Un enfermero alemán -identificado solo como Mario G.- ha sido condenado a cadena perpetua por un tribunal de Múnich por haber sedado pacientes para que no le molestaran durante su turno de trabajo. Una práctica que provocó la muerte de dos pacientes, de 80 y 89 años, el pasado 2020. El hombre estaba acusado por dos delitos de asesinatos y seis de intento de homicidio y, este lunes, el juez ha emitido la sentencia que confirma su culpabilidad en todos los casos y le condena a 27 años de prisión. En el arranque del juicio, en enero de este año, el enfermero alegó que bebía mucho alcohol antes del inicio de su jornada y reconoció que cometió «un gran error».
No podrá volver a ejercer de enfermero
Además de una condena a cadena perpetua, el tribunal de Múnich también ha sentenciado que el acusado no podrá volver a ejercer como enfermero nunca más. El juez también ha puesto en cuestión que el individuo pueda llegar a beneficiarse de alguna medida para salir de la prisión una vez haya cumplido 15 años de la condena.

El juicio empezó en enero y la defensa la formaban los abogados Oemer Sahinci y Benedikt Stehlein. El acusado admitió haber «cometido un gran error» y, en su declaración, afirmó que antes de cada turno bebía mucho alcohol. Esto provocaba que se quedara dormido y, para que lo «dejaran tranquilo», suministraba sedantes, adrenalina o anticoagulantes a los enfermos que se encontraban en una unidad intermedia entre la planta y los cuidados intensivos.
El intelectual y escritor alemán Hans Magnus Enzensberger fue objetivo de estas sedaciones hasta tres veces el noviembre de 2020. Enzensberger sobrevivió a estos intentos de homicidio y murió por causas naturales el noviembre de 2022, a la edad de 93 años. Dos pacientes de 80 y 89 años, pero, murieron a causa de la administración de drogas por parte de Mario G.
