La Generalitat está en el ojo del huracán por haber contratado a una empresa para vigilar las oposiciones de estabilización de los interinos que estaban en fraude de ley. Lo más grave es que la empresa escogida, Cegos, que percibió 1,5 millones de euros, subcontrató a otra empresa, la ETT internacional Randstad, para contratar a los vigilantes de exámenes que provocaron el caos. Las pruebas fueron un «follón» hasta tal punto que la misma consejera de la Presidencia, Laura Vilagrà, la máxima responsable de Función Pública, tuvo que comparecer de urgencia ante los medios de comunicación por anunciar que se repetirían las pruebas y se estudiaría cómo romper el vínculo con Cegos. Hasta ahora ningún cargo de la Generalitat había puesto nombre y apellido a la empresa subcontratada a su vez por Cegos, la que ha sido la responsable de este caos en los exámenes, pero una oferta laboral a la cual ha tenido acceso El Món demuestra que se trata de Randstad.
La Generalitat acusa a Cegos, la empresa a la que contrataron originariamente para organizar los exámenes, de un «incumplimiento flagrante» de la contratación de quienes finalmente vigilaron las pruebas, puesto que subcontrató a otra empresa para cumplir con sus obligaciones contractuales. La oferta concreta que hacía Randstad explica, en parte, por qué los exámenes fueron un «follón». La ETT buscaba diez vigilantes de exámenes y les ofrecía un sueldo de 50 euros –80 en caso de que el trabajador tuviera una responsabilidad extra o un cargo superior– por un contrato de un único día, el 29 de abril, de las 8.30 horas a las 13.30. Los requisitos principales eran ser una persona atenta, responsable y con buena comunicación, facilidad para tratar con los opositores y un nivel C o nativo de catalán y castellano. Todo esto, para cumplir con las funciones que se pedía a los inscritos en esta oferta laboral: velar por la correcta normativa de la actividad y repartir y recoger los exámenes. Ninguna de las dos se desarrolló con normalidad, como evidencian las quejas de los examinandos.
Además, testimonios de los mismos vigilantes de examen aseguran que tuvieron que ejercer funciones por las cuales no estaban preparados, como es el caso de una joven de 19 años que acabó siendo la responsable de aula sin ninguna formación.

Los sindicatos se sublevan
Uno de los sindicatos que más ha alzado la voz ante esta externalización de un servicio que tendría que proveer la misma Generalitat ha sido la UGT. Uno de los portavoces del sindicato, Jesús Martín, denuncia que «el modelo neoliberal y espoliador de los servicios públicos es un desastre». «Estamos totalmente en contra de la externalización de servicios, impropia de un gobierno progresista y de izquierdas que se llena la boca diciendo que defiende la cosa pública», critica antes de señalar que los hechos les contradicen.
Por su parte, CCOO ha denunciado que «en el Titanic hubo más orden y respeto a las personas que en las pruebas de sábado» y ha enumerado todos los errores que se produjeron durante la fatídica jornada de exámenes:
- Demora de entre una hora y dos horas y media para poder entrar y ausencia de indicaciones y carteles de las aulas donde se realizaban las pruebas de donde había lavabos y salas para personas con necesidades especiales. La Generalitat sospecha que no todo el mundo que se tenía que examinar pudo hacerlo, y por eso repetirá las pruebas.
- A pesar de las indicaciones que decían que una vez identificados los examinandos no podían salir del aula para ir al baño, la demora provocó una situación de confusión. Algunos examinandos pudieron salir al lavabo y nadie les identificó al volver a entrar y a otros se les impidió ir al baño pese a las horas que llevaban esperando para empezar los exámenes. CCOO apunta que “no ha quedado garantizado quién ha hecho realmente la prueba”.
- Instalaciones precarias para hacer los exámenes: algunas personas no tenían ni siquiera una mesa en condiciones para hacer la prueba.
- Contradicciones y risas de las personas que leían las instrucciones de los exámenes, es decir, los contratados por la ETT subcontratada por Cegos.
- Exámenes en la mesa sin ninguna vigilancia.
- Ningún recuento de personas y ejemplares, ni al principio ni al final. No se sabe si algún examen se puede haber perdido.
En el caso de dos de los cuerpos que se examinaban, la situación fue todavía peor:
- Los educadores sociales: aspirantes que solo tenían que hacer la parte general compartieron aula con los que hacían la específica, y como que faltaba el examen específico, todo el mundo tuvo que esperar. En Lleida la espera fue de dos horas, en Barcelona, de seis horas, mientras se recibían filtraciones de las preguntas hasta que se decidió enviar los aspirantes a casa sin hacer el examen.
- Los agentes rurales de Lleida tuvieron que esperar cuatro horas porque no había exámenes en catalán, únicamente en castellano. Algunas personas decidieron marcharse y las que se quedaron recibieron filtraciones de otras demarcaciones que ya habían empezado el examen.