Judit Mascó siempre ha hablado poco de su vida privada, ya que ha preferido mantener el anonimato de su marido y las cuatro hijas que tienen en común. Quien fuera una de las mejores modelos catalanas durante muchos años, ahora mismo está centrada en varias intervenciones en los medios de comunicación. Además, es imagen de marcas de cosmética y ropa que aprovechan su fama para arañar alguna venta extra.
Ahora ha hablado de su vida actual con
Lo que ha querido dejar claro es que le gusta que no hayan querido ser modelos: «Están disfrutando e intentando buscarse la vida. Tienen sus trabajos y avanzas para llegar a ser autónomas algún día. Son ellas las que tienen que luchar, aunque yo sea allá. Cuando empecé como modelo no tenía a nadie en el mundo de la moda y tuve que buscarme la vida. Me alegro de que tengan profesiones diferentes de la mía«.
Ella también se está haciendo mayor, pero esto no le preocupa: «Una se va haciendo mayor, te podrían salir las inseguridades y veo que no ha sido así. Continúo conectando con todas las parcelas de mi vida, me siento bien y cuando estás así se refleja en todo lo que haces. También es cierto que no soy nostálgica. Ahora estoy agradecida por cómo me siento a escala personal y profesional. Todo está estable y tengo más libertad porque mis hijas han crecido, tengo más tiempo para mí y más trabajo que nunca».
¿De qué trabaja el marido de Judit Mascó?
Judit Mascó y Eduardo Vicente celebrarán el 30.º cumpleaños de casados pronto, una pareja más que consolidada que se conocieron en La Molina cuando ella solo tenía 16 años: «Es mi alma gemela». Siempre se había dicho que él trabajaba en un bufete de abogados, pero ella lo ha negado: «Es cierto que es abogado de carrera y que ejerció durante un tiempo, pero después estuvo 15 años trabajando en el Ayuntamiento de Barcelona y, actualmente, es gerente del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona».

Judit Mascó ha triunfado en su carrera profesional y lo continúa haciendo. Ha tenido compañeras de trabajo que han tenido problemas psicológicos por culpa del estrés y la presión, pero este no ha sido su caso: «La toxicidad no forma parte de mi día a día. No he necesitado ayuda externa o profesional, pero me he ido cultivando. Leo mucho y voy a conferencias, además que intento rodearme de gente interesante de la que puedo aprender».