¿Cuál es el pueblo más bonito de Cataluña? No es una pregunta sencilla de responder, ya que intervienen una gran variedad de factores. Para algunos, CadaquésAgregado dentro del término municipal de Camprodon, en el Ripollès, este pueblo con casi 2.500 habitantes -2.487, según los datos del Idescat del 1 de enero de 2023- se ha convertido en un paraíso turístico para las segundas residencias. Situado en la cabecera del río de Llierca, sus casas de piedra se agrupan alrededor de la riera de Beget, diseminadas. (Alt Empordà) es la respuesta más acertada, mientras que otros se inclinan por pueblos del interior como Besalú, situado en la comarca de la Garrotxa, o Siurana, en el Priorat -ambos reconocidos por la revista estadounidense National Geographic. Las opiniones son muy diversas. Para la asociación de los pueblos más bonitos de España, sin embargo, a diferencia de las valoraciones de la comunidad internacional, los mejores destinos de Cataluña no son ninguno de los mencionados anteriormente. Concretamente, la entidad destaca el pueblo de Beget, situado en la Alta Garrotxa, pero adherido al término municipal de Camprodon (Ripollès), el municipio de Naut Aran (Valle de Arán) y Durro, un término municipal del Valle de Boí.
La asociación destaca estos tres municipios porque durante el año 2024 recibieron más de 1.260.000 visitantes, buena parte de los cuales procedentes de diversos países. De hecho, 425.595 fueron turistas internacionales, mayoritariamente franceses, ingleses y alemanes: «Estos datos reflejan el creciente interés de los turistas extranjeros por descubrir la riqueza cultural, patrimonial y natural de estos municipios», argumentan desde la asociación a través de un informe. Según indican los mismos datos, el municipio aranés, que incluye localidades como Artigues o Bagergue, entre otros, ha sido el pueblo -de los tres en conjunto- que ha absorbido más visitantes, tanto locales como extranjeros, durante el 2024.

Beget (Alta Garrotxa)
Agregado dentro del término municipal de Camprodon, en el Ripollès, este pueblo se ha convertido en un paraíso turístico para las segundas residencias. Situado en la cabecera del río de Llierca, sus casas de piedra se agrupan alrededor de la riera de Beget, diseminadas. Antiguamente, Beget era una población con entidad propia, pero a partir del año 1969 pasó a formar parte del municipio de Camprodon. En estos momentos, el pequeño pueblo está estructurado en tres sectores diferenciados, los cuales están divididos por dos rieras y conectados entre sí a través de dos puentes. El edificio que más destaca de esta población es la iglesia de Sant Cristòfol, la construcción que se ha convertido, con los años, en el núcleo del centro histórico del término municipal.

Naut Aran (Valle de Arán)
En segundo lugar, el municipio de Naut Aran -que en catalán significa Alto Arán- es la población más extensa de la comarca, ya que está formado por la fusión de los términos de Arties, Salardú, Gessa, Tredòs, Montgarri y Bagergue. Según los últimos datos del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), este municipio tiene unos 1.900 habitantes repartidos en las diferentes poblaciones del territorio. Es uno de los destinos más escogidos por los amantes de la arquitectura románica, ya que concentra diversas edificaciones de este estilo. Además, también es un municipio que cobra una vida especial durante el invierno, ya que buena parte de las actividades que se pueden llevar a cabo están vinculadas con la nieve.
Església de la Nativitat de Durro (Alta Ribagorça) pic.twitter.com/dTuW1yuWMo
— Antoni Gelonch (@Antoni_Gelonch) May 20, 2023
Durro (Alta Ribagorça)
Por último, la asociación también destaca el pueblo de Durro, situado en plena Vall de Boí, en la comarca de la Alta Ribagorça. Se dice que es uno de los pueblos mejor conservados de todo el Valle, ya que el entramado de casas y calles empedradas aún mantienen un espíritu medieval. Más allá de la belleza paisajística del entorno natural, también se puede visitar la iglesia de la Natividad de la Mare de Déu y la ermita de Sant Quirc de Durro, dos construcciones eclesiásticas reconocidas como patrimonio de la humanidad -de la misma manera que otros edificios románicos del Valle y el Pirineo catalán.