evitar las críticas de PP y Vox, ha cargado una vez más contra el secesionismo catalán. “El independentismo es una ideología caduca desde el punto de vista político y de eficacia para resolver los problemas comunes que tiene la humanidad”. Sánchez ha insistido que no negociará un referéndum porque va contra la “convivencia” que, según él, ha fomentado durante la pasada legislatura, y porque “no tiene cabida en la Constitución española”.
Presión total para obtener gratis los votos independentistas
Consciente que, si el PP y Vox no sacan mayoría absoluta, la presión sobre los partidos independentistas para investirlo será muy grande, Sánchez no ha escatimado en reproches y se han vanagloriado de no haber cedido a las pretensiones de ERC, que forzó una mesa de diálogo por habla de amnistía y autodeterminación y ha cerrado la legislatura con los indultos y una reforma del Código Penal. «El independentismo pedía la amnistía, y no lo ha tenido”, ha dicho. También ha recordado que los indultos son “condicionados”. El presidente español ha reclamado que el unionismo tiene que pasar a la ofensiva y dejar de ser “los del no”, pero ha sido incapaz de concretar una propuesta política para Cataluña que pueda contraponer al referéndum.

Los socialistas han optado por esconder las cartas y no hacer ninguna concesión a la derecha en estos últimos días de campaña. El primer secretario del PSC, Salvador Illa, ya marcó la línea del partido y reclamó al independentismo que vote a Pedro Sánchez a cambio de nada. “Ahora no es esto, está en juego la convivencia”. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, también pidió no poner “líneas rojas” e insistió en la demanda de un cheque en blanco para Sánchez. Sin embargo, el independentismo no parece dispuesto a ceder tan fácilmente y no sería descartable una repetición electoral si ningún bloque saca mayoría absoluta y los partidos catalanes pueden bloquear la investidura tanto de Sánchez como de Feijóo.
Las demandas de los independentistas
El horizonte de unas elecciones en el Parlamento catalán también condicionará el comportamiento de los independentistas. ERC ha sido lo más benévolo con el PSOE y ha exigido unas condiciones que considera muy “asumibles”: volver a la mesa de diálogo, traspasar Cercanías y acabar con el déficit fiscal. La fórmula de los republicanos evita hablar abiertamente de referéndum y da más margen de actuación a los socialistas, que después de las elecciones tendrán que rebajar su contundencia si quieren negociar una investidura. En cambio, Junts y la CUP han puesto sobre la mesa el referéndum como única condición para investir a Sánchez y tendrán más problemas para justificar un cambio de postura de última hora.