Las Fuerzas de Defensa israelíes (FDI) continúan golpeando con dureza Rafah, la localidad del sur de la Franja de Gaza y una de las más afectadas desde el estallido de la guerra de Israel contra Hamás. Después del sangriento bombardeo que se cobró 45 víctimas civiles, que se suman a los más de 36.000 muertes contabilizados desde el 7 de octubre -momento en que estalló el conflicto bélico-, el ejército israelí ha vuelto a bombardear Rafah cobrándose al menos tres víctimas mortales. Un proyectil ha golpeado contra una tienda de campaña perteneciente a una familia del campo de refugiados de Barakasat, donde se produjo la ofensiva del pasado lunes, según ha informado la agencia de noticias palestina WAFA.

A banda, otro palestino ha muerto por otro ataque contra el Hospital Indonesio de Rafah. En el centro de la Franja, dos civiles han muerto en el campamento de refugiados de Bureij, y otras dos personas han perdido la vida en otro bombardeo contra una vivienda en la ciudad de Gaza. El ejército israelí ha justificado este nuevo bombardeo porque, según aseguran, habrían conseguido acabar con dos altos mandos de la organización terrorista palestina. Aun así, admiten también que a consecuencia del ataque «han resultado heridos» varios civiles a causa de un «incendio» que se ha producido por las bombas. Estos dos bombardeos se han producido después del ataque del pasado domingo de Hamás contra Tel Aviv, en el centro de Israel. Una ciudad que hacía casi cinco meses que no recibía ataques, por lo cual la respuesta israelí ha sido cruda y contundente.

Imagen de los restos del bombardeo israelí sobre el campo de refugiados de Rafah que se ha cobrado cerca de 50 vidas / EP

La comunidad internacional clama contra los ataques de Israel

El ataque contra el campamento de Barakasat ha despertado una oleada de críticas y condenas a escala internacional, y el impacto ha estado tal que, según apunten fuentes diplomáticas a la cadena de televisión Al Jazeera o la CNN, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) se reunirá de emergencia en puerta cerrada, a petición de Argelia, para hablar sobre estos bombardeos. Ahora bien, todo y las críticas de la comunidad internacional y el desenlace del ataque sobre el campo de refugiado que se cobró casi unas cincuenta vidas, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha negado tener «ninguna intención» de poner fin a la ofensiva sobre el territorio palestino, según recogió el rotativo local The Times of Israel: «No pondré fin en esta guerra antes de que se hayan logrado todos los objetivos».

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