¿Qué consideramos una bodega? Esta es la gran pregunta que han estado repitiendo en Joc de cartes esta semana. El programa gastronómico presentado por Marc Ribas en 3Cat ha llevado su mítica furgoneta a Barcelona para buscar la mejor bodega de la ciudad. Tras el episodio anterior en el que cuatro restauradores intentaron conseguir el título de mejor restaurante de especialidad de Tarragona, la ciudad condal vuelve a ser el escenario de un Joc de cartes en el que ha habido más de una disputa y muchísima tensión durante la mesa de enfrentamientos después de descubrir las notas que tenía cada local.
Marc Ribas ha viajado por varios barrios de Barcelona para buscar la mejor bodega: propuestas con encanto, locales clásicos, tapas tradicionales o un toque más moderno para adaptar una tradición muy arraigada en la ciudad. ¿Quién no ha hecho nunca un vermut con unos boquerones después de pasear por la Rambla? En todo caso, el programa ha variado su mesa de puntuación para adaptarse: los restauradores deberían valorar el local, el pica-pica, la especialidad, el precio y el servicio.
La Pepeta, un local muy folclórico
El primer local que ha jugado sus cartas en Joc de cartes ha sido La Pepeta, donde Victoria Santo ha defendido con uñas y dientes sus propuestas. Un local muy folclórico y rústico, que los rivales han considerado «un poco estereotipado». ¿Por qué? Porque tenían elementos colgados de las paredes como jamones. La cocina ha recibido buenas críticas porque era muy grande, aunque el restaurador que ha defendido lo que considera la «bodega de toda la vida», no ha encontrado la esencia que emulan estos locales tan históricos.

La restauradora ha defendido la comida casera con producto catalán de base. ¿Y qué han probado? Además de unas copas de vino y un par de vermuts negro y blanco, los platillos para acompañar estaban bien elaborados: steak tartar, croquetas, atún en escabeche, coca de bacalao o bocadillo de fricandó. Ahora bien, lo que menos les ha gustado ha sido su especialidad, un bocadillo de calamares que era muy similar al típico bocata de calamares madrileño.

El segundo local por donde ha pasado Joc de cartes ha sido la Bodega Dalmau, de Fran Dalmau. El espacio era muy reciente, hacía pocas semanas que había abierto sus puertas y su propuesta dista un poco de lo que se considera una bodega de «las de siempre». Un local moderno, decorado con gusto con un punto conceptual y una vitrina muy chula. Los restauradores, sin embargo, han estado de acuerdo en que les faltaba una selección de vinos más amplia, aunque después de abrir aún tienen tiempo para ampliarla. La cocina se encuentra abierta al local y dentro de las neveras había varias elaboraciones que eran de producción comprada.

Además de un combo vermutero con patatas, mejillones y piparras, también han probado una selección de quesos catalanes, varios planchados -unos bikinis rellenos- o una brandada de bacalao, entre otros. Su especialidad era el roast beef a la catalana con un producto base muy bueno, pero coinciden en que «se puede mejorar».

Dos locales curiosos y con mucha esencia de bodega
La tercera parada de la ruta de Joc de cartes ha sido la Bodega 8 de Pepa Juncà. Su caso es curioso porque aunque siempre ha trabajado como farmacéutica, por circunstancias personales decidió implicarse en este negocio. Una bodega con mucho encanto, una decoración muy chula y una selección enorme de vinos. Desde el principio, Victoria y Miquel Àngel han jugado con un tira y afloja constante por sus ideas sobre qué consideran que es una bodega de verdad y cómo se puede actualizar un local de este estilo. En todo caso, Pepa defiende que es un local para tomar una copa de vino y acompañarlo con alguna tapa de queso o hacer un aperitivo.


Los restauradores han probado su oferta gastronómica, diferente de las anteriores porque hay poca elaboración y está pensado para ser tapas más simples. Gildas, boquerones, pan con tomate, anchoas de l’Escala o tabla de quesos son algunos de los platos que han probado, eso sí, de muy buena calidad. La especialidad era una tabla de embutidos ibéricos. «No se complica y acierta», coinciden los restauradores. Eso sí, la comida ha estado marcada por el tira y afloja constante de Victoria y Miquel.

El último restaurador ha sido Miquel con La Bodegueta d’en Miquel. Una bodega que es lo que defiende su restaurador y que lleva más de quince años regentando. Un lugar donde hacer un vermut, probar vinos a granel y picar algo rodeado de barriles y decoración muy clásica. El expositor estaba muy limpio y con propuestas tradicionales. Además, no tienen cartas y para consultar qué tienen hay unas pizarras en las paredes para mirar.
¿Qué han probado? Pintxo de pepino, alcachofa braseada, banderilla de anchoa y copas de vinos diversos. Su plato especial era el rollito de cecina con cremoso de queso cabrales, que les ha gustado, pero tampoco se ha visto muy reflejado en las notas.
Una confrontación final con notas muy bajas y críticas cruzadas
El momento más tenso del programa ha sido la confrontación final. Marc ha coincidido en que los cuatro defendían «sus propuestas con fuerza», por no decir que ha habido más de una disputa. En todo caso, las notas han sido muy bajas, una tónica que se ha repetido en todos los restauradores y que no ha gustado nada. La Bodega 8 ha conseguido una nota provisional de 6,2 y su especialidad un 5,3. La calidad era muy buena, aunque Victoria y Fran han sido los más críticos con la comida. «No quiere esforzarse por nada más porque el dinero ya lo tiene», ha expresado la chica.
La Bodega Dalmau se ha quedado con un 5,5, la nota provisional más baja igual que su especialidad. Fran se ha quedado muy sorprendido por la nota del local. «Se notaba muy nuevo», ha dicho Victoria, una opinión que el restaurador ha confesado que le parecía «muy exigente». «Muy buena cara delante y después… Me siento un poco engañado. El feedback era bueno, pero más tarde me pones un 5″, se ha quejado por las notas que ha recibido de sus rivales.

La Pepeta, el local de Victoria, ha conseguido una primera nota de 6,2. Todas las notas han llegado al bien menos su especialidad, porque han considerado que parecía «un bocadillo de calamares de Madrid». En cuanto a la Bodegueta d’en Miquel, les ha parecido que era el local que era «más bodega» aunque creen que les falta «producto de proximidad». Fran ha sido el participante que ha puesto las notas más altas y, por tanto, considera que sus rivales han «jugado con las notas».
¿Qué local se corona como mejor bodega de Barcelona en ‘Joc de cartes’?
Después de recibir las notas y ver las puntuaciones de Marc Ribas, la ganadora ha sido La Pepeta, la bodega de Victoria. Además, se ha llevado el medio punto del plato estrella por sus croquetas de jamón. También ha habido cambios de nota porque Fran ha bajado el servicio de Miquel del 6 al 5 y Pepa ha bajado el espacio de La Pepeta del 7 al 5.

En definitiva, un programa para descubrir varios rincones y propuestas para picar algo en Barcelona y encontrar bodegas tradicionales y renovadas para todos los públicos.

