Cataluña es un paraje natural lleno de rincones escondidos y pequeños pueblos que atraen centenares de visitantes cada fin de semana. Del mismo modo que la historia del territorio no se puede entender sin la arquitectura modernista de grandes exponentes como Antonio Gaudí, el estilo románico también ha dejado una gran impronta en Cataluña. Muchos de estos exponentes se pueden ver a la Vall de Boí, el municipio de la comarca del Alta Ribagorça, al Pirineo catalán. De hecho, todas las construcciones románicas de esta población han sido declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Destacan la iglesia de Sant Feliu de Barruera, la iglesia de San Salvador de Barruera, la iglesia de Santa Maria del Cardet, la iglesia de Santa Maria de Taüll y la iglesia de San Clemente de Taüll, entre otros. Para conocer más todos los secretos que esconden estas edificaciones, el servicio de turismo del municipio construyó hace unos años el Centro de Interpretación del románico en el pueblo de Erill el Valle, una de las poblaciones que conforma el término municipal del Alta Ribagorça. Este centro ofrece una visita guiada, a pesar de que también se puede escoger hacerla libremente, por todo el entramado de iglesias románicas de la población. Además de las edificaciones religiosas, también se pueden visitar obras pictóricas de este estilo, como por ejemplo el fragmento de la tabla pintada de Boí.

Puntos de interés paisajístico
La página web de turismo de la Vall de Boí también señala algunos parajes naturales como puntos de especial interés para el turismo, como por ejemplo el parque nacional de Aigüestortes. Se trata del único parque nacional del conjunto del territorio catalán que se caracteriza, especialmente, por los más de 200 lagos que aparecen en medio de la zona. También se pueden llevar a cabo varias excursiones que permiten llegar hasta los puntos más elevados del parque nacional, de más de 3.000 metros de altitud.