El otoño es el momento ideal para adentrarse en los bosques de Cataluña. Los colores anaranjados y la ligera bajada de las temperaturas convierten esta época del año en el mejor momento para escapar de la rutina y descubrir la riqueza natural del país en una breve, pero provechosa, escapada de fin de semana. Hay bosques muy concurridos, otros, sin embargo, poco conocidos. Uno de estos casos es el pequeño bosque de la Pineda de Can Camins, situado muy cerca del Prat de Llobregat (Baix Llobregat). Esta pineda, de casi treinta hectáreas de extensión, forma parte de la red Natura 2000, una red europea, tal como detallan desde la Generalitat, «de espacios naturales que tiene como objetivo hacer compatible la protección de las especies y los hábitats naturales y seminaturales con la actividad humana que se desarrolla en ellos».
La curiosidad de este pequeño espacio natural, sin embargo, no se basa solo en la variedad de «poblaciones vegetales singulares» que se esconden en su interior, sino en la exclusividad de visitarlo. Según explican desde la web de turismo del Prat de Llobregat, la Pineda de Can Camins solo se puede visitar diez días al año. En concreto, este pequeño bosque del Baix Llobregat solo está abierto el primer domingo de cada mes durante la visita guiada que se realiza a las once de la mañana. Ahora bien, durante los meses de julio y agosto, la pineda permanece completamente cerrada. De esta manera, solo hay diez días en todo el año en los que se puede descubrir la belleza natural de este espacio protegido. Todas las personas que quieran adentrarse, pues, deberán esperar, como mínimo, hasta el domingo 2 de noviembre para poder realizar la visita guiada. En cada visita solo pueden participar veinticinco personas, y desde el consistorio recuerdan que no se puede reservar plaza: «La inscripción se realiza el mismo día de la visita en el punto de encuentro y por orden de llegada», apuntan.

Un paraíso para los amantes de las aves y las setas
La Pineda de Can Camins es un espacio natural ideal para descubrir la variedad de fauna y flora del país. Su ambiente sombrío, con senderos estrechos escondidos bajo los inmensos pinos, convierte este rincón del Prat de Llobregat en un buen lugar para avistar aves como el pito real y los carboneros. Más allá de las aves, dentro de este espacio protegido también se pueden encontrar algunas setas poco comunes durante algunas épocas del año, especialmente en otoño. Hay que tener muy claro, sin embargo, que está totalmente prohibido recogerlas. El órgano encargado de gestionar y proteger la riqueza paisajística de este espacio es el consorcio de los espacios naturales del delta del Llobregat, gran parte de los cuales están amenazados por la polémica ampliación del Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat.