Alberto Chicote ha concedido una de sus entrevistas más largas y sinceras, en la cual ha relatado sin pelos en la lengua que padeció una depresión fortísima cuando era joven que lo cambió totalmente. Tenía 20 o 21 años cuando decidió irse a vivir a Suiza para probar suerte en un restaurante de allí.

La vida es muy cara en ese país, pero encontró un piso de alquiler a buen precio porque se encontraba en la planta de arriba de una residencia de ancianos. Le gustaba mucho su trabajo, desde allí tenía vistas preciosas a un lago… Era muy feliz, pero comenzó a sentirse mal y mal: «Nunca supe por qué entré en ese desastre tan grande, pero lo pasé fatal«, dice en el pódcast Tengo un plan.

Alberto Chicote vivió dos años con una depresión muy fuerte

No se lo esperaba en absoluto cuando comenzó a notar que se hundía mucho: «Me entró una depresión enorme». Intentó superarla solo, pero tuvo que acabar recurriendo a la ayuda médica: «No fue posible superarlo desde allí y tuve que volver a casa». De hecho, la situación era tan grave que necesitó dos años para salir del pozo «profundo y oscuro» en el que estaba.

¿Y qué sentía? Básicamente, tenía la convicción de que moriría ese mismo día. Y, así, cada día durante dos años: «Estaba convencido de que me estaba muriendo y solo tenía 21 años… Si me dolía la cabeza, creía que era porque tenía un tumor como un pepino«. Aquel fue un punto de inflexión importantísimo en su vida, ya que cambió su manera de ver la vida: «No le deseo a nadie estar tanto tiempo con la sensación de que morirás pronto porque es horrible». Dice que este ha sido el agujero más profundo en el que ha estado nunca: «Es el peor lugar donde he estado y no quiero volver nunca«.

La llamada que cambió la vida de Alberto Chicote - La Sexta
La llamada que cambió la vida de Alberto Chicote | La Sexta

En esta entrevista, Alberto Chicote también ha reconocido que a su padre no le hizo ninguna gracia saber que quería ser cocinero porque habría preferido que estudiara una carrera como él siempre había querido hacer. Sin embargo, bien contento debe estar de ver lo bien que le ha ido económicamente a su hijo en esta profesión. Además, también ha recordado la famosa e inesperada llamada que le hicieron desde Atresmedia cuando le ofrecieron ser el presentador de las campanadas.

Él, que apenas acababa de estrenar Pesadilla en la cocina, no las tenía todas consigo porque era plenamente consciente de la presión que suponía. Después de una comida con quien sería su primera compañera en esta aventura, sin embargo, decidió correr el riesgo sin imaginarse que acabaría siendo la cara visible de las campanadas de Antena 3 durante más de una década.

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