La cifra de muertos por la cadena de terremotos de este lunes en la frontera entre Turquía y Siria no deja de subir y ya supera los 15.000, según el último balance publicado por los dos países. A medida que avanzan las tareas de desescombro de los miles de edificios derrumbados a consecuencia de los seísmos se revela la magnitud de la tragedia que sufre la región. La ayuda llega a cuentagotas y los equipos de rescate están desbordados en una zona con malas comunicaciones, falta de recursos y que convive con los efectos de la guerra en Siria.
Según la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias del Ministerio del Interior turco, el número de muertes al país llega a casi 12.400 y los heridos se han disparado hasta los 63.000. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha calificado de “gran desastre” la situación que se vive en el sur del país, donde se estima que al menos 6.500 edificios han colapsado. “Hemos movilizado a todos nuestros medios”, ha dicho Erdogan, que ha prometido que los equipos de rescate no dejarán de trabajar hasta que hayan levantado cada piedra.
Las autoridades turcas estiman que después del primer gran terremoto se han registrado al menos 648 réplicas, una de las cuales llegó a los 7,6 grados en la escala de Richter. Casi 100.000 personas entre bomberos, servicios médicos y voluntarios trabajan contra el reloj para buscar supervivientes. Turquía ha creado un puente aéreo para enviar personal y ayuda humanitaria desde Estambul, Ankara y Esmirna hasta las zonas afectadas.

La devastación de Siria, tapada por la guerra
La situación en Siria es muy preocupante, pero las tareas de rescate son más complicadas que al otro lado de la frontera porque el país está en guerra desde hace años y la zona más afectada por los terremotos está disputada entre las fuerzas gubernamentales y las milicias rebeldes. El gobierno sirio ha reportado hasta ahora 1.262 muertos y 2.285 heridos en las zonas bajo su control: Alepo, Hama, Latakia, Tartus y parte de Idlib. “Estamos en una lucha contra el tiempo y trabajamos con la máxima energía disponible”, aseguran desde el Ministerio de Sanidad sirio.
En las zonas controladas por los rebeldes –partes de las provincias de Idlib y el noroeste de Alepo– se han registrado 1.730 muertos y 2.850 heridos. La organización Defensa Civil de Siria, más conocida como cascos blancos, asegura que el balance de muertes continuará subiendo y que hay centenares de personas que llevan más de dos días atrapadas bajo los escombros. Al menos 360 edificios han quedado completamente destruidos y más de un millar están en una situación muy precaria.