El camino de ronda de la Costa Brava es una de las rutas más conocidas de Cataluña. Estos caminos, que conectan Blanes, en la Selva, y Portbou, al norte del Alt Empordà, cerca de la frontera francesa, recorren la costa catalana. Sus orígenes se remontan al siglo XIX, momento en que las autoridades de la época habilitaron un conjunto de senderos que comunicaban las diferentes poblaciones costeras y permitían a la policía española -encargada del control marítimo- vigilar a los contrabandistas que desembarcaban en las playas del norte del territorio catalán para comerciar. A pesar de las intenciones de vigilancia, el Camino de Ronda terminó convirtiéndose en una de las principales rutas de estraperlo del país, especialmente después de la Guerra Civil española.
Las autoridades, alertadas por el contrabando, intentaron clausurar esta ruta que recorre la Costa Brava, pero no lo lograron. Sin embargo, a medida que Cataluña se fue recuperando de los estragos económicos de la guerra, y se adhirió posteriormente a la Unión Europea -lo que implicó la disolución de las fronteras comerciales-, esta ruta de estraperlo fue perdiendo peso hasta el punto de convertirse en un recorrido frecuentado por turistas. De hecho, muchos establecimientos turísticos de la zona han convertido el Camino de Ronda en uno de los grandes reclamos para atraer clientela a sus negocios. Esta ruta de la Costa Brava, pues, aunque de una manera legal, sigue siendo una fuente de ingresos. Estas rutas, que permiten descubrir todos los paisajes costeros de la zona, son aptas para todos los públicos, ideales para descubrir durante una escapada de fin de semana a las comarcas gerundenses.

Diversas posibles rutas
El Camino de Ronda conecta Blanes con Portbou, motivo por el cual hacerlo completo requiere unos cuantos días. Sin embargo, de la larga ruta que recorre la Costa Brava destacan algunos caminos. Uno de los tramos más destacados es el que conecta Lloret de Mar con Tossa de Mar, ambos municipios situados en la comarca de la Selva, ya que se trata de un recorrido de doce kilómetros de largo -algo que se puede hacer en un solo día- y pasa por lugares como la cala Canyelles, la cala Morisca o la cala Llevadó. Este tramo está catalogado como recorrido de dificultad media y, aunque se podría hacer en tres o cuatro horas, es recomendable hacer una parada en alguna de las calas para bañarse en el Mediterráneo.
Esta es una posibilidad para los excursionistas que solo quieren probar un poco de la Costa Brava, pero también hay opciones para los amantes del senderismo. Una opción más larga es hacer una ruta circular que parte y termina desde Girona, transcurre por el macizo de las Gavarres, continúa por el macizo de la Ardenya, llega hasta el litoral de la Costa Brava y regresa a Girona por la llanura del Empordanet y la cima del Santuario de los Ángeles. Esta ruta está diseñada para hacerse a lo largo de ocho días, ya que, además de ser de 140 kilómetros, también tiene un desnivel de 3.877 metros. Así pues, el Camino de Ronda ofrece posibilidades tanto para las personas que, simplemente, quieren disfrutar de un paseo por la costa catalana como para las personas que quieren descubrir todos los secretos de la Costa Brava.