Una dentista, su amiga quiosquera, su vecino y un barman de coctelería. Parejas rotas, equívocos de vodevi y flechazos. Y todo pasa en Barcelona en 1990. Es la comedia
Como están haciendo filmotecas de todo el mundo, la de Cataluña ha cogido el toro por los cuernos y ha decidido digitalizar una amplia selección de su fondo fotoquímico –es decir, en celuloide– para facilitar su exhibición, que en soporte analógico tiene unas posibilidades muy limitadas de verse a estas alturas. «En Barcelona solo quedan tres espacios con proyectores para formato fotoquímico, el cine Zumzeig, el Phenomena y nuestras salas«, resume el director de la Filmoteca, Esteve Riambau, en conversación con El Món. El resto de cines solo exhiben en soporte digital. Riambau habla de «la paradoja» de la situación del patrimonio fílmico: «Cine muy bien conservado en fotoquímico es invisible, porque no hay salas donde se pueda proyectar».
Esta «paradoja» conecta con lo que mundialmente se conoce como
A pesar de las objeciones, no se puede perder de vista que una filmoteca tiene la misión de difundir el patrimonio que atesora, además de conservarlo, preservarlo y restaurarlo cuando procede. Y ahora mismo la función de garantizar la difusión no es viable sin digitalizarlo. «La tecnología del cine va cambiando, y las filmotecas también nos tenemos que ajustar a las nuevas tecnologías. Hemos pasado del mudo al sonoro, del cortometraje al largometraje, del blanco y negro al color, del fotoquímico al magnético y del magnético al digital, continuamente ha habido cambios. Y ahora estamos digitalizando en 4K y 5K y no sabemos si dentro de diez años servirá, pero es el que hay. Lo que sí sabemos es que conservar una película digital es entre 6 y 10 veces más caro que con el fotoquímico», añade Riambau.
Cómo se hace la selección de películas para digitalizarlas
Una vez analizados pros y contras, la Filmoteca, que ya tenía un pequeño catálogo de obras digitalizadas –unos 25 largometrajes y unos 40 cortos sometidos a este tratamiento por situaciones puntuales que lo exigían–, empezó el año pasado un plan sistemático, bajo el lema
Las películas elegidas tienen que ser materiales bien conservados –este proyecto no es de restauración– y de los cuales no existan copias digitales en alta resolución –5K para los films en 35 milímetros y 4K para los de 16 milímetros. Las películas tienen que ser producidas o coproducidas en Cataluña y en el periodo de entre 1940 y 2014. Material previo a 1940 hay muy poco, porque se produjo poco y casos como el de Segundo de Chomón –al cual se dedicó en 2021 con motivo del 150 aniversario de su nacimiento– ya tienen su propio circuito. Y a partir de 2014 las películas ya existen en soporte digital.
«La selección se tiene que hacer porque no es viable digitalizar todo el fondo. Sería carísimo. Los técnicos han calculado que, si lo digitalizáramos todo, estas copias ocuparían el 40% de toda la memoria informática de la Generalitat«, argumenta Riambau. La selección «no se hace con criterios estéticos sino de interés patrimonial», a pesar de que todos los títulos cumplen estándares de calidad mínimos. «Hay cosas muy interesantes incluso de los años 40, a pesar de la censura. No son en catalán, que estaba prohibido, pero Barcelona era un gran centro de producción. Y lo que intentamos es encontrar los fragmentos eliminados por la censura y recuperarlos en la digitalización. Ahora tenemos en mente una película que estamos esperando encontrar las partes que le faltan para incluirla en el plan, queremos dar todo el contexto posible», explica el director de la Filmoteca.
Donde se pueden ver las películas digitalizadas
De los títulos seleccionados, hace falta que los propietarios de los derechos autoricen la digitalización y la explotación cultural, la que corresponde a la Filmoteca como organismo público, que a cambio de hacer la inversión tiene que poder proyectar los films en sus salas y llevarlos a festivales. El resto es cosa de los titulares de los derechos privados. «No olvidemos que las películas no son nuestras. La explotación comercial dependerá de lo que quieran hacer sus propietarios. Nuestra función es proporcionar la tecnología para que sea posible que ellos las ofrezcan a plataformas y cines», argumenta Riambau.
Con los derechos culturales que sí que tiene sobre las obras digitalizadas, la Filmoteca las proyecta en sesiones en sus salas en el ciclo
Ahora mismo, en el canal de Vimeo se puede ver el reportaje sobre
Además de hacer difusión en sus canales, la Filmoteca también ofrece las piezas digitalizadas a otras cinematecas de todo el mundo, como ya ha hecho recientemente en el congreso de filmotecas celebrado en México. En cuanto a los festivales, en el de Málaga se exhibió la versión digitalizada de
Convenio con ESCAC y una figura clave: Ferran Alberich
El proceso de digitalización no incluye la restauración de las películas, una función que la Filmoteca hace en otros programas, los tradicionales. En este caso se trabaja, por lo tanto, con obras en buen estado. Pero esto no quiere decir que la tarea no sea compleja técnicamente. Y aquí entran Ferran Alberich –especialista en patrimonio cinematográfico, historiador y restaurador, que coordina el plan– y la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña, ESCAC. «Ferran Alberich es un personaje esencial. La primera vez que se ha otorgado el premio Nacional de Patrimonio Cinematográfico, que se creó en 2022, ha sido para él. Hace muchos años que trabaja en este oficio y era la persona ideal para dirigir este proyecto», subraya Riambau.
Una de las tareas que exige el plan de digitalización es examinar el estado de los materiales de que se dispone de cada película, los negativos y las copias de distribución conservadas. Esto incluye intentar localizar las partes del film que pueden faltar en las copias a causa de la censura. El centro de esta investigación es el Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares, a pesar de que en el caso de las coproducciones también se puede encontrar material en otros países. Pero también hay que reunir información de contexto, principalmente en diarios de la época. Todas estas tareas pasan por Ferran Alberich.
Una vez elegido el responsable del plan, había que poner la tecnología. Y así fue cómo se decidió hacer un convenio con ESCAC. Una primera parte del proceso se hace en el Centro de Conservación y Restauración (2CR) de la Filmoteca, situado en Terrassa, que es donde están los materiales originales y el sistema de restauración digital y codificación para difusión y larga conservación. Pero después entra en juego ESCAC, también con sede en Terrassa, donde se han instalado dos escáneres adquiridos por la Filmoteca para hacer la captura digital de las películas y dónde hay, también, una sala de color para hacer la corrección de color. Esta participación de la escuela forma parte también de la formación de los alumnos, de manera se cumplen los dos objetivos del convenio.