«Mujer de agua y pata hendida». Estas son las palabras clave sobre la cual se construye la leyenda de la Poza de las Doncellas, también denominada la leyenda de las doncellas de la poza de Vall-de-Ros. Se trata de una piscina de agua natural situada al torrente del Ullar, entre las cumbres de la Ullar y del Plan de la Sierra, en la comarca del Vallès Oriental. A pesar de que es una simple poza de poca profundidad, este espacio natural mujer vida a una historia de brujas, matrimonios y, incluso, el demonio. Según dice la leyenda, el heredero del cortijo Vilaplana de Bigues y Riells, uno de los grandes cortijos del pueblo, salió a pasear a primera luz, como cada día. El joven salía cada semana de casa para irse hasta el mercado de Granollers a buscar cuatro alimentos para alimentar su familia, pero de repente, un buen día, su recorrido habitual cambió.
Mientras se dirigía al mercado vio como se bañaba la reina de las hadas de Vall-de-rubio con un traje de estrellas de agua y una perla en el jefe. La reina había salido de madrugada de la Poza de las Doncellas sin que cabe otra mujer de agua -nombre que se los da a las hadas- lo hubiera visto abandonar el palacio de las hadas. El joven quedó completamente embelesado y, rápidamente, se enamoró de la doncella. Sin miedo a la respuesta, el hombre se dirigió hacia la mujer de agua y le pidió matrimonio. Después de hacerse rogar un poco, pero, la mujer aceptó la propuesta del heredero del cortijo Vilaplana. Ahora bien, con una sola condición: que nunca jamás pronuncias las palabras «mujer de agua y pata hendida», puesto que «pata hendida» es la expresión asociada a la pata de cabra, que hace referencia al demonio. Es decir, que si alguna vez el hombre pronunciaba estas palabras, estaba relacionándola con hechizos maléficos del diablo y los malos espíritus.

El desenlace fatal
El tiempo pasó y la pareja vivía feliz, sin inconvenientes. Un buen día, como cada semana, el hombre hacer vía hacia el mercado de Granollers, como de costumbre. Aprovechando la marcha del heredero de Vilaplana, una bruja envió una gran nube que amenazaba la cosecha de trigo, la principal fuente de ingresos de la familia. Para prevenir las lluvias, la mujer pidió a un pelotón de segadores que recogieran toda la cosecha, a pesar de que todavía estaba tierno. Una medida desesperada por tiempos desesperados. Cuando todo el trigo estaba segado y al capazo, pero, las nubes se disiparon como por arte de magia. El heredero, al volver al cortijo, se puso las manos en la cabeza y, en un pronto de furia, pronunció las palabras: «Mujer de agua y pata hendida». Su esposa, tal como lo había advertido, marchó hasta la poza donde había vivido toda la vida. Y se llevó las dos hijas. El heredero, pues, perdió toda su vida y quedó completamente solo en el cortijo de Vilaplana.
Esta leyenda, que ha perdurado generación detrás generación, ha convertido las Pozas de la Doncella en el escenario de una historia de amor, brujas y hechizos. En estos momentos, es un espacio completamente abierto al público al cual se puede acceder a través de varias rutas. Ahora bien, varios excursionistas aseguran en comentarios a Wikiloc -la página de referencia para las rutas de excursionismo- que es un lugar con bastante dificultado para acceder.