Chenoa está triunfando como presentadora de la nueva edición de Operación Triunfo en Amazon Prime Video, un trabajo que compagina con un concurso en La 1 y el programa Dog House que también emiten en la cadena pública española. A los 50 años, no esperaba que su carrera diera un giro tan grande como el que ha experimentado. No lo ha tenido fácil hasta convertirse en una cara muy conocida y querida de la televisión, por eso, tal como ha reconocido en una entrevista organizada por la fundación ColaCao. Aquí, dan alas a personajes famosos para compartir sus experiencias con el acoso escolar. En el caso de Chenoa, ella no fue una excepción y también experimentó la maldad de algunos compañeros de escuela.
La artista, que nació y vivió en Argentina unos años, sufrió mucho durante la adaptación a la escuela mallorquina: «Cuando llegué, se burlaban de mí por mi manera de hablar. Como tenía acento argentino, me llamaban sudaca y panchita… la verdad es que oí de todo«. Ella, que era pequeña en ese momento, no entendía por qué la criticaban porque veía que la entendían perfectamente cuando hablaba: «Yo veía que nos estábamos entendiendo a pesar de tener un acento diferente».
Y el problema se agravó cuando los compañeros supieron que, además de un acento diferente, también su situación económica en casa era complicada: «Venimos de una familia que iba muy justa de dinero. A los 8 años, los niños iban al comedor y yo comía sola un tupper en las escaleras. A raíz de aquello, se me formó una personalidad digna de sobreviviente«.

La adolescencia de Chenoa, marcada por el acoso escolar
El acoso escolar que sufrió fue tan fuerte, que acabó convirtiéndose en una adolescente muy rebelde: «Fui a un extremo de rebeldía demasiado acentuado… Me rapé el cabello, me volví roquera y repetí curso. Mi madre, aunque no me dio herramientas, me ayudó a gestionar las cosas», recuerda. Le ha agradecido todo lo que hizo por ella, una figura que suplió la de sus hermanos: «Si eres hijo único, tienes que buscar a alguien que interprete ese papel de hermano y que te ayude».
Acudir al psicólogo fue clave, en su caso, para superar todo aquello. «Me parece básico ir, es una higiene mental necesaria. Si no puedes hablar con tus padres, ve a ver a una psicóloga». La suya le recomienda salir a caminar, por ejemplo, cuando está más triste de lo habitual: «La dopamina y todo lo que te propone químicamente es muy importante. A mí caminar por la montaña me provoca todo eso».

Chenoa sufre el síndrome de la impostora, sorprendentemente, después de tantos años triunfando en la música: «Nunca creo que hago las cosas del todo bien o nunca creo que sea del todo querida o que esté a la altura de todo. Me cuesta muchísimo aceptar un halago, me da vergüenza«. Toda una serie de confesiones que espera que ayuden a otras personas que hayan vivido situaciones similares, ya que no es fácil de gestionar y siempre va bien sentir que otras personas lo han podido superar.

