El comisario de Inteligencia del Cuerpo Nacional de Policía, José Manuel Villarejo, ahora jubilado, no trabajaba por cuenta propia, todo lo contrario. Villarejo tenía el aval, el reconocimiento y el certificado como agente encubierto por parte de las altas autoridades de la seguridad del Estado. Así lo demuestra un informe policial que se ha incorporado a la causa que investigó la Operación Nicolay y que ahora se quiere aportar a la macrocausa Tándem, y al cual ha tenido acceso El Món. Se detalla que el Ministerio del Interior otorgó «tres identidades oficiales» al comisario para hacer sus investigaciones e informes. Un hecho absolutamente inédito en la historia policial más reciente porque este tipo de identidades se dan con cuentagotas. Tres identidades que el comisario utilizó en varias acciones de la Operación Cataluña. Es decir, que acreditaría que cumplía órdenes bajo un extraordinario control de la cúpula de Interior y de la seguridad del Estado.

Además, nuevos audios encontrados a la causa muestran como Villarejo era presentado –por ejemplo, a miembros de la diplomacia internacional– como «ninguno de los agentes encubiertos del Cuerpo Nacional de Policía». Es decir, un comisario dedicado a dirigir y coordinar acciones clandestinas o encubiertas ordenadas por la seguridad del Estado. Estas tres identidades complementan los informes y certificados que emitieron varios directores adjuntos operativos del CNP, el lugar de máximo mando uniformado de la policía española, donde constataban la doble condición del servicio policial de Villarejo. De hecho, en los archivos de la policía, Villarejo tiene reconocidas 23 condecoraciones.

Tres nombres y tres DNI, además de Villarejo

El informe policial firmado el 20 de mayo del 2016 explica que el comisario había tenido hasta tres identidades diferentes, dos de las cuales todavía eran vigentes cuando se emitió el atestado de la poderosa Unidad de Asuntos Internos del Cuerpo Nacional de Policía. Según los investigadores, las tres identidades son Francisco Javier Hidalgo Estevez, con DNI 77.399XXX con referencia 146/12/P; Manuel Pérez Villar con el DNI 48.824XXX con referencia 149/12/P y que fue cancelada el 30 de abril de 2014; y en tercer lugar, José Javier Esteban Alonso, con DNI 50.330XXX y con número de referencia 45/14/P.

Los policías remarcan que estas identidades fueron aprobadas por el Secretario de Estado de Seguridad, el número dos de Interior, para la realización de tareas operativas. En este sentido, también subrayan que los documentos fueron expedidos por la Unidad de Documentación, según confirma un oficio de 1 de enero del 2015 de esta unidad a Asuntos Internos del Cuerpo Nacional de Policía. En el informe, los investigadores insisten que es «imposible e impropio» que el director adjunto operativo del cuerpo no tuviera conocimiento de estas identidades porque, entre otros motivos, no se pueden expedir sin su autorización de manera «directa y obligatoria». Incluso, eran los diferentes DAO, a lo largo de los años, los que iban «renovando cada seis meses esta falsa identidad» del comisario.

Parto del informe policial donde se explican las tres identidades de Villarejo que hizo ir por la Operación Cataluña/Quico Sallés
Parte del informe policial donde se explican las tres identidades de Villarejo que hizo ir por la Operación Cataluña/Quico Sallés

Un agente encubierto…

Las tres identidades operativas daban a Villarejo una de las prerrogativas más difíciles de conseguir en la seguridad del Estado, su condición «de agente encubierto». En este contexto, los investigadores resaltan que este estatus solo se da en casos de estricto cumplimiento del artículo 282 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y con la instrucción 4/97 de la Secretaría de Estado de Seguridad «sobre expedición de documentos nacionales de identidad con nombre supuesto». Una instrucción que limita de manera bastante estricta su expedición a condiciones como plazo, misión, causas y razones que lo justifican. Es más, el comisario y el DAO que solicite esta identidad se tiene que hacer cargo del uso que se haga por parte del agente encubierto.

En el mismo atestado, los agentes investigadores destacan que «estos DNI solo se conceden con carácter absolutamente restringido y exclusivamente para servicios concretos y determinados, en que la revelación de la verdadera identidad podría poner en peligro su integridad física y el curso de las investigaciones y queda absolutamente prohibida su utilización para fines ajenos al servicio». De aquí que la policía destaque que estas identidades no solo se prorrogaron de manera insólita, sino que certifican que se utilizaron para operaciones encubiertas del Estado. De hecho, Villarejo utilizó estas identidades por tareas de la Operación Cataluña como por ejemplo las entrevistas con Javier de la Rosa o con fuentes que decían conocer los supuestos negocios o fondos de la familia Pujol.

Cabecera del Informe policial al que ha tenido acceso El Mundo, donde se explican las identidades de Villarejo de carácter encubierto/Quico Sallés
Cabecera del Informe policial al que ha tenido acceso El Mundo, donde se explican las identidades de Villarejo de carácter encubierto/Quico Sallés

… O ninguno de los agentes encubiertos?

El hecho que Villarejo tuviera tres identidades implica el conocimiento y el control al cual estaba sometido en acciones como la Operación Cataluña. Ahora bien, también apuntaría que no era un agente encubierto cualquiera. El mismo CNP admite abiertamente que si ya es extraordinario tener una identidad supuesta, todavía es más difícil tener tres a la vez y que sean prorrogadas por la misma Secretaría de Estado de Seguridad avalada por la Dirección Adjunta Operativa. Este hecho, pero, se puede clarificar con un audio que ha localizado El Món a la causa Tàdem, donde este privilegio policial tendría su explicación.

Es 4 de marzo del 2014. Martes por la mañana, cuando el entonces DAO, el omnipotente comisario Eugenio Pino, mantiene una reunión con el comisario en jefe de la Unidad de Asuntos Internos, Marcelino Martín Blas y el mismo Villarejo. Un encuentro de más de una hora de duración donde precisamente acuerdan misiones concretas y contactos respecto a la Operación Cataluña. Al final de este encuentro, los visita un embajador del Perú en los Estados Unidos que se reúne para compartir información de modelo policial y formación, aprovechando que se está en la base americana de Rota haciendo un curso. Es el general Oscar Ponce León de Rivera. Pino le presenta Villarejo como el «comisario en jefe de los agentes encubiertos». La conversación continúa mientras la Charo, la efectiva secretaria de Pino, sirve cafés. Pino asegura que estaban aseando cuestiones «de inteligencia», un comentario que Villarejo remacha con un irónico «cosa que no significa que seamos inteligentes». Continuará.

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