Victoria Federica ha sido la invitada estrella que ha ayudado a Pablo Motos a ganar la primera batalla de audiencia contra David Broncano. El estreno de
La hija de la infanta Elena celebraba su 24.º cumpleaños y, por este motivo, ha llegado a plató con un pastel de chocolate de buena marca. Lo que no se esperaba era que el presentador se le avanzara, que sacaba otro pastel con velas incorporadas. Ha sido muy curiosa la imagen de ellos dos comiendo a cucharadas de dos platos diferentes mientras aplaudían lo buenos que estaban, la verdad. Enseguida se intuía que habría buena sintonía y que el valenciano le haría mucho la pelota.

Los primeros minutos de su debut televisivo los han dedicado a hablar sobre su participación en
Ahora que ha pasado un tiempo desde la grabación, Victoria Federica reconoce que ha sido un proceso muy complicado y que ha llegado a sufrir de lo lindo. Está contenta porque se ha superado a sí misma en unas pruebas físicas y mentales que no se veía capaz de superar: «En mi primer día, llegué muy asustada porque no sabía qué me encontraría. Al final, ha sido la mejor decisión y la mejor experiencia de mi vida».
Victoria Federica habla de su infancia dentro de los Borbones
Más allá de lo que ha explicado sobre el programa, lo que realmente interesaba a la audiencia era que diera detalles sobre su vida dentro de la familia real. La chica siempre ha sido muy desagradable con la prensa, así que se había ganado la fama de ser muy creída y antipática. Muchos telespectadores han manifestado una grata sorpresa al darse cuenta de que la chica no es tan desagradable como creían, sino que aquí ha mostrado su versión más simpática. Ha respondido a todas las preguntas sin problema, cosa que tampoco creían que haría.
Por ejemplo, Pablo Motos ha querido preguntarle qué haría si pudiera disfrutar de un día de anonimato absoluto. «Daría un buen paseo por Madrid a solas», ha dicho. Y es que ella ha vivido, desde que nació, con dos guardaespaldas detrás todo el rato. ¿Cómo es vivir de este modo? Victoria Federica se ha sincerado: «Es verdad que me agobiaba un poco tenerlos detrás siempre cuando tenía 16 o 17 años… Hasta los 18 estuvieron conmigo y tengo que decir que, los primeros días sin ellos, los eché de menos. A día de hoy todavía tengo relación con algunos de ellos y siempre los abrazo cuando me los encuentro de servicio en algún acto».
Nacer dentro de la familia real hace que no puedas imaginarte un futuro normal como el de cualquier otra persona, pero la chica ha reconocido que de pequeña siempre decía que quería ser profesora, doctora o enfermera. No sacaba buenas notas, reconoce, aunque ha presumido de no haber sido nunca la peor estudiante de la clase. De momento, es

Ha sido entonces cuando ha sacado a la luz una faceta suya que pocos conocían, Victoria Federica más bromista. Sin cortarse ni un pelo, ha dejado a todo el mundo boquiabierto al reconocer que la castigaron muchísimas veces cuando estudiaba en el Reino Unido porque siempre fastidiaba a la directora del internado. Ahora, además, es habitual que inserte pequeños petardos en los cigarrillos de los amigos para asustarlos con una pequeña explosión: «Me encanta, me divierto mucho y siempre grabo la reacción de todo el mundo».
También ha habido tiempo para que aplaudiera a España, está claro, ella que es tan sumamente nacionalista: «De España me gusta todo, el estilo de vida, la gastronomía, el clima, la cultura…». Y, por sorpresa, ha alabado la fideuá: «Es mi plato preferido, este verano me he aficionado. Me gusta la que está muy socarrada y con alioli«.
La entrevista ha dado para mucho, efectivamente, ya que en otros momentos también ha reconocido que le cuesta mucho despertarse: «Me tengo que poner un montón de alarmas cada cinco o seis minutos», ha dicho. Solo haría cola para ir a un concierto de Adele, añade, del mismo modo que asegura que le gusta mucho el reggaeton. Finalmente, ha sacado a la luz una de sus manías: «Me encanta quitarme las costras de las heridas, no puedo tener ninguna».